sábado, 1 de marzo de 2025

89. Cuando descubres algo que no imaginas

 

Hola mi nombre es Álvaro tengo 22 años, actualmente vivo solo, pero en ocasiones voy a visitar a mi madre o a mi padre, ellos se encuentran divorciados, en el caso de mi padre, él se juntó con otra mujer más joven que mi madre e hizo una familia con ella, a mi madre no le ha ido también, ha tenido varios pretendientes pero solo son aventuras pasajeras de una noche o de una semana. Mamá es una mujer que supera los cuarenta y tantos, ama cuidar su figura, va al gimnasio, se alimenta sanamente y también le gusta arreglarse, es de esas mujeres que se maquilla hasta para ir al negocio de la esquina. Dueña de una figura que muchas envidian. Mide 1.70, pelo castaño, delgada y un culo firme por los ejercicios en el gimnasio, tetas preciosas, hechas por un hábil cirujano, son redondas y grandes. Es una mujer que cualquier hombre querría en su cama y debo ser honesto, varios la han tenido ya, por eso sus fracasos. Cuando estudiaba y vivía con ella llegué a ver distintos hombres salir por las mañanas de la casa y como olvidar el ruido que hacían por la noche hasta llegué a acostumbrarme al chillido de su cama.

Lo que les voy a contar sucedió justamente cuando fui a casa de mi madre, no era tanto ir de visita, más bien quedé con un amigo para prestarle a mi perro, es un Doberman llamado Hércules, mi amigo tiene una perra de la misma raza y me comentó que quería cruzarla. Desafortunadamente donde vivo actualmente no permiten tener mascotas y es por eso que mi perro vive en casa de mi madre, ella accedió a prestar a Hércules con las condiciones de que no se lo llevaran, mi amigo debía dejar a su perra y si la cruza salía bien yo me quedaba con dos de los cachorros. Mi amigo no tuvo inconvenientes con las condiciones así que quedamos de vernos un sábado por la tarde.

Me encontraba llegando a casa de mi madre y mi amigo ya me estaba esperando afuera con su perra, se encontraba platicando con mi madre en la entrada. Invité a mi amigo a pasar a la casa, fuimos a la sala donde se encontraba una puerta de vidrio corrediza que daba hacia el patio, al instante que Hércules vio a la perra corrió a la ventana y comenzó a ladrarle, le comenté a mi amigo que antes de abrir la puerta les diéramos oportunidad de que se conocieran a través del vidrio mientras aprovechamos para comer algo. Fuimos a la cocina y mi madre ya había servido, nos sentamos y empezamos a comer mientras charlábamos de cómo nos había ido desde la última vez que nos vimos, en eso mi amigo me comentó que en la noche habría  una fiesta donde estarán muchos de nuestros amigos, me gustó la idea para reencontrarme con ellos. Al terminar de comer fuimos a la sala, Hércules y la perra estaban acostados solo viéndose por el vidrio, como ya no veía agresividad de parte de Hércules decidí abrir la puerta, en eso los dos se levantaron, Hércules retrocede y la perra fue la que tomó la iniciativa en salir al patio, vi que solo se estaban olfateando así que solo deje abierta la puerta como es costumbre para que en la noche se metieran a dormir a la casa.

