Hola me llamo María y escribo este relato por orden de mi Amo Cesar. Hace años que he entrado en los sesenta soy madre de 5 hijos, 3 chicos y dos chicas, que ya no viven conmigo, solo estamos mi marido y yo, vivimos en un pequeño pueblo cercano a la ciudad de Talca, Chile. Mi vida transcurría con normalidad, hasta que este noviembre algo la cambió para siempre.
Era un sábado por la mañana del mes de noviembre, mi marido estaba en el campo, es agricultor, y yo realizando las labores de la casa, cuando vi que un auto se paraba en la puerta de la casa de enfrente propiedad de Ana. Ella es una amiga mía de infancia, la mediada de tres hermanas, que vivieron en el pueblo, luego a su padre que era ferroviario le trasladaron a otro lugar, pero conservaron la casa donde venían de vez en cuando y en vacaciones, cuando sus padres murieron Ana conservó la casa, pero sus visitas eran muy ocasionales de hecho llevaba varios años sin venir. Así que movida por la curiosidad salí a ver y comprobé que efectivamente era Ana, con uno de sus hijos que era quien conducía, se bajaron y salí a su encuentro, la saludé muy efusivamente y comenzamos a charlar, primero me presentó a su hijo Claudio, bueno conozco a los tres hijos de Ana desde que eran unos niños, pero poco a poco dejaron de venir y nos les había vuelto a ver,
Ana, aunque como yo ha entrado en los sesenta me pareció atractiva, me encantó su sonrisa parecía feliz, cosa que me extrañó dado que su marido no me parecía el hombre apropiado para hacer feliz a una mujer, bueno el mío tampoco. Después del saludo efusivo y la charla, tuve la impresión de que, aunque le había gustado verme, mi presencia le molestaba. Me comentó que su idea era limpiar la casa y a partir del mes de diciembre venirse a pasar el verano para estar más fresquita que en Santiago; su marido había decidido no venir, casi me alegre. Casi no les volví a ver el fin de semana supuse que habían estado muy ocupados, la casa después de varios años sin ocupar debería de tener mucho polvo.
A la semana siguiente, casi a la misma hora otro coche paro enfrente de la casa de Ana, si era otra vez mi amiga, pero en esta ocasión iba con otro jovencito supuse que era otro de sus hijos, me lo presentó como Cesar, su hijo mediano, como su hermano su cambio había sido espectacular, debo decir que se mostró conmigo mucho más efusivo que su hermano, me abrazó y me beso cerca de las mejillas incluso llegue a sentir la rozadura de su polla. Me iba a marchar para dejarles trabajar cuando Cesar sin consultar a su madre, me ofreció ir esa tarde a tomar un café para celebrar nuestro reencuentro y hablar de los viejos tiempos, me dio la impresión de que a Ana lo le hacía, pero él insistió, Finalmente acepté, aunque le avise que no sabía si mi marido podría estar, puesto que estaba muy liado con las cosas del campo. Cesar rio y de una forma sarcástica dijo: “Si él no puede venir que le vamos a hacer, pero tú ven”.
Pasé el resto de la mañana haciendo las cosas de la casa, cuando a la hora de la comida le conté a mi marido la invitación, como yo esperaba, dijo que estaba muy ocupado con el trabajo del campo. Cuando llegó la hora me arreglé un poco, aunque nada espectacular y fui a la casa de enfrente, llamé y Cesar salió a abrirme, llevaba puesto un pantalón corto y llevaba su pecho descubierto, se me excusó diciendo: “Con este calor es lo más cómodo, además para limpiar se suda”. Me pareció un hombre muy atractivo, mucho más joven y con mejor cuerpo que mi marido, muy lejos del niño y adolescente que había conocido. Me besó otra vez en la mejilla, pero muy cerca de los labios y me invitó a pasar. Cuando cerró la puerta me abrazó con ganas poniendo sus manos cerca de mi culo, tuve la impresión de que quería algo conmigo, aunque de otro lado me pareció una locura, yo era una sesentona que podía ser su madre, me dijo: “¡Que sexy estás María, incluso más que cuando eras joven!”. Me sentí halagada por el piropo que acababa de recibir, sobre todo viniendo de un joven tan atractivo. Solo atiné a darle las gracias, ya que mi voz apenas salió.
