lunes, 19 de agosto de 2024

8. Perversas tentaciones 1


Para Victoria la vida era simple, ella era joven y venia de una familia con una buena posición económica, así que el dinero no le preocupaba y no tenía necesidad de trabajar. Además se había casado joven, con un buen hombre que tenía un buen trabajo y podía mantenerla. Ella tenía 23 y su esposo 38 cuando se casaron, además él ya tenía una hija de un matrimonio pasado. Miriam era una bella joven de 18 años, a simple vista muy recatada y obediente. Victoria tomó el rol de una amiga antes que de una madre sustituta con la joven y se llevaron bastante bien por la corta diferencia de edad que había entre ellas. Una vida perfecta, que solo se veía empañada por el detalle de ser demasiado aburrida, su nueva casa estaba lejos de la de sus familiares más cercanos, lejos de sus amigas y amigos, así que casi no los veía. Sus mayores interacciones eran con su esposo, su hijastra y algunos vecinos. Lo peor era que el trabajo de su marido consistía en viajar dos semanas fuera de la ciudad y pasar una semana en casa, lo cual frustraba más a la joven esposa.

Se llevaba bien con algunos vecinos, la mayoría la odiaban al considerarla una perra clasista, así que termino entablando una relación más cercana con su hijastra. Miriam era preciosa y bien desarrollada de su cuerpo ya dando muestras de que sería una mujer muy hermosa, para Victoria la pequeña adolescente era muy agradable y de cierta manera ella se veía reflejada en la chica. A su vez Miriam también sentía mucho aprecio por su madrastra, la veía como una hermana mayor, pues la joven adulta no se veía como una típica madre, era joven, elegante, educada, bonita y tenía una muy sexi figura de la que resaltaba su buen culo. Pero aun así no era suficiente para Victoria, ella no podía solo convivir con alguna que otra vecina y una adolescente, por muy bien que se llevaran. Así que un día consiguió un trabajo sencillo en una pequeña oficina, esto para conocer más personas y en las oficinas estaban felices de contratar a una sexi mujer como ella.

Para Victoria las cosas empezaron a ir un poco mejor, en poco tiempo hizo nuevas amistades con sus compañeras y tenía algunos admiradores masculinos que le reforzaban el ego. Todo iba bien hasta la llegada de las medidas de seguridad por la pandemia. Al principio para ella en su trabajo todo iba a seguir igual, pero no fue lo mismo para las escuelas y otros trabajos, como el de su esposo. Él tendría que cambiar su horario de trabajo, ahora trabajaría 4 semanas seguidas y solo podría descansar 4 días, era eso o ser despedido, así que no pudo negarse. Otro problema fue que las escuelas cerrarían y Miriam estaría sola casi todo el día. “¿Qué vas a hacer? ¿Dejar de trabajar?” –preguntó Miriam. “No, tu padre dice que si las cosas se ponen peor en su trabajo tal vez lo despidan y quiere que me quede con mi trabajo, solo por si las dudas” -respondió Victoria. “Sabes, también van a cerrar las escuelas, así que voy a pasar mucho tiempo en casa sola” –le dijo Miriam. “Si lo sé, tu padre está preocupado por eso, pero le dije que ya estas grande como para quedarte sola unas horas” –dijo la joven madrastra. “Gracias, creí que papá me encerraría con cadenas para asegurarse que estoy a salvo” –dijo la adolescente con una sonrisa.

Una vez que empezó la semana, Victoria dejó todo listo para que Miriam se hiciera cargo de cuidar la casa y hacer alguna tarea ocasional. “Muy bien, tienes todo lo que puedes necesitar en casa, así que no hay necesidad de que salgas. Volveré a las cuatro de la tarde, si me necesitas o pasa algo solo llámame al celular. ¿De acuerdo?” –dijo Victoria. “Sí, todo entendido. no te preocupes Vicky” –le dijo Miriam. Victoria se la pasó normalmente en su trabajo, hasta que el jefe mandó llamar a todos para una junta, debido a la situación global ellos como lugar de trabajo tenía que reducir su horario laboral. No se les despediría, solo trabajarían menos horas, aunque si se les pagaría menos. Esto no le molestó, con el cambio ella entraría a las 7 de la mañana y saldría al mediodía, lo cual reduciría las horas que dejaba a Miriam sola en casa, si bien ella confiaba en la chica, no podía evitar pensar que era una adolescente. “¿Cuándo empezará este nuevo horario? –preguntó Victoria. “Hoy mismo. Ya casi son las doce, prepárense para salir” –respondió el jefe. A diferencia de varios de sus compañeros, ella salió más tranquila del trabajo ese día. No le molestaba la paga menor, así que no se preocupó.

