Los días pasaron e hicimos un viaje un tanto largo, nos tuvimos que quedar en un motel de carretera para descansar pero nuestra calentura era mucho más que la cordura. Seguimos haciendo las mismas travesuras incluyendo a Ximena en la escena. “Me gusta verte así, cogiendo con tu hijo y que te chupe las tetas” –dijo mi tía. Eso sonó a un pedido por parte de ella y me lancé a chuparle las tetas a mí madre, mientras le decía: “Mira tía, mira como le chupo las tetas a mi madre como lo hice contigo en la piscina” –le dije. Aun Ximena no podía creer lo que veía en la pantalla de su teléfono, mi madre me pedía que me la coja. Obviamente como buen hijo le hice caso, pero le dije a mamá que se me montara encima y que se empezara a mover lentamente. A medida que se movía, ella se apretaba las tetas y miraba al celular con cara de caliente, como incitando a Ximena a ponerse perversa. Esas miradas surtían efecto, ya que al otro lado de la pantalla mi tía se tocaba las tetas por encima de la ropa. “¡Tía, mira! Me estoy cogiendo a tu hermana” –le decía, ella no podía resistirse a lo que veía, por lo que se quitó la ropa en la sala de su casa y se tumbó en el sofá para masturbarse como la cerda que es y darse placer mientras nos observa coger como endemoniados. “¡Ah, Ay. Estoy acabando de nuevo!” –decía mi tía. “¡Ah, yo también!” –añadió mamá. Yo no podía creer la sincronización de estas dos hermanas para acabar. “Ven Nico, ¡cógeme así y que mi hermana nos vea!” –me dijo mamá. Mi madre me acostó en la cama y se sentó cabalgándome y fue ella la que agarró ahora mi teléfono para comenzar a mostrarse ante su hermana. “Mira, como cojo con…” –no se animó a decir “con mi hijo”. “¡Ay, sí, cógete a tu hijo! ¡Me encanta verlos como cogen! ¡Me tienen demasiado caliente!” –decía mi tía que no paraba de masturbarse y gemir como loca. “¿Te gusta verme?” –le preguntaba mi madre a su hermana. “Sí, me calienta verlos, me calienta ver lo putita que eres” –decía. “¿Te gustó la verga de mi hijo?” –le pregunta mamá. “¡Sí, que ganas de que me coja como lo está haciendo contigo” –le responde mi tía. “Ahora la tengo yo adentro” –le decía mi madre como una poseída. Mi madre me ordenaba que colocara el teléfono en una posición en donde pudiera verse todo con calidad. Reconozco que tardé un poco, pero terminé logrando un ángulo espectacular.
Cogíamos los dos mirando la pantalla del celular, nos veíamos a media pantalla nosotros y la otra mitad a mi tía tocándose las tetas mientras nos miraba. Mi madre comenzó a cabalgarme y agarrando sus tetas me las pasaba por la cara para que se las chupe. De a ratos volvía a mirar a su hermana que no dejaba de masturbarse. Los sonidos de los orgasmos llegaron sin dilación. “¡Ah, qué rico como te coges a tu mamá Nico!” –gritaba mi tía. “¡Sí, me encanta! ¡Me calienta tener su verga dentro!” –decía mamá con mucho morbo. “¡Es muy puta como su hermana, viste Nico!” –me dijo mi tía. Ese insulto pareció desatar a mi mamá por completo y comenzó una catarata de palabras obscenas que me volvieron loco. “¡Sí, soy muy puta! ¡La puta de mi hijo!” –dijo para empezar. “¿Y te gusta ser así de puta con tu hijo?” –le preguntaba Ximena. “¡Me encanta ser puta y que me coja!” –le respondía mamá