Me llevó al salón, a Ana no se la veía por ninguna parte, cosa que me extrañó, le pregunté y me dijo que había salido y que pronto volvería, me resultó raro porque no a había visto, eso que mi casa y la de ellos están enfrente, pero ¿Por qué iba a mentirme? Había cosas para picar, me ofreció sentarme y fue a buscarme una cerveza, trajo otra para él, se colocó a mi lado brindamos y me volvió a abrazarme y comenzó a decirme: “No sabes la alegría que me da verte”. Luego para mi sorpresa, mientras me tenía abrazada añadió: “Veo que conservas ese culito tan precioso, no sabes la cantidad de pajas que me he hecho estos años pensando en ti”.
No lo podía creer, por un lado sus palabras me horrorizaron, pero a la vez me excitaron como hacía años que no me excitaba. Acercó su boca a mi boca y me dio un beso salvaje y apasionado, que yo respondí pese a mi voluntad, me tumbó en el sofá salvajemente subió mi falda hasta la cintura y agarrando mis bragas, simplemente las arrancó, se bajó los pantalones se colocó encima de mí y con una fuerza increíble introdujo su verga en mi interior, no recuerdo el tiempo en que no sentía nada igual, los polvos con mi parido se habían ido espaciando y convirtiéndose en algo monótono. Quizá eso, quizá la sensación de ser penetrada por un chico mucho menor que yo me provocó una serie de orgasmos increíbles, finalmente acabó y lo hizo dentro de mí, llenándome la vagina de semen. Cuando le pregunte donde podía limpiarme me dijo: “No Zorra, sigue así esto solo está empezando, ya te bañaras cuando yo te lo ordene y no te preocupes por tus bragas baratas, a partir de hoy solo te pondrás alguna vez cuando yo te lo ordene, de la lencería cara, no estas bragas de mercado barato”. Se subió el bóxer y los pantalones, después de dijo con una sonrisa endemoniada: “Levántate, vamos al dormitorio, allí lo haremos mejor”.
Tomándome de la mano subimos escaleras arriba hacia el dormitorio, Cesar abrió la puerta a la que entré me llevé una enorme sorpresa, tumbada en la cama completamente desnuda y con las piernas abiertas, dejando ver su vagina en profundidad se encontraba mi amiga Ana. Cesar notó mi cara de sorpresa y una fuerte carcajada salió de su boca y dijo: “¿Pensabas que tu amiga Ana era una mujer tranquila, buena ama de casa y esposa fiel? Pues, es aún más zorra que tú y se folla sus tres hijos y a alguno de sus sobrinos, pero su macho alfa soy yo y a ti te va a pasar lo mismo: Yo seré tu macho alfa. Ahora desnúdate puta”. Yo obedecí y poco a poco me quité la blusa la falda, el sujetador hasta quedarme desnuda, mientras mi macho se había sentado en la cama, me ordenó acercarme y cuando estuve a su lado nos dijo a Ana y a mí: “Zorras desnúdenme”.
Ana y yo fuimos muy obedientes entre las dos le bajamos sus pantalones y su bóxer quedando al aire su divina verga, que tras el polvo que me había echado estaba otra vez dura, se tumbó en la cama al lado de su madre y me ordenó ponerme a su otro lado, las dos estábamos abrazadas a nuestro macho alfa, estuvo un rato así y luego dirigiéndose a Ana la dijo: “Tu amiga está llena del semen de tu hijo, eso no está bien, límpiaselo con tu lengua”. Ana trató de replicar: “Pero cariño yo no soy lesbiana”. Él le respondió con su tono de voz alto: “Tú eres una puta, hija de la puta de tu madre y hermana de las putas de tus hermanas, follarás con quien yo te lo ordene y sin rechistar”. Yo había oído historias en el pueblo sobre la madre y las hermanas de Ana, así que no me sorprendió. Ana se cambió de lado de la cama acercó su boca a mi vagina, sacó su lengua y comenzó a limpiarme con ella el semen y tragándoselo todo, me dejó la vagina bien limpia, nunca había hecho cosas con una mujer, pero debo reconocer que me sentí terriblemente excitada, Ana siguió lamiendo mi vagina hasta que oímos a nuestro macho decir: “Para puta, mis zorras solo acaban cuando y como yo digo, cuando yo estoy presente y mi nueva zorrita aún no se lo ha ganado. Pónganse las dos a la altura de mi verga”. Añadió: “Van a hacer vuestro primer trabajo conjunto, besarme y lamerme la verga a la vez, pero primero se darán un buen beso”.
