Por motivos de trabajo, mi tío Hernán (hermano de mi
papá) se vino a quedar a mi casa. Solo teníamos dos habitaciones, por lo que
vino a quedarse en la mía. Cuando llegó deshizo sus maletas y de inmediato se
adueñó del espacio en mi closet y se aventó en mi cama. “¡eh, esa es mi cama!”
–le dije. “Bueno, aún no he podido comprar una cama así que por ahora vamos a
compartir está, los dos cabemos así que está bien” –me respondió. “¿Qué?” –le
pregunté asombrado. No llevaba ni dos minutos y ya quería dar órdenes. “Vamos hijo, será solo por unos días hasta
que podamos conseguir una cama” –dijo papá. “Bueno, supongo que no tengo
opción” –respondí resignado. “Los dejo para que se conozcan y descansen. Me voy
a dormir, ¡adiós!” –dijo papá.
Mi papá se fue, dejándome solo con ese tipo, yo lo había
visto un par de veces pero nunca habíamos hablado. Era intimidante, muy alto
como de 1.85 y muy robusto, un poco gordo y con una mirada muy sería, sin duda
yo no diría la primera palabra. “¿Qué pasa pequeñín? ¿Me tienes miedo?” –me
pregunta riendo. “No, no, para nada” –le respondo. “Vamos a vivir juntos hasta
que te independices o hasta que me despidan, lo que pase primero” –dijo él con
una sonrisa burlona. “Sí. Creo que voy a dormir ya” –le dije. “Bueno, si estás
cansado. Yo me voy a dar una ducha” –dijo él. “Ok, el baño está justo detrás de
ti” –le dije indicándole. De inmediato se empezó a quitar la ropa frente a mí,
sin dudarlo ni un segundo. Me quedé estupefacto ante eso, pensé que se iba a
desnudar en el baño pero no le importó que yo estuviera ahí. “¿Qué pasa? ¿Nunca
has visto a un hombre desnudo?” –me preguntó. “No, es, es que…” –no sabía que
responder. “Tranquilo, está bien quedar
sorprendido ante mi cuerpo, es la reacción natural de la gente al ver mi verga
y mis bolas, además de todo mi cuerpo, soy un toro en la cama y se nota con
solo verme, ¿verdad?” –me dice él. “Sí, bueno,
supongo” –le respondí con timidez. “Supones bien, con mi verga he destrozado,
conchas y culos, las mujeres solo con verme se acercan a preguntar mi nombre y
hasta algunos maricones. He tenido sexo con hombres también, es rico” –dice
sonriendo. “Entonces, ¿eres bisexual?” –le pregunté. Soltó una carcajada y
dijo: “Los jóvenes y sus cosas. Bueno supongo que sí. Ya, me voy a dar una ducha”.
Se puso de pie y pude ver su verga perfectamente, era como de 15 centímetros
estando dormida. También al darse la vuelta pude verle el culo, muy peludo como
todo su cuerpo y con nalgas grandes.
Intenté dormir pero no podía dejar de pensar en lo que
había visto y lo que me había contado mi tío, nunca había visto otro hombre
desnudo desde que me bañaba con papá a los 5 años y ni lo recordaba. Ahora era
mi tío al que veía, seguía sin caerme muy bien, pero pensé que si la
convivencia con él no era buena, por lo menos podría verlo desnudo de vez en
cuando. Después salió de la ducha. “¿Sigues sin poder dormir pequeñín?” –me
pregunta. “Sí, a veces me insomnio” –le respondo. “Yo creo que tus padres
también tienen insomnio” –dice con una risa un tanto morbosa. “¿Por qué?”
–pregunto. “Desde aquí no se escucha, pero desde el baño se escucha como tu
mamá gime” –dice con morbo. “¿Qué? ¿Mis padres están cogiendo?” –le pregunté.
“Sí y parece que tú papá le está dando muy duro. ¡Ven, escucha!” –me responde. “Voy”
–le digo movido por el morbo. Fui al baño y efectivamente, se escuchaba a mi
mamá gemir, mi baño queda justo al lado de su habitación. “¡Oh vaya, es cierto!”