gimiendo. “¡Sí, me vuelve loca! ¡Nico cógeme! ¡Dame verga bebé!” –decía mi madre. “¡Te voy a coger toda la noche!” –le dije. Ella gemía, estaba enloquecida moviéndose encima de mí y al otro lado de la pantalla mi tía Ximena se retorcía sobre la cama extasiada de placer. “¡Tienes ricas tetas!” –le dice a mi madre. “Son ricas como las tuyas” –decía mamá. “Me gustaría que estuvieses acá y te las chuparía a ti también” –le dice mi tía. En ese momento se cruzó la imagen de tener a mi tía junto con mi madre y en un arrebato de calentura les dije: “¡Me gustaría que te chupemos las tetas entre los dos, entre mi mamá y yo!”. Vinieron los gritos de placer de mi tía, estaba llegando al orgasmo, en eso mamá también empezó a gemir como loca por el orgasmo que se empezaba a manifestar en ella. “¿Te animarías a chuparle las tetas a tu hermana?” –lancé la pregunta las dos posibles destinatarias. Ambas estaban acabando, pero ninguna esquivó la pregunta y a coro respondieron: “¡Sí! ¡Lo haríamos!”. “¡Voy a acabar yo también!” –dije totalmente caliente. “¡No la saques ahora!” –me pidió mamá. “Pero…” –alcancé a decir cuando me interrumpió. “¡Acaba adentro, no importa!” –me dijo mamá. “¡Ah, acaba adentro a tu mamá!” –decía mi tía. Era todo muy excitante, tan excitante como morboso. Le estaba llenando la concha de semen a mi madre. Mi tía me incitaba a hacerlo. Se imaginaron ambas chupándose y eso las calentaba más. Era el mejor polvo que me había echado en mi vida. No podía negarlo.
Cuando creí que todo había terminado mi tía parecía que quería más y me pidió que no corte el teléfono y quería ver la leche saliendo de la concha de su hermana. “¡Tú estás loca!” –le decía mamá. “No, estoy muy caliente y necesito ver ese semen en tu concha” –le dice mi tía. Yo no tardé en tomar el teléfono y cambiando la cámara a trasera lo acerqué a la concha de mi madre. Lo que sucedió me sorprendió aún más. Mi madre abrió sus piernas y se exhibió por completo ante su hermana mientras se frotaba la concha y se metía un dedo. Cuando lo sacó el semen empezó a correr y lo tomó con dos dedos y se los llevó a la boca. “¡Mírame! Fíjate como le como el semen a mi hijo” –le decía mi madre. Yo miraba incrédulo toda la escena y mi tía tragaba saliva porque no podría creer que su hermana estuviera tan desatada. “¡Ay hermanita, qué caliente que estás!” –decía mi tía. “¡Ustedes dos me ponen así!” –reconocía mi mamá. “¡Me encanta verte así, tan puta!” –le dijo mi tía. “Sí mami, me encanta que seas así” –le dije. “Estaba muy caliente” –dice mi madre Lentamente nos fuimos recomponiendo y nos separamos con mi madre mientras yo seguía la comunicación con mi tía. Empezaba a enfriarse todo y mi tía fue la que dijo que debía cortar porque su marido podría llegar en cualquier momento. “Mándale un beso a tu hermana” –le dije a mi mamá mientras la apuntaba con la cámara. Estiró los labios y mandó ese beso, y le dijo haciéndose la sexi: “Ese beso va donde lo quieras”. Era impresionante y hermoso ver a mi madre en aquel papel. Nunca lo hubiese imaginado. Corté la comunicación con mi tía y me fui a besar a mi madre en la boca. No me rechazó y se abrazó buscando el contacto. Nos besamos mucho tiempo, despacio, sin prisas y con mucho amor.
