El primero en llegar fue Julián, mi mejor amigo, que siempre fue muy diferente a mí. Él es más extrovertido y generalmente se lleva las nenas más ricas. Yo soy de otra onda, más calmado o por lo menos mientras no me tome unos cuantos tragos. Así empezaron a llegar uno por uno los amigos que había llamado con sus invitados claro está. Entre ellos llego Daniela, a ex novia de un “amigo” que por cierto también estaba en la fiesta. Venia vestida muy provocativa con un “enterito” de color celeste y ceñido a su delicioso cuerpo que dejaba ver claramente sus curvas. Obviamente no tenía nada que ver con el resto de nosotros, que siempre hemos sido de jeans y camiseta, aunque la verdad para nada nos molestaba que estuviera vestida así. Bueno por lo menos a los hombres, ¿no?
Daniela como les dije, fue la novia de Mario, uno de esos amigos de rato con el que de vez en cuando nos fumábamos unos porros o nos tomábamos unos tragos y cosas así. Bueno, el caso es que Daniela, no era precisamente la chica con la que alguien pueda llevar una relación seria, siempre supimos que era una de esas putitas sin nada en la cabeza que engañaba a su novio cada vez que podía. Incluso con sus propios amigos. Lo único que se rescata de ella es lo buena que esta. Creo que tiene 18 o 19 años, trigueña y de cabello oscuro, piernas hermosas rematadas en un culo espectacular parado y respingado. Tiene tatuada una hoja de marihuana en el final de la espalda y otro de una cereza, justo arriba de una de sus deliciosas tetas, que no son muy grandes, pero firmes y redondas. ¿Su cara? Bueno, es uno de esos rostros que te ínsita al sexo fuerte con solo una mirada. Siempre oímos sus historias, inclusive contadas por sus propios protagonistas. Pues Diego, otro de mis amigos, quien como muchos ya había disfrutado de este banquete, nos contó la manera en que se comporta a la hora de coger.
Volvamos a la fiesta. Todo estaba muy animado, todo el mundo bailaba y tomaba. Yo obviamente era el que menos lo hacía, pues debía estar pendiente de mi casa y de que todo fuera bien. Además, estaba filmando la fiesta. Todos asechaban a Daniela, le ofrecían tragos, le rotaban los porros, la sacaban a bailar. Todos querían comerse ese postrecito fácil y pasado un buen rato, Daniela, que no rechazaba ni un vaso ya estaba bastante borracha. Además, estaba dando gritos y bailando descaradamente con cualquiera que la sacaba a bailar. Todos la manoseaban y se le restregaban, lo que a ella no parecía molestarle. Al ser las tres o cuatro de la mañana la mayoría se habían ido. Julián tenía enredada a Vicky, hacía rato que bailaban y en poco tiempo ya se estaban besando, corrijo, se estaban comiendo con esos besos que se daban. Hasta Carlos con quien Vicky había venido a la fiesta, se fue al darse cuenta de que esa noche no sacaría nada de ella. Ya a esa hora bajamos la música y nos sentamos a conversar, prendimos un porro y saque las cervezas escondidas. Entre los que quedábamos, estaban una pareja de novios que dormirían esa noche en mi casa, Julián, Vicky y Yo, todos estaban muy borrachos, aunque yo apenas empezaba a disfrutar de la fiesta pues casi no había tomado, ni fumado. No sabía dónde mierda se había metido Daniela, pero lo más probable que estuviera de rodillas chupando varias vergas a la vez. Pronto, Juan José y su novia, me pidieron una cama para quedarse y se fueron a dormir, dejándonos solo a nosotros tres.
Vicky estaba hecha mierda. Hablaba enredado, reía por cualquier tontería y sus ojos perdidos apenas y estaban abiertos. Solo decía que quería seguir bailando mientras Julián la ridiculizaba: “Apenas y te puedes sostener. Tú ya no puedes bailar tontica” –le decía Julián. Ella se paró y empezó a moverse provocativamente, se giraba y nos ponía su culo en nuestras caras, mirándonos fijamente, pero con todo lo que había tomado y fumado casi no podía sostenerse. Ahí fue cuando empezó nuestra fiesta. Julián se paró y lanzó una fuerte mirada a Vicky, la tomó por la cintura mientras bailaba con ella y lentamente bajo sus manos agarrándole las nalgas. “¡Bailas como perra! ¿También coges igual?” –le preguntó. Encendí la filmadora para no perderme detalle de lo que pasaba. Nunca había visto a una mujer que se dejara tratar de esa forma y menos delante de alguien más, por eso la dejé prendida sobre la mesa, sin que Vicky lo notara, aunque con lo mal que estaba era difícil que se diera cuenta de algo, además quería ver hasta donde “llegaba el asunto”. “¡No, cojo mejor!” –respondió Vicky sonriendo su culo contra a verga de Julián al son de la música. Él no perdía el tiempo y aprovechaba para acariciar sus tetas e insinuarle cosas al oído.