–digo. “¡Claro que es cierto! Y pensar que a tu papá le tenían que limpiar el
culo hasta los 15 porque nunca aprendía el baboso, ¡y ahora míralo! ¡Haciendo
gemir a su esposa!” –me dice él. “¡No puedo creerlo! ¡Es tan raro!” –le digo. “¡No
es raro, es excitante!” –me dice de manera perversa. Cuando me giré mi tío
estaba detrás de mí con la verga erecta. “Oiga, ¿qué le pasa?” –le pregunto.
“¿Qué? ¿Mi verga? Estoy caliente por oír a tu mamá gemir” –me responde. ¡No sea
pervertido, respete a mi madre!” –le dije. “¿Respetar qué? ¡Gemidos son gemidos.
Además, a ti también se te paró la verga” –me dice. Vi hacia mi pijama y era
cierto, mi verga estaba a punto de reventar. “¡Oh, tiene razón!” –le dije. “¡Claro!
¡Ellos están disfrutando! Vamos a disfrutar nosotros también. Metete al baño,
nos vamos a masturbar escuchándolos” me dice él. Ya no pensaba con claridad por
el morbo, me metí al baño y mi tío hizo lo mismo, él se sentó en el baño y yo
me apoyé en la pared, me quité el bóxer y me empecé a tocar. “¡Uy que ricos
gemidos suelta la puta de tu madre! ¡Ay que rico!” –decía con perversión mi tío
mientras se pajeaba. “¡Ah! ¡No le diga así a mi mamá!” –le dije. “¡Yo le digo
como quiera! ¡Sigue pajeándote!” –me dijo. “Está bien” –le dije y seguí
pajeándome. Antes ya me había corrido buenas pajas, pero nunca con otro hombre
al lado, eso hacía que mi placer fuera en aumento. “¡Ah, ya voy a acabar!”
–decía mi tío entre gemidos de placer. “¡Yo también! ¡Ah, sí que rico le están
dando!” –decía yo. Los dos acabamos casi al mismo tiempo, era impresionante ver
la cantidad de semen que mi tío botaba, yo también solté unos buenos chorros,
nos limpiamos con papel higiénico y nos metimos a la habitación. “¡Uffff! ¡Tu
padre todavía sigue! ¡Increíble, esa mujer lo ha hecho mejorar mucho!” –dice él
casi jadeando. “¡Qué buena paja tío! Nunca había hecho algo así. Escuchar a mis
padres coger y masturbarme” –le dije. “¿Nunca? Yo llevo haciéndolo toda mi
vida, he escuchado a mis padres, mis tíos o
primeros. ¡Mis mejores recuerdos de adolescente!” –dice riendo. “Bueno,
ya fue suficiente por hoy, parece que papá ha terminado, los gemidos se
detuvieron” –le dije. “Sí, vamos a dormir, mañana será otro día” –me dice. Fuimos
a dormir, mi tío nunca se vistió, durmió completamente desnudo.
A la mañana siguiente, escuché la voz de mamá: “Hijo, a
levantarse” –me dice. “¿Qué? Ah, ya, ya voy” –le digo. “¡Buenos días cuñada!”
–dijo mi tío completamente desnudo mostrando su verga a mi madre. “Buenos días
Hernán. Te agradecería que te vistas si vas a dormir en la habitación de mi hijo.
Los espero afuera para desayunar. Con permiso” –dijo ella seria. “No pudo
taparse para que no lo viera, eso es una falta de respeto a mi madre” –le dije
con cierto enfado. “No es para tanto, ya escuchaste anoche que tu mamá no es
una santa, no pasa nada porque se deleite la vista viendo otra verga que no sea
la de su marido” –me dijo él con una sonrisa. “Pero es su cuñada. ¡La esposa de
su hermano!” –le dije. “¡Ay mijo! No sabes
cómo funcionan las personas. Puede que esté casada pero, de todas formas le va
a gustar ver a un hombre desnudo, está en su naturaleza amar la verga. Lo mismo
con los hombres casados, ven una mujer desnuda y se les van los ojos, todos
quieren tener sexo con todos pero la sociedad los limita” –me respondió.
“Bueno, pues acepte esos limites, me voy a cambiar para ir a la universidad.
Ahora, lárguese de mi habitación” –le dije. “No me hables así, nos estamos
llevando bien. No me trates de usted. Además, en el fondo sabes que tengo razón en lo que te
digo” –insistió él. “Eres muy irrespetuoso, vete, me voy a cambiar” –le dije ya
con más enfado. “Ok, me voy, pero recuerda, yo te quiero mucho sobrino.