Llegada la noche mi amigo y yo salimos rumbo a la fiesta, solo le avise a mi madre que saldría y que no me esperara, que estaría de vuelta hasta el otro día, soy de las personas que le gusta tomar pero conocen sus límites, eran aproximadamente las 3 de la mañana y ya éramos pocos la mayoría ya se encontraban muy ebrios así que decidí volver a casa, pedí un una taxi, al llegar vi que había un luz leve en la sala pensé que mi madre dejo alguna lámpara encendida por Zeus y su nueva amiga, así que entré con cautela para no hacer ruido y evitar que los perros ladren. Entré y cerré cuidadosamente la puerta cuando me di vuelta vi que en la pantalla de la sala estaba una película porno. Por un momento pensé que mi madre tenía alguna visita y dejaron la película, cuando me acerqué para buscar el control y apagar la pantalla, vi a mi madre que estaba sentada en el piso sobre una toalla, a un lado de ella una botella de whisky, traía puesta una bata de dormir color rosa tenía puesto unos audífonos inalámbricos para que no se escuchara la película, con las piernas abiertas, con una mano se apoyaba por detrás y con la otra se estaba tocando su vagina mientras se escuchaban leves gemidos. No se había dado cuenta que estaba detrás de ella, era la primera vez que la veía así, llegué a escucharla gemir en ocasiones con sus aventuras pero nunca la vi en vivo, me pegué en la pared, me empecé a excitar y quería seguir viéndola, así que busqué con la mirada a los perros, lo únicos que me podía delatar pero no se encontraban en la sala vi que la puerta del patio seguía abierta eso quería decir que se encontraban aún afuera así que me agaché y a gatas pase por detrás del sillón hasta llegar a unas plantas de adorno donde la iluminación de la lámpara ni de la pantalla llegaba.

Desde mi escondite tenía una mejor vista del espectáculo, estaba mi madre con la bata abierta se le veía sus tetas redondas con su pezones bien parados y su vagina llena de fluidos blancos, siendo penetrada por sus propios dedos, me fascina y me calentaba su caras que hacía de placer mientras se mordía los labios. De pronto, se levantó se quitó la bata y quedó totalmente desnuda, subió un pie al sillón y continuaba jugando con su vagina mientras con la otra mano se apretaba el pezón de su teta izquierda, giro viendo hacia la cocina y se dirigió a ella, se notaba que estaba un poco tomada por su forma de caminar, encendió la luz pero no podía ver bien que estaba haciendo, solo escuchaba que estaba lavando algo en el fregadero. Después de un momento observé que apagó la luz, venía de regreso a la sala traía en una mano un plátano, me podía imaginar para que lo utilizaría lo cual provocó que me calentara de solo pensarlo, tomó una caja de una repisa y de ella salió una tira de condones, abrió uno y se lo puso al plátano, después se sentó en la orilla del sillón alzó y abrió las la piernas recostándose en el respaldo.Tomó el plátano y comenzó a acariciar su vagina con él, poco a poco se lo metía y lo sacaba, lentamente sus gemidos aunque leves se escuchaban bien ricos, fue subiendo el ritmo hasta que tuvo un orgasmo y lanzó chorros de su vagina mientras se retorcía de placer, bajo sus piernas se sacó el plátano y se lo llevó a la boca, comenzó a chuparlo, se quedó un rato tumbada en el sillón con una mano tocándose, haciendo movimientos circulares sobre su vagina.

De pronto, entró la perra de mi amigo a la sala y comenzó a olfatear a mi madre la cual la aportaba con su pie, después sucedió lo que temía desde un inicio giró hacia donde me encontraba yo y comenzó a ladrar, sentía que me habían descubierto, mi madre se levantó la tomó del collar yo me agaché para evitar que me viera y escuché como le dijo deja de hacer ruido que vas a molestar a los vecinos. Cuando me asomé mi madre la dirigía a la puerta para sacarla de nuevo al patio en eso entró Hércules corriendo como loco, andaba muy hiperactivo. “Lo que me faltaba tú también tú” –dijo mi madre. Logró sacar a la perra pero cuando volvió para sacar a Hércules éste se levantó en sus patas traseras y agarró a mi madre por la espalda como si tratara de abrazarla moviendo sus caderas como loco, era evidente que estaba tratando de aparearse, pero por lo visto se equivocó de perra. “Me estás lastimando perro imbécil, ya suéltame” –dijo mi madre mientras trataba de zafarse, en eso mi madre cayó de rodillas al suelo. “Ya estuvo bueno Hércules, a la perra que te tienes que coger esta allá afuera” –dijo molesta. Noté que mi madre tenía rasguños en su espalda y en sus piernas, no sabía si debía salir y ayudarle, ya que descubriría que la estaba espiando, con lo borracha que ya estaba más el peso de Hércules no podía levantarse. de pronto dejó de forcejear, puso sus codos en el suelo y levantó su culo mientras abría sus piernas quedando perfecta para que el perro pudiera montarla. ¿En verdad se dejaría coger por el perro? ¡No me lo podía creer! Hércules logró tomarla por la cintura y empezó a mover su cadera sin lograr penetrar, podía ver su pene rojo como rebota, la sala estaba en total silencio solo se escuchaba los jadeos del animal hasta que se escuchó un grito fuerte y vi como mi madre estiró la pierna y Hércules comenzó hacer movimientos como loco.