Vicky respiraba y se movía fuertemente, en ese momento Julián empezó a quitarle la ropa, a lo que ella opuso una débil resistencia. “No te hagas la santa ahora cosa rica, que yo sé que te gusta” –le dijo Julián. Yo empecé a seguir el juego de Julián que ya había notado la cámara encendida. “Dale, por mí no te preocupes, además con ese cuerpo no debería darte vergüenza” –le dije. Ella me miró y sonriendo dejó a Julián quitarle la ropa, por cierto no llevaba ropa interior, por lo que teníamos una visión privilegiada de su culito y todo cuanto quisiéramos mirar. “Ves, eso te gusta. Te gusta ser zorrita” –le decía Julián cacheteando su culo. A Vicky parecía gustarle el juego, pues no dijo nada ante este otro insulto, muy por el contrario siguió besando a Julián y dejándose toquetear. Realmente no pensaba en unirme a ellos. Yo solo estaba observando y nunca hubiera esperado lo que pasó después. “¿Te gusta chupar verga?” –le preguntó a Vicky sin rodeos y en voz alta. Vicky abrió los ojos asustada, pero no contestó. “¡Contéstame!” –le dijo Julián alzando su voz y tirando de su pelo. “¿Qué es lo quieres que haga?” –le contestó ella mirándome. Al parecer sintió vergüenza por mi presencia. Julián me miro riendo y le dijo a Vicky. “¡Quiero que nos la chupes a los dos!“. Vi la cara de Vicky, estaba muy borracha y asustada pero también excitada, la combinación perfecta. Tal vez, fue por eso que pronto cambio su expresión y nuevamente se vio en su cara esa sonrisa de putita que es. Julián le acariciaba las tetas y le apretaba los pezones, se notaba que ella lo disfrutaba, ya que abría la boca y pasaba su lengua por los labios. Luego la empujó bruscamente hacia abajo, haciéndola ponerse de rodillas frente a él, casi al frente de la mesa donde estaba la filmadora encendida, ese fue el mejor plano de la película. Le ordenó que nos desabrochara el pantalón, a lo que ella obedeció sin protestar. La tomó del pelo y restregó su verga en la cara, mientras ella intentaba lamerlo. “Quieta. Que esto es cuando yo quiera” –le dijo Julián sin dejar que Vicky se la metiera en la boca. Vicky seguía el juego y respondió: “Déjame, que te va a gustar”. “Ok, ¿la quieres? Pues cómetela” –le dijo y se la clavó directamente en la garganta. “Te gusta, ¿verdad? La chupas como puta” –le decía Julián mientras Vicky la chupaba. Solo paraba para darle unos cuantos vergazos en su cara perdida, mientras ella con sus ojos cerrados y su boquita abierta recibía los vergazos tratando de seguir chupando. Julián me miraba y riendo me decía: “¿Ves lo puta que es esta ricura?”. Ella como aprobando el comentario de Julián y con voz inocente me dijo: “Ven, que para ti también hay”. Así que sin más, decidí integrarme.
Tomé por la cabeza a Vicky metiendo mi verga en su boquita una y otra vez haciendo que me la chupara. Poco a poco me fui relajando y al ver a Vicky mamando nuestras vergas de esa forma, y alternativamente, mientras Julián guiaba su cabeza agarrándola del pelo, decidí tomar la iniciativa y tratar a esa perra como quería. La empujé en la alfombra y le di la vuelta bruscamente levantándole el culo poniéndola en cuatro. “¡Suave!” –decía Vicky ante mi rudeza, aunque la verdad a mí no me importaba. Julián se paró en frente de ella y le dijo: “Tú cállate y sigue en lo tuyo mamacita”. Sin más siguió cogiéndole la boca. Me escupí la mano y se lo restregué en su conchita que ya estaba húmeda. “Bueno mamita, ahora si vas a saber lo que es bueno” le dije mientras preparaba mi verga en la entrada de su vagina. “Métesela duro, así le gusta a esta putita” –me decía Julián, que sin soltarla nunca del pelo la hacía chupársela salvajemente. Vicky sin embargo, sonreía con las cosas que decíamos. “En verdad es puta esta chica” –pensaba para mí. Se la clavé sin contemplaciones, Vicky se exaltó pero no dijo ni una palabra. Ya ella sabía quiénes mandábamos y creo que fue ahí donde se dio cuenta que era nuestro juguete sexual y lo extraño era que parecía disfrutarlo. “Dale duro que a esta zorra le gusta, ¿verdad?” –le decía Julián mientras Daniela se la chupaba y yo le daba verga en su concha. Vicky gemía con su boca llena, moviéndose al compás de mis embestidas.