Muchísimo, a pesar de todo” –me dijo acariciando mi rostro.
Se puso un short y salió. Estaba molesto con él por
faltarle el respeto a mi madre y no disculparse. Me vestí y salí a desayunar. “¿Cómo
está mi campeón? ¿Dormiste bien con tu tío?” –me preguntó papá. “No” –respondí
de forma seca. “Recuerda que será por unos días. No te preocupes” –dijo papá.
“Como sea. Me voy a la universidad” –le dije. “Cuando regreses, haré todo lo
posible para que nos llevemos mejor, te quiero mijo” –dijo mi tío. “¡Haz lo que
quieras!” –le dije. Aunque actué arrogante porque estaba molesto, me sentí muy
lindo cuando me dijo: “Te quiero”. Era muy lindo escucharlo decir eso siendo un
hombre tan grande y rudo. Todo el día en la universidad, me la pasé pensando en
mi tío, sentí que hice mal en molestarme y al volver estaba decidido a pedirle
disculpas. Pasó la mañana y me fui a casa.
Abrí la puerta de casa y me encontré con una escena digna
de una porno en plena sala de estar. Mi tío sentado en el sillón, encima de él
mi madre saltando en su verga. “¡Ay! ¡Ah! ¡Hernán, que rico!” –decía mamá con
una voz de caliente que no le había escuchado nunca. “¡Toma putita! ¡Qué rico
culo! ¡Mi hermano supo escoger bien!” –decía mi tío disfrutando del culo de mi
madre. “¡Pero que mierda!” –dije. Saltaron y se pusieron de pie de inmediato,
mi madre se tapaba la babeante vagina con una mano y las tetas con la otra,
mientras que mi tío dejaba al aire su verga sin pudor. “Mijo, tranquilo, no te
alteres” –dijo mi tío. “¡Cómo quieres que me tranquilice viendo que estás
violando a mi madre!” –le dije a los gritos. “¡A ver, a ver, a ver! Nadie está
violando a nadie mijo, tu mamá y yo estamos cogiendo porque los dos estamos de
acuerdo. ¡Es consensuado!” –dijo él. “¿Qué? ¿Esperas que te crea?” –le
pregunté. Mamá guardaba silencio, pero asentía; seguía tapando su concha y sus
tetas. “Hijo, es verdad, tu tío y yo estábamos cogiendo porque queremos, no me
ha obligado a nada” –dijo ella. “¡Pero mamá!” –le dije. “Ya vez, mijo, no pasa
nada, ya te dije es un acto sin malicia, solo placer, no hay nada de malo”
–dijo mi tío con una sonrisa. “La verdad es que tu tío y yo nunca nos llevamos
bien. ¡Esto fue una forma de mejorar los lazos!” –dice mamá ya sin dejar de
cubrirse y agarrando la verga de mi tío para masturbarlo lentamente. “¡Sí mijo! Hoy en la mañana, cuando tu mamá me
vio desnudo, sintió algo, pero lo dejó pasar, hasta que hace un rato le pasé mi
verga por el culo, no pudo evitar subirse encima mío y, bueno ya sabes, lo que
viste” –confirmó mi tío. “¡Todo está bien hijo! nadie va a sufrir con esto”
–dice mamá sin dejar de pajear a su cuñado. “¿Nadie? ¿Cómo tienes el descaro de
decir eso? ¿Acaso papá no sufriría? ¿Qué va a pensar de esto?” –le pregunté. “Tu
papá no se va a enterar” –dijo mamá. “¿Cómo qué no? ¡Le fuiste infiel con su
hermano!” –le dije con enojo. En eso mi tío dice: “Mijo déjese llevar por el
placer. ¿Acaso no te gustó verme desnudo de nuevo y encima con tu mamá dándome
sentones en la verga? Debes tener la verga bien parada?”. “Sí, pero…” –alcancé
a decir cuando me interrumpió mi tío y dijo: “Pero nada, vamos a seguir, Súbete
cuñada encima de mi verga, esté chico quiere ver sexo”. Mamá se subió encima de
mi tío y le empezó a dar sentones otra vez, no me dio tiempo a reaccionar, ya
estaban cogiendo y la verdad estaba muy caliente, me quité el pantalón y el bóxer.
Me senté en el sillón de en frente y me empecé a masturbar.