Al llegar a su casa, abrió la puerta en silencio, quería sorprender a su hijastra. “Miriam, ¿dónde estás?” –dijo en voz alta y pensó que tal vez estaría en el baño así que subió las escaleras. Mientras iba subiendo comenzó a escuchar unos gemidos que venían de su habitación y ella reconoció dichos gemidos de inmediato. Alguien estaba follando en su habitación, por un momento se asustó pensando que alguien había entrado a la casa y estaba atacando a su hijastra, pero al llegar a la puerta del cuarto se detuvo a escuchar con claridad los sonidos que venían del interior. “Sí, sí, eso, fóllame”. Era la voz de Miriam. “¡Ay, Dios mío! ¡Qué rico se siente! Pero déjame metértela toda” –decía la voz masculina que Victoria no reconoció pero sonaba joven. “No, no me cabe toda, me vas a lastimar. ¡Oh, mierda!” –gimió Miriam cuando su joven pareja la embistió para seguir metiéndosela. En ese momento Victoria no tenía duda de lo que pasaba y no perdió tiempo en abrir la puerta y entrar al cuarto donde pudo ver a Miriam y a un joven de su misma edad, desnudos y cogiendo sobre su cama. “¡Miriam, qué mierda está pasando aquí!” –gritó Victoria furiosa al ver como el chico se detuvo en seco y sacó la mitad de su verga de la vagina de la chica. Miriam saltó de la sorpresa y tomó una almohada para cubrirse mientras el chico trató de tomar su ropa pero Victoria se le adelantó y la tomó primero, dejando al adolescente desnudo. “¡Largo de aquí pequeño estúpido!” –gritó la joven adulta. “Pero no tengo ropa” –contestó el chico. “¡Dije que te largues ahora!” –vociferó Victoria sacándolo a patadas, lo persiguió hasta el patio trasero donde cerró la puerta dejándolo desnudo.

Al entrar devuelta a la casa, vio a Miriam bajando las escaleras usando solo una camisa para cubrirse. “Victoria, puedo explicarlo” –trató de decir Miriam desesperada. “¿Qué mierda vas a explicar? se perfectamente lo que estaban haciendo, en mi cama, mientras debías cuidar la casa. ¡En mi puta cama!” –dijo Victoria bastante furiosa. “Sí, lo sé, yo… lo siento, de verdad, pero…” –dijo Miriam visiblemente triste y comenzando a llorar. “Pero nada, te pusiste a coger en mi cama con un desconocido” –dijo Victoria. “Lo siento, yo no pensaba en hacer algo así. Carlos es un amigo y me mandó mensaje para invitarme a hacer algo, le dije que no podía y le expliqué que estaba sola cuidando la casa y entonces preguntó si podía venir, y vino, charlamos y…” –dijo Miriam con mucho nerviosismo y lágrimas. “Y se pusieron a follar como animales en mi cama” –dijo Victoria molesta. “Sí, bueno, no; digo sí” –desvariaba Miriam. “Te dijo que quería follarte y tú muy feliz le abriste las piernas como una pequeña puta” –dijo Victoria con el enojo a flor de piel. “No, fue al revés, yo le dije que quería hacerle sexo oral y el aceptó y luego de que acabó en mi boca le dije que si quería hacerlo conmigo y el aceptó. Lo siento, no sé qué pasó, solo quise hacerlo y lo hicimos, no sé qué más decirte” –le contesta Miriam.

Victoria observó a Miriam llorar y sintió lastima por la chica, ella entendía lo que era ser adolescente y que tus hormonas te traicionen. Ella misma había pasado por una situación parecida, solo que fue su padre el que la descubrió follando con su primer novio. Terminó perdonando la situación, incluso mostrando mucha empatía por su hijastra y hasta por el chico que arrojó desnudo al patio. El enojo de Victoria se había calmado y terminó riéndose con Miriam de lo sucedido, hablaron un poco más y luego ambas salieron al patio trasero para buscar a Carlos, lo encontraron en una casita de juegos tratando de ocultarse. Victoria intentó darle una toalla para que se cubriera, pero cuando el adolescente estiró la mano para tomar la prenda, ella se quedó bastante sorprendida al verle la verga aun erecta y babeando liquido pre seminal. “¿Me va a prestar esa toalla?” –dijo el adolescente mientras notó como la joven adulta se quedaba embobada con su masculinidad erecta. Victoria quedó con la boca abierta varios segundos contemplando la hombría entre las piernas del muchacho hasta que reaccionó. “Oh, sí, claro” –dijo sonrojada. Le dio la toalla y observó como el chico se la puso en la cintura, una porción de su miembro erecto seguía aun fuera de la toalla y ella no pudo dejar de observarlo. “¡Dios mío! ¡Qué deliciosa verga!” –pensó en voz alta sin darse cuenta que alababa el miembro viril de un jovencito. “Sí lose, muchas mujeres dicen que tengo una de las vergas más grandes que han visto” –dijo el chico con una sonrisa presumida. En ese momento ella se dio cuenta de lo que pasaba y dijo: “Bueno, no lo dudo” –mientras trataba de disimular el calor que sentía en su entrepierna.