Viendo cómo se movían sus nalgas le daba cual perra en celo, fue inevitable darle un par de nalgadas. “¡Toma! ¡Toma!” –le decía mientras cacheteaba su culo y veía como su piel se enrojecía. “Así te gusta puta, ¿verdad?” –le decía sin parar de metérsela. Realmente estaba disfrutando insultarla y hasta escupí su espalda, en un estado de excitación nueva para mí. Julián paró en seco. “Ahora me toca a mí. Te quiero dar por el culo mami, seguro que te gusta” –le decía a Vicky obligándola a mirarlo a la cara. La levantó y la tiró contra el sofá como si fuera un trapo sucio. Ella protestó, pero Julián le dio una nalgada y le ordeno callarse. “¡Ponte en cuatro otra vez!” –le ordenó. Vicky obedeció y riendo descaradamente le dice a Julián: “¡Ay, que rudo!”. Julián se paró junto al sofá, poniéndose detrás de Vicky y suavemente lubricaba su verga, mientras la escupe, forzando un poco la entrada. Todo esto mientras Vicky gemía y mordía el sofá. De repente y sin más contemplaciones tomó a Vicky del pelo y con una fuerte embestida la clavó tirando de su cabello con fuerza hacia atrás, obligándola a levantar su cabeza, mientras le recordaba lo zorra que era dándole nalgadas y diciéndole:. “¡Te voy a dejar el culo bien rojo zorra para que me recuerdes!”. Le dio una sonora nalgada. Con la embestida de Julián, Vicky soltó un alarido, tan fuerte que temí que se despertaran los de arriba pero Julián muy “dulcemente” tapó su boca, diciéndole: “¡Que te calles zorra! Vas a despertar a todo el mundo”. Luego tomó su cerveza, sin parar de metérsela le dio unos sorbos, vaciando en la espalda y en el culo de Vicky el resto, para después arrojarle la lata vacía por la cabeza. Ella gemía con sus ojos cerrados y mordía con más fuerza mi sofá. Realmente parecía disfrutar ser tratada así.
Al ver este espectáculo, me pare de frente a ella y hale su cabello, poniendo su cara delante de mi verga y le di unos cuantos golpes con ella antes de hacérsela tragar. “¡Chupa puta, anda, chupa!” –le decía. Estaba cogiendo a la mujer más puta con que había estado y me encantaba. La veía como un objeto al que le podía hacer lo que quisiera y en verdad eso era en ese momento. Siguió chupando, hasta que ya no aguanté más. La jalé fuerte del pelo y la saqué. Le ordené que abriera su boca y acabé en su cara, en su pelo y hasta en su espalda. Le decía: “¡Abre la boca perra!” –mientras lanzaba algunos chorros de semen en su boca. Me sentí como un actor porno, me encantaba. Para entonces Julián seguía dándole por el culo a Vicky sin parar de insultarla, y darle nalgadas. “¡Voy a acabar! ¿Dónde quieres mi semen puta?” –decía él. Vicky abrió sus ojos. “¡Donde quieras!” –le respondió con voz débil. Así que bruscamente la empujó sobre el sofá, le dio la vuelta y masturbándose, se vino en sus tetas y en su cara. “Toma zorra! ¡Qué rico coges puta!” –repetía Julián mientras descargaba toda su semen. Ella lo recibía como si fuera crema, restregándoselo y untándolo en sus tetas, riendo y saboreándose con la lengua.
Para cuando terminamos ya había amanecido. Vicky se sentó como pudo y nos decía riendo lo salvajes que éramos. Luego se echó en el sofá y se quedó dormida. Yo aproveche para tomar la cámara y hacer un primer plano de Vicky, de su ropa en el suelo, de su cara, de su culo y del resto de su cuerpo. Subimos, dejándola ahí tirada llena de semen por todos lados, con sus nalgas rojas, su cabello despeinado y completamente desnuda. Nos fuimos hablando y burlándonos de la forma en que nos follamos a Vicky a ver la película. Con Juanjo quien al oírnos reír se levantó y nos reprochaba por no haberlo despertado para unirse a la fiesta. Juanjo bajó y subió riendo, diciéndonos que ahí estaba todavía tirada en el sofá y desnuda, pero así la dejamos y nos acostamos a dormir. Cuando nos levantamos ya ella se había ido. Desde ese día no he vuelto a saber de ella., supongo que ella tampoco quiera saber más de nosotros. Lo bueno es que aún conservo su recuerdito. En video, claro está.
Pasiones prohibidas ®
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