La escena que tenía frente a mis ojos era tan caliente
como perversa, mamá simplemente se dejaba llevar por el placer, la escuchaba
gemir con tanto placer que hacía hervir mi sangre y me pajeaba como un cerdo
mirándola. “¡Eso sobrino! ¡Dale dura a la paja! ¡Mira como tu madre salta
encima de mi verga!” –decía mi tío mientras le abría las nalgas a mamá. “¡Ah! ¡Ay
Hernán! ¡Qué rico! ¡Pajéate hijo viendo como me la mete tu tío! ¡Ah!” –decía
mamá con tanta calentura que no podía despegarme de mi verga. Mi tío le
agarraba de las caderas y las nalgas a mi madre, se la metía bien rico por el
culo. Luego de un rato mi tío acabó dentro de su culo y yo también lo hice en
las nalgas de mi caliente mamá. “Bueno, ¡eso fue increíble!” –dijo mi tío. “¡Ay
sí, hace tiempo que no me la metían por el culo!” –le dice mi madre. “¿Y tú,
sobrino, qué tal?” –me pregunta él. “Muy bien, gracias por dejarme ver tío” –le
respondí. “No es nada mijo, es tu mamá tienes derecho a ver. Solo no le digas a
tu papá y podrás ver todas las veces que cojamos y puedes participar si quieres,
¿verdad cuñada?” –dijo el tío Hernán. “Sí, hijo, es nuestro secreto. Es lo
mejor para que yo esté feliz con un macho de verdad y si te unes en alguna
oportunidad, complacerte sería un placer” –respondió mamá. “Pero, ¿papá no te
hizo gemir anoche?” –le pregunté. “¿Qué? ¡Eso era todo fingido! Lo cierto es
que tu padre es un hombre maravilloso en todo, buen padre, trabajador,
cariñoso, pero no sabe tratar una mujer en la cama, ahora el estará feliz pensando
que es bueno en el sexo y yo tendré a su hermano para que me dé duro como debe
ser, todos felices” –me dice ella. “¡Oh! ¡Ahora entiendo todo! Supongo que es
lo mejor para todos” –le dije. “¡Qué bien que lo entiendas sobrino! Ahora
vamos, los voy a llevar a comer y a comprarles cosas al centro comercial” –dijo
mi tío.
El resto del día fuimos al centro comercial, almorzamos y
mi tío nos compró mucha ropa a mi mamá y a mí, a pesar de haber estado teniendo
sexo horas atrás, mi tío y mi madre se trataban como cuñados manteniendo cierta
distancia. La pasamos bien y ahí fue cuando terminé de aceptar a mi tío dentro
de la familia. Regresamos a casa y ahí estaba mi papá en la sala donde antes le
habían roto el culo a su esposa. “¡Ahí están! ¡Me dejaron solo! ¿Qué tal la
pasaron?” –dijo papá. ¡Muy bien papá! Mi tío nos compró muchas cosas, es el
mejor!” –le respondí. “¡Oh, qué bien! Gracias Hernán, no estoy pasando por una
buena situación económica ahora mismo. Te agradezco por alegrar a mi familia”
–le dijo papá. “¡No es nada hermano! Solo lo hice para alegrar a mi sobrinito y
a su mami un rato, no me cuesta nada” –le responde mi tío. “Bueno, bueno vamos a
cenar y a dormir que es tarde” –dice papá.
Después de cenar, mis padres fueron a su habitación, y mi
tío y yo a la nuestra. “¡Ah, qué buen, día! ¿Cierto sobrino?” –me dijo. “¡Sí!
Gracias por todo tío. Me porté un poco mal contigo en la mañana, pero ahora todo
está bien, te quiero mucho tío” –le dije. Me asombró mi respuesta, pero era
cierto. “Yo también te quiero y no te preocupes, te entiendo, pero bueno,
ahora, tu madre y yo vamos a ser amantes. Tu y yo tenemos que ser los mejores
amigos” –me dijo. -“¡Sí, claro que sí! Bueno, hazte un lado, me voy a acostar”
–le dije. “Ven para acá mijo, vamos a
dormir abrazados” –me dijo. “¡Voy!” –respondí ansioso. Me acosté a su lado, y
se me puso como en cucharita abrazándome, sentí su verga rozando mi pijama,
entre mis nalgas, me movía para sentirlo más. Me sentía caliente, a la vez
sentía como su verga se ponía dura. “¿Qué pasa sobrino, te molesta mi verga?”