Lo llevó a la sala junto con Miriam para tener una charla, tras conocer a Carlos y tener una charla con los dos adolescentes se dio cuenta que no podía evitar que cogieran. Al ser jóvenes encontrarían otras oportunidades y eso le preocupó. Victoria se enteró que Carlos era sexualmente activo desde hace dos años y esta era la primera vez de Miriam, también se dio cuenta que no usaban protección por lo que se preocupó aún más. Al final Victoria y los adolescentes llegaron a un acuerdo, podrían tener sexo hasta que ella llegara de trabajar, Carlos y Miriam estuvieron de acuerdo, y agradecidos de tener un lugar seguro donde tener relaciones. El segundo acuerdo era que debían usar condón cada vez que follaran, incluso se ofreció a comprarles los preservativos y una vez más ambos adolescentes estuvieron de acuerdo, y muy agradecidos. La última condición es que no lo harían en la cama principal de la casa, ellos cogerían en un cuarto de visitas en la planta baja, donde podría tenerlos a la vista, ya que tendrían que tener abierta la puerta. Sorprendentemente Carlos y Miriam aceptaron pese a la falta de privacidad. Se dio cuenta que las nuevas generaciones eran más abiertas de mente que las de antes y el trato entraría en vigor a partir del siguiente día.

Al salir del trabajo, Victoria fue a una farmacia lejos de su barrio para comprar condones. Ella se sintió algo avergonzada de pedirle los preservativos a la chica en la caja registradora, pidiéndole 3 paquetes de 3 esperando que fueran los correctos, pero tenía dudas. “¿Disculpe, estos condones son aptos para todas las medidas?” –preguntó ella. “Son de adulto tamaño regular. ¿Buscaba una medida más grande?” –dijo la chica de la registradora. “No sé, tendrían que probar estos primero” –dice contesta Victoria. “¿Son para su pareja o para otra persona?” –preguntó la joven de no más de 20 años. “Son para mi sobrino. Además, creo que es algo que no le incumbe” –dijo Victoria en tono molesta. “¿Le compra los condones a su sobrino?” –preguntó la chica. “Él me los pidió porque quiere empezar a tener relaciones y no tengo porque darle explicaciones” –volvió a responder Victoria molesta. “Lo siento, no quise ofenderla. Al contrario, es bueno que se preocupe por su sobrino, en esta época de enfermedades y embarazos no planeados, es bueno que un familiar adulto se preocupe por estos temas y oriente a los jóvenes” –dijo la empleada con una sonrisa honesta. “Gracias, pensé lo mismo y por eso me ofrecí a comprárselos, pero…” –se detuvo por un momento ya que tuvo dudas. “Pero, ¿no está segura del tamaño de los condones? estos son grandes. ¿Qué edad tiene su sobrino?” –preguntó la empleada. “Catorce” –respondió Victoria, mintiendo. “Muy bien, no se preocupe, con estos será suficiente, tal vez hasta le queden grande, ¿o acaso usted se la midió de alguna manera?” –preguntó curiosa la joven. “Bueno, no se la medí directamente, solo se la vi y era más grande que la de mi marido” –dijo Victoria algo avergonzada. “¡Wow, catorce, y dice que la tiene más grande que su esposo! Debe ser un semental el chico” –dice la vendedora. “Bueno, semental seria si también fuera bueno en la cama, el tamaño no lo es todo” –dijo Victoria. “¿Qué medida calcula usted?” -preguntó la empleada. Para Victoria recordar el tamaño de la verga de Carlos se transformó en un lujurioso recuerdo, en sus ojos la chica pudo ver que ardía de deseos. La chica la miró con los mismos ojos que ella tenía y no pudo evitar morder su labio, ya que ella también sentía al imaginar el tamaño que su vagina se mojaba. “La verdad no sé, pero creo que deben ser 20 centímetros” –dijo ella suspirando. Si Victoria pudiera ver debajo del mostrador se podría haber dado cuenta que la vendedora pasaba su mano por su entrepierna, por encima de su ropa, pero intentaba ser profesional y no ser descubierta por aquella clienta que estaba tan caliente como ella. “¡Tremenda verga tiene!” –le dice la vendedora. Victoria se sonroja por ese comentario tan en confianza de la chica, pero sí, era tremenda verga. “¿Le puedo hacer una pregunta personal?” –preguntó la chica. “Claro” –responde Victoria. “Si tuviera la oportunidad de cogérselo, ¿lo haría?” –preguntó con curiosa excitación. Victoria guardó silencio por un momento y le respondió: “Sí supieras lo húmeda que tengo la vagina ahora, te darías cuenta por si sola”. “Eso sería una delicia, pero sé cómo está porque yo estoy igual” –le dice la empleada de la farmacia. Ambas sonrieron pícaramente y le despachó la compra.