Había logrado su cometido pero se la metió por el culo, mi madre solo gritaba de dolor y Hércules no se detenía le daba unas embestidas descomunales hasta el punto que hizo que mi madre se orinara a la vez que le temblaban las piernas. Después de un rato dejó de embestirla y solo se quedó encima de ella con la lengua de fuera mientras jadeaba, trató de bajarse pero no podía zafarse, quedaron pegados mientras mi madre aun con la verga de mi perro dentro de su culo ella se metía sus dedos en su vagina. Uno minutos más tarde, Hércules logró zafarse y se recostó en el piso mientras lamia su verga. Podía ver desde mi escondite como le dejo el culo bien abierto y le escurría el semen que bajaba formando un hilo que recorría su vagina, mi madre se tumbó boca arriba en el suelo y comenzó acariciar Hércules, con una mano se sentó poco después y abrazó al perro. “¡Bien hecho muchacho, pero a la próxima se mas gentil con mamá!” –le dijo mi madre. Se levantó con esfuerzo, apagó la pantalla y con la toalla que tenía limpió como pudo el suelo. Mientras yo me quedaba acostado para que no me viera, cuando vi que apagaron todas la luces me espere un rato, salí de mi escondite y me dirigí a mi habitación. Me quité la ropa, la erección que tenía era tremenda, estaba tan caliente recordando aquello que había pasado que me tuve que masturbar. Cerrar los ojos y ver a mi madre siendo cogida brutalmente por el culo en la sala de su propia casa por Hércules me ponía demasiado caliente. Cuando eyaculé grandes chorros de semen salieron y cayeron en mi vientre. “¡Vaya sí que es toda una perra mamá!” –pensé y me dormí.

Por la mañana seguía sorprendió de lo que pasó no tenía idea de cómo vería a mi madre, no por vergüenza, sino que la noche anterior me había masturbado pensando en ella. Bajé y ella estaba en el patio jugando con una pelota con los perros, me saludó como si nada, me preguntó que cómo me había ido, le dije que fue una noche muy movida, que lo había pasado bien y que había llegado a altas horas de la madrugada. “Muy bien, me alegro por ti hijo” –me dijo. “Y tú noche, ¿qué tal estuvo?” –le pregunté. Ella me miró a los ojos y con una sonrisa maliciosa me respondió: “¡También movida!”. “Me alegra escucharlo” –le dije. Ah, Hércules con la perra de tu amigo estuvieron bastante ocupados” –me dijo. “Me imagino que sí, entonces lo tienen que haber pasado muy bien” –le contesté. “Supongo que sí, por eso ahora se ven más tranquilos y juguetones” –me dijo. Para ella era un día normal, pero para mí era un día en que no me podía resistir para verla otra vez en acción.

Después de ese día, cada vez que la visitaba, por las noches metía a Hércules a su habitación con el pretexto que se había acostumbrado a dormir debajo de su cama, pero los sonidos y sus gemidos la delataban, sabía que estaba disfrutando la verga de mi perro y yo me masturbaba pensando en todo lo que le hacía para ponerla así de loca, se había vuelto en la perra perfecta para Hércules.

 

 

Pasiones Prohibidas ®

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