–me preguntó. “¡No, no me molesta!” –le respondí sin dejar de mover mis nalgas.
“¿Entonces te gusta?” –me preguntó. “Sí tío, me gusta” –le respondí. “A mí
también me gusta tenerla entre tus nalgas. ¿Quieres que te la meta?” –dijo de
forma perversa. “Ay sí, cógeme. Métemela” –le respondí. “Eso quería escuchar
sobrino” –me dijo. Me bajó el pantalón de pijama y el bóxer me acarició una
nalga y me metió la punta del glande, sentí un fuerte pero placentero dolor en
mi ano, lo disfruté por la manera en que mi culo recibió su verga. Me empecé a
mover despacio para dejar que mi culo se amoldara. “¡Que rico! Métela más
adentro” –le dije casi suplicándole. Sin perder el tiempo, me la clavó de una,
en ese momento sentí como mi ano se abrió por completo y se empezó a mover de
manera tan deliciosa, que mi cuerpo temblaba. Su verga era exquisita y yo estaba
al borde del placer. Me quité la ropa y le ofrecí mi cuerpo desnudo, él besaba
mi cuello, le pasaba la lengua y me decía que desde que llegó quería cogerme,
oírlo decir eso me calentaba mucho más y gemía pidiéndole que siguiera dándome
verga.
Con desesperación, le decía. “¡Ay, más! ¡Dámela toda tío!”.
Estaba tan caliente que acompasaba los movimientos de mi tío con los míos, no
quería que ni un centímetro de su candente verga se saliera. “¡Ah! ¡Qué rico!”
–le decía sin parar de moverme. Siguió penetrándome cada vez más rápido y
sentía tan rica su verga que no podía dejar de gemir. Era la primera vez que
tenía sexo y me encantó que fuera por mi culo. De pronto, algo extraño sucedió,
acabé sin si quiera masturbarme. No podía creer que eso fuera posible. “¡Ah,
eyaculé! ¡Oh, es riquísimo!” –le dije. “Si te la meten bien rico por el culo puedes
llegar a eyacular sin tocarte sobrino. ¡Es lo más rico del mundo!” –dijo él sin
parar de metérmela. “¡Ay tío! ¡Ah, se siente delicioso!” –le decía. “¡Ah, ahora
voy a acabar yo!” –me dijo. Eso fue música a mis lujuriosos oídos. “¡Hazlo
adentro! ¡No me saques la verga!” –le dije. Mi tío gimió y bufó como un animal
salvaje. Su verga se empezó a vaciar en mi culo, podía sentir los tibios
chorros de semen llenando mis entrañas, era riquísimo sentir como mi culo
recibía cada borbotón de su esperma. “¡Ay que rico! ¡Siento tu semen dentro
mío” –le dije. Acarició mi rostro y me dijo: “Pensé que no querrías que te
cogiera”. “Creo que siempre lo quise, pero no me atrevía a decirlo, así como
ahora quiero chuparte la verga y que me sigas cogiendo” –le dije. No sé lo que
me sucedía, estaba demasiado caliente y no quería dejar pasar el tiempo.
Mi tío no respondió nada, solo se acomodó y me acerqué
para devorarle la verga, aun la tenía dura, lo pajee unos minutos y se la
empecé a chupar, se sentía tan dura, tan deliciosa que me la tragaba entera. Me
gustaba esa sensación de arcadas que me producía al tenerla toda dentro de mi
boca que casi no podía respirar. Luego de un rato mi culo estaba listo para su
verga, me le subí encima y me deslicé despacio. Lentamente me empecé a mover,
subía y bajaba, mi verga estaba tiesa pero esta vez me empecé a pajear mientras
estaba ensartado, era algo divino, indescriptible, que me provocaba placer y
morbo a la vez, esa mezcla perversa de lujuria que me tenía extasiado. Lo
miraba mientras su verga entraba y salía, me mordía el labio y me pajeaba.
Luego de varios perversos momentos montado en su verga acabé, dejando caer mi
semen en su vientre y en su pecho, él siguió taladrándome el culo hasta que
acabó y otra vez sentí su caliente llenando mi ano. Caí en su pecho por el
cansancio y lamí mi semen, fue algo lleno de morbo pero exquisito a la vez. “Ha
sido demasiado maravilloso” –le dije con una sonrisa. “Sí sobrino, fue
demasiado rico abrirte ese culito” –me respondió. “Ahora vamos a dormir” –le
dije. Nos besamos y nos quedamos dormidos.