Al llegar a su casa Miriam y Carlos estaban en el sofá viendo la tele, los adolescentes tomaron los preservativos y se fueron al cuarto que Victoria les había preparado para sus encuentros y tal como acordaron dejaron la puerta abierta, de esa forma ella podría vigilarlos desde la sala. Los adolescentes tuvieron problemas, Carlos nunca había usado condones antes y Miriam había perdido la virginidad un día antes y no se habían preocupado por usar uno, así que no sabían como se usaba un preservativo. Al ver que los adolescentes habían roto 3 condones ella, se desesperó y entró a la habitación sorprendiendo a los dos. “Pongan atención solo voy a hacer esto una vez” –dijo Victoria. Enseguida se arrodilló entre las piernas de Carlos, el cual estaba sentado al borde de la cama, luego ella tomó un preservativo, lo sacó del empaque y lo colocó en la punta de la verga, la cual parecía haberse puesto más dura y erecta cuando Victoria entró a la habitación. Todo esto ante la mirada de Miriam, que no perdía detalle alguno de la situación. A Victoria le sorprendió el tamaño del órgano sexual del adolescente, debían ser como 20 centímetros como calculó, sin mucho vello y muy grueso, tanto que las venas se marcaban, era más grande que la de su esposo pensó para sí misma. Además, ella no pudo evitar pensar que el chico era apuesto, practicaba deportes y se notaba en su complexión. Tuvo problemas para ponerle el condón pero lo consiguió. “Ahí está, ya pueden continuar” –dijo ella. “Gracias” –dijeron Miriam y Carlos en coro.

Victoria salió de la habitación y se fue a lavar las manos, no podía creer lo que había hecho, de hecho no podía creer que estuviera dejando a dos adolescentes calientes coger en su casa. Se miró al espejo mientras se mojaba la cara, en ese momento comenzó a escuchar los gemidos de Miriam y supo que ya estaban follando. Trató de ignorar el ruido que los adolescentes hacían, pero era imposible, los gemidos de Miriam salían con fuerza de la habitación, más aún porque no les había dejado cerrar la puerta. Victoria se hartó y fue a cerrar la puerta del cuarto, pero al llegar se quedó observando la buena cogida que Carlos le estaba dando a Miriam. Él estaba arriba empujando su miembro dentro de ella, pero aunque Miriam lo disfrutaba bastante, el chico no podía meter por completo su miembro dentro de la joven adolescente. En ese morboso momento solo pudo imaginar lo que sería tener semejante verga metida dentro de su vagina y siendo bombeada con la fuerza y energía de un joven semental, de la misma forma en que su joven hijastra estaba siendo embestida. A ese pensamiento se sumó la falta de sexo que tenía desde hace algún tiempo con su esposo, por lo que añoraba una buena follada como la que la Miriam recibía en ese momento. Victoria perdió la noción del tiempo mientras observó a los adolescentes follando, en un momento el chico comenzó a bufar y a embestir con más fuerza para después decir que se estaba eyaculando. Miriam y Carlos acabaron juntos en un orgasmo bastante fuerte que la impresionó mucho. El adolescente también le dio un beso apasionado a Miriam aún con la verga adentro, lo que le encantó a Victoria, pues era una imagen muy erótica.

Después de descansar un poco con su miembro aun erecto dentro de Miriam, Carlos lo sacó y lo puso en el vientre de la chica. Victoria observó que el condón estaba lleno de semen y cuando quería volver a metérselo a Miriam, ella lo detuvo. “Espera, ese condón no va a aguantar ponte otro” –dijo Victoria. Los adolescentes se sorprendieron de verla en la puerta observándolos coger. “Sí, lo que tú digas” –dijo Carlos que se quitó el condón, manchando la cama, el suelo y a Miriam con semen que se escurrió del preservativo y luego solo lo tiró al suelo. “Ten cuidado, estas manchado todo y cada condón que uses tirarlo a un bote de basura o te voy a poner a recogerlos con la boca” –dijo la joven adulta. “Eso suena divertido” –dijo Miriam muy feliz. “Pues eso es lo que vas a hacer pequeña pervertida” –dijo Victoria a Miriam. “Pervertida eres tú que nos miras coger” –respondió Miriam en tono de broma. “¿Quieres seguir teniendo un lugar donde coger o quieres que le diga a tu padre?” –preguntó Victoria algo molesta. “¡No, por favor! ¡Lo siento! Es que es raro que nos estuvieras mirando” –le dice Miriam. “Solo veía lo mal que lo hacen” –dijo Victoria en tono displicente y después se fue de la habitación para mirar la tele. Poco le duró la tranquilidad, pues volvió a escuchar los gemidos de Miriam y Carlos, pero esta vez solo los veía a la distancia. Los adolescentes estuvieron cogiendo un buen rato, follaban, llegaban al orgasmo, descansaban y volvían a empezar, incluso llegó a perder la cuenta de cuantas veces estuvieron como locos cogiendo.