El teléfono quedó tirado por ahí. Mi madre dijo de bañarse para dormir un rato ya que eran como las cinco de la mañana y no habíamos dormido nada. Se fue a dar una ducha y cuando miró el teléfono tengo varias notificaciones de Instagram de una desconocida que me enviaba mensajes. El primero de ellos era a las tres de la mañana y decía: “Se hizo tarde y salí a las 3 de la mañana, me hubiese gustado verte”. El segundo a eso de las 3.30 y decía: “Ya llegando a casa, una lástima, debes estar durmiendo, me gustaste, besos”. El tercero, decía: “Si vuelves por el Liguria ven a verme solo o con tu pareja”. Eso me puso la verga tiesa y sin dudar entré en el baño en el que mi mamá se estaba duchando “¡Tengo algo para contarte!” –le dije. “¿Qué pasa?” –me pregunta mamá de la ducha. “Estuvo bueno lo que hicimos con la tía, ¿no?” –le dije. “¿Si, por que lo dices?” –me pregunta mi madre intrigada. “Qué podríamos haber tenido otra experiencia distinta” –le dije. “¿A qué te refieres?” –me pregunta. “A un trío un poco más real que el que tuvimos con la tía” –le dije. “¿De qué hablas?” –preguntó con curiosidad. “Cuando salgas de la ducha te muestro” –le dije. Mi madre siguió duchándose y parecía totalmente relajada ante mi presencia y se enjabonaba las tetas. Se había puesto una cofia para no mojarse el cabello y siguió unos minutos más bajo la ducha. “¡Está rica el agua!” –dijo mamá. “¿Es una invitación?” –le pregunté. “¡Como quieras!” –me dijo con lujuria. “Bueno, entonces si lo es” –le dije. Me saqué el bóxer y me metí en la ducha con ella. La abracé y la besé bajo el agua tibia. La enjaboné, me enjabonó y nos tocamos. Mi verga respondía lentamente a medida que las caricias subían de intensidad. “¿Qué tenías para contarme, del trío?” – me preguntó curiosa. “Ahora cuando salgamos te muestro el teléfono” –le dije. “¿Qué hay?” –me pregunta. “La chica del bar me escribió y no la vi porque estábamos en llamada con la tía, pero estaba disponible para venir” –le dije. “¿Y tú crees que ella se animaría a un trío?” –preguntó. “Ella seguro, ¿y tú?” –le pregunté. “Si me lo preguntabas hace una semana la respuesta era un NO rotundo” –dijo mamá. “¿Y ahora?” –le pregunto. “Anteayer un quizás” –respondió. “¿Y hoy?” –insistí. “Hoy estoy tan caliente que creo que me animaría” –me respondió. La besé en la boca nuevamente, con la intensidad de un amante apasionado.
Salimos de la ducha, nos secamos mutuamente y mi madre no tardó en pedirme el teléfono para ver los mensajes de la chica. Cuando los vio se sorprendió que de esta chica fuera tan directa. “Mira lo que te dice” –dice mamá. “¡Sí, muy directa, me encanta!” –le dije. “¿Se animaría a estar con los dos? ¿Piensa que somos una pareja?” –me pregunta con duda. “Claro” –le respondí. “Pensará que soy una vieja bastante degenerada” –me dice. “Vieja no” –le dije riendo y volví a besarla. Nos tiramos en la cama desnudos y no dudé en volver a besarla. Ambos sabíamos lo que seguía. Lluvia continúa de besos y caricias. Así fue. Le chupé las tetas con mucha pasión, pero sin apuro. Ella me chupó la verga con auténtica maestría. Cuando bajé a chuparle la concha no tuve mejor idea que decirle: “Imagínate que quien te chupa la concha es la chica del bar”. “Eres malo, mira lo que me haces pensar” –dice mamá entre gemidos. Ver como se retorcía de placer y se apretaba las tetas era un deleite para mis ojos morbosos.