A la mañana siguiente entró mamá a la habitación, los dos
estábamos desnudos, ella dice: --“Levántate hijo, se te hará tarde”. “Sí, ya
voy” –le dije. “Buenos días Hernán, ¿Cómo amaneciste hoy?” –le preguntó a mi
tío. “Con ganas de cogerme tu concha” –le respondió sin reparos. “¡Ay Hernán! ¿Tan
temprano y tan caliente? Bueno hoy no podrá ser, tengo trabajo, pero te quedas
con tu hermano, hoy es su día libre” –le dice mamá. Tío: “Bueno, veré que conversación
le saco a mi hermano” –le dice. Mamá sonrió y le dijo: “Bueno me tengo que ir,
desayunen con él, ¡hasta más tarde!”. “Bueno mijo, vamos a desayunar con tu
aburrido padre” –me dice mi tío. “Me voy a dar una ducha y voy” –le respondí.
Sentía el culo abierto y me encantaba, no hice más que entrar a la ducha y me
masturbé pensando en la rica noche que tuve y como me cogió. Bajamos a
desayunar y ahí estaba papá sentado esperándonos. Nos sentamos y empezamos a
comer.
Después del desayuno, me fui a la universidad, me la pasé
pensando en lo que hice anoche con mi tío, no podía aguantar más y se lo conté
a mi amigo. “Anoche mi tío y yo cogimos, me metió la verga tan rico y acabó en
mi culo. Nunca pensé que mi primera vez sería así, pero me encantó. Sobre todo
cuando se la chupé, eso fue exquisito” –le dije. “¡Qué bien por ti, yo también
he cogido con un tío, lo hacemos casi siempre. A veces hecho el amor con mi
tío, lo hacemos casi siempre. A veces hasta yo se la meto” –me dijo. “Me
pregunto si mi tío se dejará metérsela en el culo” –le dije. “¿Quién sabe? Quizás
hoy en la noche se lo puedas preguntar y lo puedas hacer” –me respondió. Ahora
sí tenía la cabeza hecha un revoltijo de ideas, me calentaba pensar en que tal
vez me podría coger a mi tío, también me calentaba la conversación que estaba
teniendo con mi amigo. No dejaba de mirarlo y mi verga ya estaba reaccionando. Al
parecer se dio cuenta, por qué me preguntó: “¿Te calienta?”. “Sí, mucho” –le
respondí. Nos fuimos a un lugar donde sabíamos que nadie iría, al llegar me
agarró la verga encima del pantalón y dijo: “Se nota que estás caliente, te voy
a dar un regalito para que te motives”. Se puso en cuclillas y me la empezó a
chupar. Cada vez que se la metía toda a la boca me estremecía por completo, no
sabía de esa habilidad de mi amigo, solo sabía que me la estaba chupando tan
rico que no me pude aguantar y acabé en su boca, él se tragó todo el semen que
mi verga escupió.
Regresé a mi casa pensando en que en la noche se la iba a
meter a mi tío. La erección que tenía era brutal, hace tiempo que no estaba tan
caliente como esa tarde. Llegué, abrí la puerta y fui a mi habitación, pero
antes de entrar, escuché algo que llamó mi atención: “¡Ay, sí, qué rico!”. Era
mi tío gimiendo, eso significaba que se estaba metiendo algo por el culo o
estaba cogiendo. Pensé si se está dando por el culo entonces si le gustaba. Era
el momento de entrar y decirle que yo podía hacerlo mejor. Entré y vi las nalgas
de mi padre moviéndose, él estaba cogiéndose a mi tío, me sentí muy extraño y
no pude decir nada, solo entré y ellos me vieron. “¡Sobrino, te estábamos
esperando!” –dijo mi tío entre gemidos. “Hijito, ¡tu tío me lo contó todo!
Ahora todos vamos a tener sexo entre todos. No me molesta que él se la meta a
tu madre o a ti, solo es sexo” –me dijo papá mientras le daba verga al culo de
su hermano. “Entonces, ¿me estaban esperando? ¡Porque tengo ganas de un culito!