Después de un rato de silencio, los adolescentes salieron de la habitación, agotados y sudados, ambos apenas podían caminar. Se dieron una ducha por turnos y Victoria limpió la habitación, encontró siete condones usados que recogió de mala gana, manchándose las manos de semen en el proceso. “Si al menos estos condones los hubieran usado conmigo” –dijo Victoria con algo de envidia mientras se lamia las manos para sentir el sabor de ese semen juvenil. A pesar de la molestia que le generaba la situación, esta le trajo gratos recuerdos de su juventud antes de conocer a su esposo. Recuerdos donde era libre de coger con quien quisiera y de mil formas posibles. “Disculpa Victoria, Carlos pregunta si tienes una toalla que le prestes” –dijo Miriam. “Sí, ahorita se la llevo” -respondió ella. Tomó una toalla, se dirigió al baño entrando sin llamar y se fue a la ducha y antes de darle la tolla al chico se quedó viendo cómo se bañaba. Carlos se dio cuenta de eso y comenzó a masturbarse, Victoria notó que había sido descubierta y dejó la toalla saliendo del baño.

Al día siguiente, estaba en su trabajo, pero su mente se encontraba en lo que había pasado el dia anterior, no dejaba de pensar en que había lamido el semen del novio de su hijastra y que lo vio masturbándose en la ducha. Su cabeza parecía dar vueltas de manera perversa; también recordaba esa excitante conversación que tuvo en la farmacia, pero no había querido masturbarse, ya que se encontraba en una lucha constante. Una vez que llegó a su casa, se alegró al ver que estaba muy limpia y ordenada, los adolescentes lo habían hecho en agradecimiento por dejarlos follar. Luego Carlos y Miriam se fueron a la habitación. Mientras ellos follaban Victoria se relajó, se quitó la blusa del trabajo y los pantalones, quedando solo en ropa interior y en calcetines. En ese momento comenzó a escuchar los gemidos de placer de Miriam, por lo que se acercó al cuarto para ver como los adolescentes daban rienda suelta a sus más bajos instintos. Volvió a quedar sorprendida por la follada que Carlos le daba a Miriam. Él la tenía en cuatro sobre la cama mientras le daba la verga por en la vagina. Esta vez pudo apreciar más al joven, era atractivo y se notaba en su constitución física, tenía una buena fibra muscular y un firme trasero. Victoria no se dio cuenta pero se estaba calentando viendo a los dos adolescentes follar, se mordió el labio cuando observó como el chico se detuvo un momento y le besó la espalda a Miriam, mientras a su vez le sobó las tetas. En ese momento Carlos se dio cuenta de que Victoria estaba en la puerta, metiéndose la mano debajo de las bragas y con cara de caliente, ella no podía dejar de mirarle esos musculosos brazos y esos glúteos marcados. “Carlos, sigue. ¡No te detengas!” –dijo Miriam en tono suplicante. El chico volvió a meterle la verga a Miriam, mientras Victoria observaba como entraba y salía en la vagina de la hijastra. Exacerbada por la imagen que veía Victoria se masturbaba frenéticamente, mojando su vagina como nunca antes, intentaba no gemir para no ser descubierta, aunque Carlos ya la había visto antes.

Mientras tanto Miriam estaba a punto de llegar al orgasmo y gritó como una posesa, pero en ese momento alguien tocó la puerta de su casa, Victoria se sorprendió y fue a ver quién era, pero no abrió la puerta, en su lugar preguntó. Para su sorpresa era la mama de Miriam, Victoria se asustó y dio un grito llamando a la joven. “¡Miriam, tú mamá está aquí!” –dijo con fuerza. La chica rápidamente se comenzó a vestir. La mamá de Miriam habia tomado “vacaciones forzosas” por la pandemia, así que venia para invitarla a pasar un fin de semana con ella. Miriam aceptó ir a cenar con su mamá a su casa, mientras Victoria fue a buscar a Carlos. Lo encontró desnudo en el cuarto de baño principal. “¿Ya se fue?” –le preguntó el muchacho. “Si y Miriam con ella, la traerá en un par de horas. ¡Eso estuvo cerca! –respondió ella. “Lo sé. Se la estaba metiendo tan rico que cuando gritaste me dio una patada y me dijo que me escondiera así que corrí y no supe dónde meterme, por eso estoy aquí” –dijo el chico mientras se exhibía ante la madrastra de su novia. Su verga seguía fura, su glande estaba amoratado. Victoria sintió como su vagina se humedeció al verlo, pero aunque se la quería meter a la boca el pudor era más grande. “No seas cerdo, ponte algo de ropa” –le dijo. “La dejé en la habitación, no te dije que tuve que correr. Oye, me duelen los testículos, ¿por qué?” –le dice el muchacho. “No tuviste tiempo de acabar, mastúrbate y se te pasará” –le dijo ella mientras no dejaba de mirarle la verga que palpitaba. “Viéndote vestida así será fácil” –dijo Carlos, refiriéndose al hecho que ella estaba en ropa interior. “¡vete a la mierda! ¡Sal de aquí!” –le dijo Victoria. “Por qué estás casi desnuda?” –le preguntó Carlos. “Me iba a bañar idiota y deja de masturbarte. Cuando te dije que lo hicieras no era para que te estuvieras pajeando en frente mío. La cabeza de la joven adulta era un mar de contradicciones, por un lado le encantaba verlo y deseaba saborear su semen directamente de su verga, pero por el otro estaba el hecho de que es el novio de su hijastra. “No había estado aquí antes” –dice Carlos. “Es una ducha spa, mi esposo la instaló pero casi no la usamos. Tiene una regadera con masaje y espuma” –dice Victoria. “¡Wow! ¿Puedo probarla?” –preguntó el chico. “No” –respondió la joven adulta en seco. “¡Por favor! No seas mala” –le dijo Carlos.