Más tarde, mi madre comenzó a cabalgarme, posición que evidentemente le encantaba porque siempre buscaba subirse encima de mí. Yo me chupé los dedos y comencé a jugar con su culo poniendo un dedo en su entrada y frotándola. “¡Ah, qué rico!” –dijo ella y eso me envalentonó. “Me gusta tu culo, mami” –le dije. Me besó con más pasión. Metí un dedo y lentamente entró en su culo. Ella comenzó a moverse con más ganas y me preguntaba: “¿Te gusta mi culo?”. “¡Sí, mami, me encanta!” –le respondí. “¡Méteme el dedo así, dale!” –decía entre jadeos. Su cara de placer era innegable, sus ojos ardientes de lujuria y sus gemidos intensos eran señal de que disfrutaba lo que estaba pasando. “¡Me está gustando mucho!” –decía. “¿Si?” –le pregunté. “¡Me vas a hacer acabar! ¿Sabías?” –dice ella. Ambos estábamos con el morbo más que exacerbado, calientes y deseosos. Entonces le pregunté: “¿Te imaginas que otro le coja el culo mientras yo te cojo la conchita?” –le dije. Mientras le decía eso, hundí un segundo dedo en su culo y el orgasmo se precipitó en ella de manera incontrolable. Sus gemidos eran intensos y la manera en que se movía era tan candente que me volvía loco. “¡Ay, sí mami, te estamos cogiendo entre dos” –le decía. Ella no paraba de gemir ni de moverse de manera sensual e intensa encima de mi verga. “¿Te gusta?” –le preguntaba. “Sí mi amor, quiero sentir dos vergas a la vez” –decía mamá mientras se retorcía de placer. Mamá estaba al borde la locura, no podía más con las olas de placer que golpeaban su cuerpo. Podía ver como el sudor la envolvía, haciéndola la mujer más sensual con la que he cogido. “¿Te gustaría coger con dos y que te diéramos duro?” –le pregunté. Ella entre gemidos y retorciéndose me responde: “Sí, cójanme entre los dos”. Escuchar esos gemidos y esas palabras hicieron que mi lujuria se desate de inmediato y le dije: “¡Mami, voy a acabar también!”. “Sí, lléname de semen” –me dice con lujuria. “Los dos te vamos a llenar de semen” –le decía. Yo seguía con mis dos dedos dentro de su culo. “Sí, papito, llénenme de semen los dos” –dijo. Se desplomó sobre mi pecho, yo le llenaba la concha con mi semen y ella sonreía de manera morbosa. Vuelta a acomodarnos para dormir. Miramos el reloj y nos reímos, eran más de las 6 de la mañana. Era de día y no habíamos dormido nada. Para colmo de males, empezó a nublarse el día y se pronosticaba tormenta fuerte durante el resto de la jornada. Exhaustos, sudados y saciados se quedó encima de mí, esperando a que mi verga saliera. “Vamos a dormir algo” –dijo mamá. “Sí, mejor, hoy fue intenso” –le dije.
Eran las 7 de la mañana y no nos habíamos dormido. Le
dije a mi mamá: “¿Y si vamos a desayunar, dormimos y salimos después del
mediodía?”. “Buena idea” –me dijo. Nos fuimos a desayunar. Cuando salimos,
preguntamos en la recepción si podíamos salir un poco más tarde tipo una de la
tarde y nos dijeron que no, que la habitación había que dejarla a las 10 o podríamos
quedarnos hasta las ocho de la noche si pagábamos el día y medio. “Ah, ¿tienen
late check out?” –le pregunté. “¿Qué cosa?” –me dijo el hombre de la recepción.
“No importa, ¿cuánto sale quedarse hasta las 20:00 hrs.?” –le pregunté. Cuando
me dijo el precio, no dudamos y nos quedamos. Fuimos a desayunar y mientras lo
hacíamos le escribí a la chica del bar: Me quedo hasta las 8 de la noche”. Mi
madre se rió con la ocurrencia de escribirle, pero pude ver en sus ojos una
chispa de deseo que ahora descubría como era. Volvimos al hotel de la ruta y
nos dormimos hasta las 14:30 hrs. Me desperté y miré el teléfono, tenía dos
mensajes de Jazmín, la chica del bar. El primero decía: “¡Uy, que bien!
Entonces podré verte”. El segundo decía: “¡Me encantaría que nos viéramos, yo
entro a trabajar a las diez, por lo que tendríamos tiempo de sobra”. Le di la
dirección del motel, en media hora estaba en la recepción, cuando me avisan que
llegó no tardé en ir a recibirla. Nos fuimos a la cabaña, mamá nos esperaba
solo con ropa interior, Jazmín se sorprendió de ver a mi madre así y me dice:
“Ustedes no pierden el tiempo. Mamá respondió: “Cuando hay placer de por medio
no se debe desaprovechar, cada segundo cuenta”. “Tienes razón” –dijo Jazmín,
que sin pensarlo se empezó a quitar la ropa, quedó desnuda ante nuestros ojos,
era una chica sensual que no superaba los 22 años, con un delicioso par de
tetas, un culo que estaba para darle hasta el cansancio, una conchita depilada
y hambrienta de sexo, su pelo negro hasta los hombros y cara de inocente,
aunque se le notaba lo puta.