Era la primera vez que iba a besar a una mujer y pienso que Ana también no obstante nos dispusimos a cumplir la orden de nuestro macho y nos dimos un beso intenso, después como coordinadas nos bajamos hasta su verga y comenzamos a darle besitos en sus testículos, y a lamerla; el hijo de Ana se encontraba en la gloria, pero se paró y dijo: “Hasta ahora María no ha visto lo zorra que eres, es hora de que disfrute del espectáculo, te voy a follar delante de ella como la perra que eres, ponte a cuatro patas”. Ana se giró y se puso en cuatro, se notaba que no era la primera vez que lo hacían. Cesar se colocó detrás de ella, apunto su verga hacia la vagina de mi amiga y se la metió con fuerza, los dos gimieron con mucha intensidad, se notaba que no era una cogida normal, así estuvieron un poco y entonces mi macho dijo: “Oye zorrita deja de mirar ya es hora de que comiences a participar quiero que me chupes los testículos y chupes la concha de esta zorra mientras follamos, después ella te la comerá a ti.
Me sentía extremadamente caliente, así que sin pensarlo hice lo que me había ordenado mi macho y comencé a chupar sus bolas y la vagina de mi amiga mientras la su verga entraba y salida, nunca había experimentado nada igual. Me ordenó que me subiera encima de Ana dejando mi vagina a la altura de su boca y que también mi boca buscara la suya para lamernos como perras. La lengua de Ana comenzó a deslizarse por mi vagina, me sentía en el paraíso. Él alternaba entre mi boca y la vagina de su madre, era un maldito despiadado que disfrutaba a destajo de las putas que tenía a su disposición. Al cabo de un rato él acabó, llenando la vagina de Ana de semen y una parte fue a mi boca. Entonces Cesar me ordenó: “El semen de tu macho no puede desperdiciarse así, lame con tu lengua y comete todo el semen de mi verga y el que está en la vagina de esta zorrita”.
Se tumbaron en la cama y yo primero llevé mi lengua a la verga de mi macho sabiendo que en esos momentos yo era su puta y él mi Dueño y Señor, y que siempre haría lo que él quisiera, le deje su verga limpia de cualquier rastro de semen. Luego me fui a esa vagina sucia y llena de semen y me dispuse a limpiarla bien, mientras mi macho me decía: “Límpiale bien y adora esa concha, recuerda que de ahí salió tu Amo. Cuando hube cumplido mi cometido mi Amo me ordenó ponerme a su lado y descansando un poco, estábamos Ana a un lado y yo al otro, mi Señor puso una de sus manos en mi culo y poco a poco comenzó a desplazar un dedo hacia el agujero y me lo metió poco a poco y me dijo: “¿Este culo es muy estrecho, el cabrón de tu marido no te la mete por ahí? A partir de ahora te referirás así a él o le llamaras mi cornudo”. Me vi obligada a decirle que mi culo era virgen, él se rio y dijo: “¿El culo de una zorra como tu virgen? Eso no se puede consentir, ponte inmediatamente en cuatro patas como ha hecho antes la zorra de mi madre”. Por supuesto obedecí y me puse en cuatro frente a él, Ana se dispuso a ir a por una crema, pero él dijo: “Ni hablar que esta zorra se estrene al natural, guía tu mi verga”. Por supuesto Ana hizo lo que su hijo, tomó su verga y la situó en la entrada de mi culo, luego puso su cabeza debajo de nosotros, Cesar no se lo pensó y me la metió por el culo de un solo golpe. En un principio sentí un fuerte dolor, mi grito le hizo reír, poco a poco ese dolor se fue transformando en un gran placer, mientras él me decía: “¿Te gusta puta? Claro que si una zorra como tu esta Para que se la metan por todos sus agujeros”. Dirigiéndose a su madre dijo haz lo mismo que hizo la puta de tu amiga antes.