Aunque al principio se negó, terminó dando permiso al chico de meterse al baño e hizo los ajustes del masaje y temperatura del agua, y Carlos entró. Cuando el agua empezó a correr por su cuerpo el soltó expresiones de asombro, en definitiva se la estaba pasando bien. Tanto que ella también quiso terminar la ducha que tenía planeada en esa regadera que casi no usaba. “Vamos, apúrate, también quiero entrar” –dijo ella observando a través del cristal el cuerpo desnudo de ese adolescente. “Puedes entrar conmigo hay suficiente espacio para los dos” –dijo Carlos abriendo la puerta. “¿Estás loco? No me voy a bañar con un mocoso” –dijo Victoria.  “Hace unos minutos te estabas masturbando mientras me veías como me cogía a Miriam, yo diría que hay confianza. ¿Qué tiene de malo que te bañes conmigo?” –dijo el chico masturbándose a la vista de Victoria. “¡Descarado! Yo no me masturbaba” –dice ella. “Entonces, ¿qué hacías?” –le preguntó. “Está bien, si me gustó verlos”. No puedo creer que dije eso” –dijo Victoria arrepentida de sus palabras. “Lo sabia, desde que me agarraste la verga para ponerme el condón me di cuenta que te gustaría sentirla dentro” –dijo el adolescente en tono de burla. “Estás loco. De nada te sirve una verga así si no sabes usarla” -respondió la hembra. “Tú me has visto usarla con Miriam y le encanta, y a ti te encanta vernos” –dijo el morboso joven. “Si te he visto y solo me impresiona el tamaño, Miriam es muy joven es obvio que le gusta tu verga por ser la primera que prueba” –le dice ella.  “Y tú ¿no quieres probarla? –preguntó el adolescente acelerando el ritmo de su mano. “No me tientes niño, no sabes lo que soy capaz de hacer” –dice Victoria, aunque otra vez la invadió la vergüenza. No podía comportarse de esa forma. “Lo sabía, tú quieres mi verga” –dijo Carlos mientras se reia de la respuesta de la joven mujer. “Soy una mujer casada, no necesito nada de un niño” –le respondió Victoria.

La conversación ya estaba tomando otro camino, Carlos no paraba de masturbarse frente a la sensual madrastra de su novia. “Para empezar tu dijiste que mi verga es la más grande que has visto o sea que es más grande que la de tu esposo y por como la miras cualquiera diría que se te hace agua la boca por chupármela” –le dice el joven. “No hables de mi marido, él es un hombre” –le dice ella con enojo. “Un hombre que se coge a su mujer. ¿Hace cuánto que no te la mete?” –pregunta el excitado Carlos. “¡Vete a la mierda!” –le responde ella. “¿Tanto tiempo? ¡Wow por eso estas urgida!” –le dice el chico. “¿De qué hablas? Yo no te contesté nada” –dice molesta. “Tu expresión lo dijo todo. ¿Hace cuánto que no te pone en cuatro?” –le preguntó de manera osada. Victoria se quedó en silencio mientras trataba de no ver a Carlos masturbarse. “¿Hace cuánto? Vamos, debe de ser mucho tiempo para que no tengas una respuesta” –dijo Carlos. “¡Meses! ¿Estás contento ahora? Será mejor que no me hables” –respondió ella con enojo. “Oye lo siento, no quería hacerte enojar. Me disculpo por lo que dije” –expresó el muchacho saliendo de la ducha para reconfortarla. “¿Qué haces mocoso degenerado?” –dijo la joven adulta. “Relájate, solo es un masaje” –dijo el adolescente sujetando la mano de la joven mujer y comenzando a masajearla. Victoria disfrutó de las caricias pero no quiso dejarse llevar y trató de salir del baño, pero cuando se dio la vuelta el chico la sujeto por los hombros. Carlos continuó con los masajes y Victoria empezó a relajarse, de hecho disfrutó bastante, pero en el mejor momento el adolescente la soltó y se fue a la ducha. “Si quieres que continúe, ven aquí” –dijo Carlos con una sonrisa, invitándola a la ducha con él. “Hijo de puta” –le dijo la hembra con mucho desprecio.