Mamá se quitó la ropa interior y quedó también desnuda, mi verga ya estaba reaccionando ante aquellos sensuales estímulos visuales. Mamá le hizo una seña a Jazmín, ella presurosa se subió a la cama y se besaron, jamás pensé que mi mamá se atreviera a hacerlo, pero yo lo estaba disfrutando. Jazmín le agarró las tetas a mi madre y le empezó a lamer los pezones, mamá empezó a gemir, dejando que la lengua de la chica recorriera por completo sus tetas. La sensual imagen de la experiencia y la juventud me tenía más que caliente, no me aguanté las ganas y me empecé a masturbar viéndolas, esas candentes lenguas no dejaban espacio de piel sin recorrer lo que aumentaba mi calentura. Mamá hizo que la chica se pusiera de espalda en la cama y le separó las piernas, empezó a lamerle la vagina con vehemencia, era sin duda un espectáculo morboso para mis ojos. Jazmín comenzó a gemir con lujuria y le decía: “¡Eso, sigue así! ¡Ah, qué placer!”. Me acerqué al lado de Jazmín y le metí la verga en la boca, sin dudarlo me la empezó a chupar con intensidad, se la tragaba entera y me miraba con los ojos llenos de morbo al sentir como la lengua de mi madre la recorría y la estremecía.
Ya caliente como estaba, me acomodé detrás de mi madre y ella puso su culo en pompa, le chupé el culo y se la metí de una sola estocada. “¡Ay qué rico!” –dijo ella. Me tomé de sus caderas y se me empecé a mover como un demente taladrándole el culo. No paró de chupar la concha de Jazmín, la chica estaba a punto del orgasmo gimiendo intensamente, hasta que se dejó envolver con el placer. Seguí dándole verga por el culo a mi madre mientras Jazmín gemía y también mamá, era un delicioso y lujurioso concierto. “¡Qué rico me la metes hijo!” –dijo mi madre. Los ojos de Jazmín se abrieron como no creyendo lo que había escuchado, pero no dijo nada, sino que se deleitaba en ver cómo le metía la verga a mi madre. “¡Quiero que me cojas!” –me dijo. No iba a dejar pasar la oportunidad de metérsela a esa sensual chica, por lo que me fui donde estaba ella y puse sus piernas en mis hombros, sin pedirle permiso se la metí completa, como ya estaba mojada se deslizo sin problemas. La embestía con fuerza y mientras se la metía mi madre se masturbaba al lado de Jazmín, la miraba y le preguntaba: “¿Te gusta cómo te coge mi hijo?”. “¡Sí, me coge bien rico!” –le responde Jazmín. Seguí cogiéndomela como si no hubiera mañana. “¨¡Dame duro, no pares!” –me decía la chica, era una caliente, una putita, tanto como lo son mamá y mi tía. Sin detenerme, sentía como mi verga se hinchaba, sentía como palpitaba, estaba a punto de eyacular. “¡No pares, sigue, llena mi concha con tu semen!” –me decía. Mamá ya estaba perdiendo la cordura por un intenso orgasmo, no pasó mucho, Jazmín y yo estábamos acabando como animales, mi verga escupía chorros de semen y ella gemía con lujuria.
Después de coger, nos quedamos los tres tendidos en la cama, Jazmín nos pregunta si es verdad que somos madre e hijo, mamá le responde que sí, que descubrimos el placer del incesto hace poco y que disfrutamos cogiendo. “¡No puedo creerlo! ¡Eso es delicioso!” –dijo Jazmín. La chica se levantó y se vistió para salir, no sin antes decir: “¡Cuando vuelvan por aquí no duden en buscarme!”. De eso no había dudas, claro que la buscaríamos en caso de volver.
Seguimos nuestra morbosa relación como si nada, mamá se había vuelto mi mujer en lo privado y Ximena, mi tía era el juguete que teníamos para hacer más intensos nuestros juegos a través de esas calientes videollamadas.
Pasiones Prohibidas ®
Wao tremendo relato cada línea llena de lujuria como siempre exquisito relato Caballero
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