Ana hizo lo que le ordenó su hijo y comenzó a lamer la verga de su hijo mientras entraba y salía de mi culo, entre los dos me llevaron otra vez a la gloria. Él siguió con su mete y saca de manera infernal. Yo gemía como loca sintiendo como su verga se metía hasta el fondo de mi culo y la lengua de Ana masajeando mi clítoris. “¡Oh, que rico me la metes!” –le decía entre gemidos; poseído por la lujuria comenzó a nalguearme, me sentía como una yegua que era azotada para aumentar el galope. Entonces, sin dudarlo empecé a seguir sus endemoniados movimientos. Cesar no pudo contenerse, sus embestidas eran tan brutales que acabó dentro de mi culo. La sensación fue tan exquisita que cai rendida en la cama. Como yo lo había hecho antes, ordenó a Ana limpiarle la verga y cuando esta estuvo bien limpia, tuvo lamerme el culo, Ana una vez más fue muy obediente, sentir como su lengua escarbaba mi culo me volvió loca, pero como vi que el orgasmo estaba a las puertas, avisé: “Amo, voy a acabar”. Él se rio y dijo; “Bueno mi putita, no te acostumbres, pero por ser tu primera vez te dejo que acabes con la lengua de mi adorada mamá”. Con el permiso de mi dueño me corrí y tuve un orgasmo increíble.
Volvimos a hacer un descanso él estaba en el centro y nosotras cada una a un lado, Cesar me besó y comenzó a preguntarme por la familia, alguno de mis hijos era de su edad, me preguntó si tenía fotos, inocentemente fui a por mí móvil y volviendo a su lado le enseñé las fotos, aquí vi las intenciones de mi señor, viendo las fotos me dijo: “Tus hijas están muy buenas quien iba a decir que la mocosa de Tamara, iba a estar tan buena. Cariño tus hijas y tus nietas, poco a poco van a catar esta verga y tú me vas a ayudar. Mira a esta zorra que llamas amiga, se folla a todos sus hijos tú vas a hacer lo mismo con los tuyos”. Me quedé horrorizada, pero también excitada por semejante cosa que me decía, sabía que iba a obedecer, ya que lo último que quería en la vida era dejar sentir el placer y el morbo que estaba sintiendo esa tarde. Después el Amo ordenó: “Ahora par de putas van a tener el tiempo de jugar ustedes solas, después de todo serán hermanas desde ahora y como buenas hermanas sucias se van a coger”. Nos dispusimos a obedecer, después de todo era él quien tenía el control de nuestros cuerpos que eran solo un objeto para saciar su morbo. Nos besamos con Ana con una desenfrenada pasión ante la atenta mirada de Cesar que se masturbaba. Bajé por el pecho de Ana hasta llegar a sus deliciosas tetas y mi lengua estimulaba sus pezones que al instante se pusieron duros, ella bajó con sus manos a mi sexo, automáticamente mis piernas se separaron para darle cabida a sus dedos lujuriosos para recorrerme, me retorcía de placer. En eso el Amo me habló y me dijo que imaginara que era mi hija Tamara quien acariciaba mi clítoris. No sé que pasó en ese momento en mi pero me calentó tanto que sin darme cuenta le decía a Ana: “¡Eso hija, mete los dedos en mi vagina! ¡Así hija, más rápido!”. Cesar reía de manera morbosa sin detenerse. Seguía perdida en mis incestuosos pensamientos y decía: “Eso Tamara, mira como tienes a tu mami, tan caliente. Cómeme la concha y hazme gozar como puta”. “Están hechas todas unas putas, me tienen loco de placer. Putas, son buenísimas follándose. No se detengan”. Presas de la lujuria y del morbo Ana se subió encima mio e hicimos un delicioso sesenta y nueve. Con el placer reinando en nuestros cuerpos, al sentir el contacto de nuestras lenguas deslizándose estábamos al punto del orgasmo, pero esta vez por más que suplicamos no nos era permitido, luchando con nuestros demonios internos para cumplir a cabalidad los deseos lujuriosos del Amo. Le indicó a Ana que se acercara y acabó en su boca, le ordenó: “Puta comprarte la leche de tu amo con tu amiga”. Ana me dio un beso muy intenso en la boca por lo que parte de su semen fue a parar a mi boca, me pareció néctar de dioses.