Quiso salir del baño otra vez pero se dejó llevar, ella era una adulta, un mocoso no la iba a sacar de sus casillas, así que se dio la vuelta y fue a la ducha. “¡Abre la puerta!” –ordenó con voz firme y visible molestia la joven mujer. “No, primero quítate la ropa” -respondió el adolescente. “Eso no va a pasar, pedazo de mierda” –dijo Victoria casi gritando. “Todo esto es solo para verme desnuda” –añadió. “Pues sí, te quiero ver desnuda. Es injusto que solo tú puedas verme desnudo y aparte me obligues a darte masajes sin recibir nada a cambio” –dijo Carlos con una sonrisa. “Eres un… olvídalo” –dijo Victoria y se quitó la ropa interior para entrar a la ducha con el adolescente, el cual estaba sorprendido que su plan hubiera funcionado. “¡Oh, mierda!” –dijo ella al darse cuenta de la situación en la que se había metido. “¿Y mi masaje?” –preguntó ella aparentando seguridad. El adolescente se acercó y comenzó a masajear sus tetas, Victoria solo se quedó inmóvil ante el toque de Carlos. El adolescente también aprovecho para meter sus dedos en la vagina de la mujer y le chupó las tetas. “¡Por favor, detente! ¡No puedo hacer esto! ¡No de nuevo!” -trató de decir Victoria. “¿De nuevo? ¿Así qué ya le pusiste los cuernos a tu esposo?” –preguntó Carlos mientras mordisqueó uno de los pezones de la mujer. “¡Hijo de puta!” –solo alcanzó a decir la joven mujer. El adolescente entonces se puso de rodillas y metió la cara entre las piernas de la mujer, lamiéndole la vagina con gran habilidad, sacándole varios gemidos; pero antes de que Victoria llegar al orgasmo, él se detuvo. “¿Con quién le pusiste los cuernos? -preguntó el adolescente. “Con quien no. Le puse varias veces los cuernos con diferentes hombres, entre ellos su hermano, mi ex novio y un stripper en mi despedida de soltera, por eso nos mudamos, todo el mundo lo sabía, pero han pasado meses desde eso” –respondió ella. “¡Hasta ahora!” –dijo Carlos poniéndose de pie.

Luego Victoria se puso de rodillas para chuparle la verga con gran entusiasmo, la hembra adulta lo hacía de maravilla y ahora el adolescente era el que gemía de placer. Ambos estaban disfrutando bastante de lo que pasaba en la ducha hasta que escucharon como alguien toco la puerta. “Oye Victoria, ¿estás ahí?” –se escuchó la voz de Miriam mientras la hembra adulta se sacó la verga de la boca para responderle. “¿Qué? Este… si aquí estoy… dándome una ducha” – respondió ella con gran nerviosismo mientras Carlos se tapó la boca. “Qué bien! Por cierto mi mamá ya se fue, solo vino para que saliéramos y a dejarme unas cosas, y algo de dinero. ¿Carlos está contigo? -preguntó su hijastra. “yo… no sé” – le respondió ella, mientras trataba de hablar, Carlos abrazó por la espalda para poder sobarle las tetas y restregar su verga en las nalgas de la mujer. “Dile que estoy aquí dándote verga” –dijo Carlos al oído de ella. Sintió un hormigueo en su vagina, la calentaba demasiado decirle eso, pero mantuvo la compostura y le dijo de manera un tanto desesperada para que su hijastra se fuera: “Él… él ya se fue… salió por una ventana”. “¿Por una ventana? Está bien, si tú lo dices. Por cierto mi mama me dejó dinero podemos ir a comprar algo de cenar, en esta calle hace unas semanas se pusieron con un local de hamburguesas y hot dogs” –dijo Miriam. “¡Sí! Puedes ir” –dijo casi gritando cuando la punta de la verga de Carlos empezó a meterse en su vagina. “¿Sola? ¿En serio? Sabes que mi papa no me deja salir sola, pero si tú me das permiso yo no le diré nada” –dijo con entusiasmo la joven adolescente. “¡Sí! ¡Sí! ¡Sí¡” -gritó Victoria mientras Carlos se la follaba en la ducha. “¡Muy bien! Eres la mejor Victoria. ¡Ahora vengo” –dijo Miriam. “¡Yo también!” –gritó en respuesta, mientras era follada con fuerza.