Vengo todo el día pensando en cogerme a mi tío, ahora veo que hay otro culo
disponible, y la tengo bien parada” –les dije. “¡Ay hijo, métemela! ¡Ni siquiera
preguntes!” –dijo papá. Se la metí a mi viejo mientras él se la metía a mi tío.
La habitación se llenó de gemidos y de morbo, el olor a sexo Era palpable,
excitante y cautivador.
Después de varios minutos cogiéndonos como locos, uno a
uno empezamos a eyacular, el primero en recibir una copiosa descarga de semen
fue mi tío, el encargado de llenarle el culo fue papá, quien no se contuvo
hasta que se vació por completo, dejándole el culo abierto y lleno de semen.
Luego fue el turno del culo de mi padre fue llenado por mi semen, no niego que
fue perverso y lleno de morbo sentir como mi verga se vaciaba en su culo y la
manera vulgar en la que pedía semen era algo sin igual. Después fue el turno de
mi tío, nos hizo arrodillarnos en el piso para esperar su delicioso semen salir
de su verga. Los dos estábamos igual de calientes esperando recibir ese tibio
semen, parecíamos dos perros sedientos con la boca abierta y la lengua afuera,
hasta que al fin salió el primer chorro que dio directo en mi cara, lo mismo
pasó con papá, también recibió una descarga en su cara, hasta que los otros
cayeron en nuestras bocas.
Después de algunas horas estábamos aun desnudos, en eso
sentimos la puerta, era mamá que regresaba de su trabajo, lejos de escondernos
fue como si la estuviéramos esperando. “Tráela a la habitación hijo” –dijo
papá. Sentí como mi verga se puso dura al recibir esa instrucción y rápidamente
bajé las escaleras. Al verme se sorprendió gratamente y me dijo: “Parece que
estás muy caliente hoy hijo”. Sonreí y le dije: “Sí, un poco, todo por tu
culpa. Desde que te vi cogiendo con mi tío que no me puedo sacar de la mente
las ganas de cogerte”. No sé si esperaba mmi respuesta pero casi de inmediato
estaba en cuclillas chupándomela. Sentir su deliciosa lengua paseándose por mi
verga era exquisito, pero la manera en que se la tragaba era perversa, me ponía
más caliente de lo que ya estaba. Le quité la ropa y le dije: “¡Vayamos a la habitación!”.
Mamá no se negó, me agarró de la verga y subimos la escalera, en cada paso que dábamos
en el segundo piso nos deteníamos para besarnos de forma lujuria, lo que
aumentaba la calentura en ambos. Al entrar al cuarto estaban mi papá y mi tío
desnudos y se masturbaban entre ambos, no sé si le pareció chocante la escena
pero si excitante, no tardó en subirse en la cama y chupársela a ellos, a mi me
dijo: “¡Cógeme!”. Obviamente obedecí esa candente petición y se la metí por la
concha, estaba húmeda y caliente. Me empecé a mover salvajemente, dándole verga
como a ella le gusta, de vez en cuando dejaba escapar un sensual gemido cuando
tomaba aire después de chupar la verga de su esposo y su cuñado a la vez.
Después se la metí por el culo, se sentía tan apretado, tan rico para ser
cogido que se la metía sin miramientos.
Ya sin inhibiciones, hice que se subiera encima de mí
entrando mi verga en su deliciosa concha. El afortunado de metérsela en el culo
fue mi tío y papá se encargó de llenarle la boca de verga. Los tres manteníamos
ocupada a mi madre, quien con lujuria disfrutaba de tres vergas a la vez. Luego,
se la comió a mi tío y mi papá le ensartó el culo, ya no tenía que fingir, de
verdad lo estaba disfrutando. Todos alternamos por su culo, su concha y su boca
y la muy puta pedía más. Luego de un largo tiempo, mamá tenía el semen de los
tres en todos sus agujeros. La clara de placer que tenía era un deleite para
nuestros pervertidos ojos, sin duda verla cubierta de semen era una obra de
arte llena de lujuria. Coger todos los días los cuatro se volvió una riquísima rutina saturada de
perversión, morbo e incesto desenfrenado, el que disfrutábamos sin culpas.
Aunque el tío Hernán era el mismísimo demonio, fue quien
nos enseñó a disfrutar del sexo, del incesto y de las formas más pecaminosas de
coger.
Pasiones Prohibidas ®