A continuación hizo una señal a Ana y esta acerco su oído a su boca, vi como la decía algo que no oí, pero Ana salió del dormitorio. ¿Nos iba a dejar solos? Mi macho me ordenó ponerme en cuatro, pensaba que me la iba a volver a meter, el me tapó los ojos con un pañuelo asegurándose de que no viera nada y luego me comenzó a meter un dedo en el culo y otro en la vagina y así estuvo un rato, yo estaba en éxtasis, y volví a oír otra vez la puerta del dormitorio ¿Había vuelto Ana? Noté como se acerba a la cama, mi Amo me sacó los dedos, y de repente noté como algo me entraba en el culo, era finito, pero algo más grueso que el dedo de mi macho, poco después sentí que algo entraba en mi vagina y caí en cuenta. “¡Me estás metiendo un pepino en la vagina Amo” –grité. Él se rio y me dijo: “Puta acostúmbrate, tu vagina será un lugar muy visitado”. La verdad pese a lo rugoso del pepino yo estaba disfrutando como una posesa, nunca me había entrado algo tan grande, la verdad hasta ese día la polla de algunos chicos, cuando era jovencita y después la de mi marido, que no es que fuera enana, pero era más pequeña que la de mi nuevo Amo y mucho menos gruesa que el pepino.
Estaba que no podía más y tras pedir permiso a mi Amo acabé y caí rendida sobre la cama. Mi macho alfa ordenó a Ana, lamerme el culo a ver si se recuperaba y Ana muy obediente como toda la tarde metió su lengua en mi trasero, fue increíblemente delicioso, pero no era solo yo la que gozaba, la verga de nuestro Amo estaba otra vez parada, se tumbó en la cama y nos ordenó: “Puta María móntate sobre mí y cabálgame, y tú puta ponte encima de mi boca, quiero comerte la vagina”. Ana se puso encima de su boca y yo encima de su verga, poco a poco me la metí en la concha, era la primera vez que tenía sexo con un hombre estando yo encima y me encantó. Entraba y salía, Empujada por una extraña fuerza, me sentí poderosa, le tuve que pedir a mi señor permiso varias veces para acabar, Ana por su parte se veía que disfrutaba con la lengua de su hijo, cuando finalmente acabó y me llenó la vagina de semen dijo: “Zorras me han dejado seco vámonos a la ducha”. Nos llevaba a cada una de una mano, llegó y se metió a la ducha, y dándole al mando del agua nos ordenó: “Mis zorritas quiero que me enjabonen y luego me limpies muy bien”. Una vez más obedecimos, y le dejamos bien limpio cuando terminamos nuestro macho salió de la ducha, y nos ordenó limpiarnos entre nosotras. Después nos mandó volver a la cama con él allí bien abrazados los tres, el hijo de Ana nos dijo: “Son unas verdaderas putas esto va a ser el principio de una relación, la semana que viene las dos van a seducir a mi hermano Julio y quiero que se lo cojan hasta que ya no le salga semen, así no sospechara que mientras está aquí con ustedes yo me estoy tirando a la zorra de su mujer me que va a llevar a la Gloria (después me enteré de que la mujer del hermano mayor de mi Amo se llama Gloria), No sé si sabes Anita que tus nueras son también muy zorras y las dos son mis putitas también, Y tú María quiero que para la próxima semana le entregues a Ana una tanga usada de tu hija, quiero sentir su olor y tranquila te las devolveré yo o por medio de Ana, después de haberme pajeado con ellas toda la semana, las volverás a colocar entre la ropa de tu hija, quiero que lleve mi semen pegado en su concha y recuerda, no llevarás bragas ni nada que se le parezca, alguna vez te dejaré usar tangas, pero te los tendrás que ganar usando tu colección de puta. Un día vendrás a Santiago y te dedicarás a ser una puta callejera y si un hombre del pueblo te pide coger, accederás sin dudarlo, con el único que te negarás será con tu marido, a él se le acabó el tiempo usar tu concha, si acaso le haces pajas para desfogarle. Tras escuchar las instrucciones de mi amo me vestí y volvía mi casa, mi vida había cambiado para siempre ya mi marido, mis hijos y mis nietos no me importaban, complacer a mi amo y gozar de su divina verga era el objetivo prioritario de mi vida. Mi marido no se daba por enterado lo que pasaba y a mí tampoco me preocupaba que sospechara algo, total le diría que solo eran invenciones de su mente podrida.
Una noche me buscó para tener sexo, le dije que me dolía la cabeza y estaba cansada, pero que podía aliviar sus ganas con una paja, él no se negó y sacó su verga flácida casi inerte, la tomé en mi mano pensando en que era la de mi Amo y lo empecé a masturbar con vehemencia, poco a poco se estaba poniendo dura y mi mente me llevaba a las cogidas que mi Amo me había dado y en lo rico que lo pasábamos con Ana cuando lo estábamos complaciendo. “¡Oh, María, qué rico me pajeas!” –me decía gimiendo. “¿Te gusta?” –le pregunté. “¡Me tienes tan caliente! ¿Desde cuándo aprendiste a hacerlo tan rico?” –me preguntó. Me dieron ganas de contarle que había aprendido de Cesar y del ímpetu que tiene para coger, pero no podía delatarme de esa manera. “No digas estupideces o si no paro” –lo amenazo. “¡Por favor, no te detengas!” –suplica. Me reí al verlo suplicando, lo tenia bajo mi control con una simple paja. El idiota no sabía que su esposa era la zorra de otro y que sus suplicas eran el pago de una vida casi sin orgasmos a la que me había condenado. No tardó mucho en acabar, soltando gran cantidad de semen, se notaba que el cornudo ni siquiera era capaz de complacerse así mismo. Con el morbo encendido, recolecté todo el semen que se había desparramado y le dije: “¡Lame como el perrito que eres!”. Me miró algo extrañado pero obedeció. Verlo lamer su propio semen me calentó demasiado. “Creo que se me quitó el dolor de cabeza y el cansancio” –le dije. Me empecé a tocar delante de él. Quiso acercarse pero se lo impedí, le dije que solo podía mirar y nada más, que si quería podía pajearse pero nada más. Él me miraba con la verga en la mano, se pajeaba como poseído viendo como me tocaba recordando a mi Amo y lo mucho que lo estaba disfrutando. “¿Te gusta lo que ves?” –le pregunté jugando con sus emociones. “¡Claro, me encanta” –me responde. “¿Te gusta escuchar a la caliente de tu esposa gemir? ¿Me la quieres meter?” –le pregunté otra vez. “Hace tiempo que no estabas así de caliente y si quiero metértela” –me responde. “Siempre he estado igual de caliente pero tú no te dabas cuenta. Ahora solo te tendrás que conformar con verme masturbarme y tú solo te podrás pajear viendo” –le dije con una sonrisa. “¡Ay María voy a acabar!” –me dice. “Hazlo cerdo, acaba en tu mano y te la lames para que te comas tu propio semen, total te gustó hacerlo la primera vez” –le dije. Obediente a mi requerimiento el cornudo acabó en su mano y devoró su semen sin poner objeción. A los pocos minutos acabé deliciosamente imaginando que lo hacía sobre la verga de Cesar. Esa noche nos dormimos casi al instante.
Al llegar la mañana, recibo un mensaje de Ana indicando que el Amo estaba esperando la tanga de mi hija para jugar con ella. Fui hasta la habitación busqué en la ropa sucia, ya que había venido hace algunas semanas y había dejado la ropa acá, saqué la más sensual que encontré y se la entregué a Ana, quien se la hizo llegar al Amo. Lamentablemente los planes que había tramado con Julio y su esposa no se pudieron concretar, ya que uno de los hijos de ellos estaba enfermo, pero tenía la tanga de Tamara para jugar a ser perverso. Cuando pasó el tiempo me la devolvió impregnada con su semen tal como lo había dicho. Lavé la ropa de mi hija y dejé la tanga de las primeras para que cuando se cambiara la usara y asi tuviera la esencia de mi Amo en su concha.
El verano nunca fue tan intenso como ese, cogíamos todos los días, eran horas las que pasábamos encerrados en su casa o en la mía, todo por complacer a ese pervertido de Cesar que se había vuelto el dueño de mis orgasmos. Podría contarles lo que sucedió después pero esa es otra historia que no sé si están preparados para leerla.
Que buen relato Caballero exquisito como siempre
ResponderBorrarSiempre he querido un trío pero después de leerlo quiero un trío igual con esas perversiones
ResponderBorrarQue rica lectura mi concha de mojo ricamente leyendo logrando que palpitara suavemente gracias Mr.P besos sigue escribiendo
ResponderBorrarQue delicia
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