Con mucha alegría Miriam salió de su casa para comprar unas hamburguesas en el puesto de la esquina. Ella estaba contenta de poder salir sola sin ser acompañada por su padre o por Victoria, que la cuidaban mucho. El pequeño puesto de comida era manejado por Zaida, una chica de 20 años con la que Miriam había llegado a charlar en algunas ocasiones y se llevaba bien con ella. Al llegar al puesto este ya casi cerraba y solo se encontraban Zaida y su novio Josué, ella se puso a platicar con ambos mientras preparaban su orden. “Qué raro verte sola Miriam” –dijo Zaida mientras su novio puso una canción de reggaetón en el pequeño parlante que tenían. “Sí, mi papá es algo sobreprotector” -respondió la chica. “Me imagino por que no te dejan sola, todos por aquí te deben traer ganas, estas bien buena” –dijo el novio de Zaida mientras sujetó a su novia y ella le comenzó a mover sus nalgas al ritmo de la canción. “¡Gracias! Sí, mi padre está obsesionado con eso, le molesta que me vista con ropa corta” –dijo Miriam vestida con unos shorts de mezclilla muy cortos y una camiseta azul muy escotada, lo que alcanzó a ponerse después que llegó su madre a buscarla. “Como esos shorts, se te ve media nalga con ellos y dime, ¿traes tanga?” -preguntó Josué. “No, pero me gustaría, aunque sé que mi padre nunca me compraría una” –respondió ella. “Tus padres no deberían limitarte tanto” –dijo Zaida mientras presionó sus nalgas contra las piernas de su novio. “A lo mejor ella es así apretadita y mojigata” –dijo Josué disfrutando del baile de su novia. “Tú no sabes de lo que soy capaz” –dijo Miriam de manera sexi al joven mayor. “¿Y qué significa eso? Según tú de que eres capaz” -dijo Zaida levantándose de las piernas de su novio para ver la carne de hamburguesa. “Cosas, ya sabes” –dijo de manera seductora Miriam. “¿En serio? ¿Ya has probado una verga?” –dijo el novio de Zaida apretándose la verga sobre el pantalón. “Creerás que solo una” –dijo Miriam. “¿Tú? ¿La niña fresa? No te creo. ¿Quién y cuándo?” -preguntó Zaida. “Bueno, no le digan a nadie, pero se podría decir que ya tengo novio, aunque por el momento solo tenemos sexo” –dijo Miriam. ¿En serio?” –preguntó Zaida. “Sí, y varias veces” –le respondió la chica. “Quien diría que la niña mojigata era tan putita” –dijo Zaida con una sonrisa. “Oye tengo una idea, si eres tan putita como dices y te quieres llevar tu orden gratis, ven y báilame” –dijo el joven. “No creo, Zaida te va a pegar” –respondió Miriam. “No conoces a Zaida, a ella le gusta ver a otras mueven el culo para mí” –dijo Josué y le agarro el culo a su novia la cual también traía unos shorts muy cortos y apretados. “Vamos Miriam, quiero verte moverle esas nalguitas a mi novio, si lo haces bien hasta papas te voy a regalar” –dijo Zaida. “Yo, es que me da vergüenza aquí en la calle” –dijo nerviosa la chica. “Bueno vamos al pasillo de la casa” –dijo el joven que se levantó de la silla y tomo a Miriam de la mano para llevarla y de inmediato ella se puso a bailarle.

Miriam no tardó nada en comenzar a mover su culo al ritmo de la música, pegándose a la ingle del muchacho ante la mirada de Zaida que solo reía y animaba a los dos a ponerse más intensos. “Vamos amor, es todo lo que vas hacer con esa pequeña putita” –dijo Zaida. Con esto el joven comenzó a presionar su miembro ya erecto contra el trasero de Miriam, algo que ella disfruto bastante y empezó a mover lento el culo para poder sentir todo el tamaño de la verga de Josué. Algo que también le gustaba era que Zaida los viera, Miriam se llenaba de un cierto orgullo de saber que el novio de la chica mayor estaba más interesado en ella que en su propia pareja. Por esa razón no protesto cuando sintió las manos del joven apretarle las tetas. Luego, él la volteó poniéndola de frente suyo y comenzó a besarla, Miriam disfruto esto y no le sorprendió cuando el joven la sujeto por el culo y la cargo, por lo que ella se abrazó con las piernas a las caderas del joven y siguieron besándose. Luego, el joven le levantó la camisa y sacó sus tetas sobre el brasier para chupárselas, mientras la chica observo a Zaida mirándolos y pudo ver lo excitada que ella también estaba. Sin embargo, la diversión se acabó cuando Zaida les dijo que las hamburguesas estaban listas. Cuando Miriam quiso ir a recogerla, Zaida la detuvo y a empujó de vuelta al pequeño patio de la casa.

Luego Zaida y Miriam comenzaron a bailar otra vez, también comenzaron a besarse, esto sorprendió a Miriam pero no le desagrado y le regresó el beso usando su lengua. El novio de Zaida se les unió y comenzó a besarlas. Luego él se sacó la verga y puso a Miriam chupársela, la chica no luchó mucho con la idea de hacerle sexo oral al novio de Zaida y delante de ella. Mientras chupaba la verga de Josué, Zaida le bajó los shorts y le metió los dedos la vagina. “Mira la niña mojigata decía la verdad, no es virgen” -dijo mientras follaba a Miriam con fuerza provocándole mucho placer a la adolescente. “Si me di cuenta por como la chupa, es buena la pequeña putita” –dijo el chico metiendo con fuerza su verga en la garganta de Miriam. Luego Zaida le metió un dedo en el culo. “Por el culo no se la han metido y lo tiene muy apretado” –dijo Zaida. “¡Me vas a hacer acabar! ¡Sigue chupándola!” –dijo el joven, mientras su novia penetraba la vagina de Miriam con sus dedos. Era una escena candente para Miriam, verse envuelta en algo tan perverso en ese instante. Ella siguió haciendo su tarea de la forma más perversa y sucia, le pasaba la lengua de la base al glande, la engullía con lujuria y la llenaba de saliva para masturbarlo suavemente. Josué no pudo aguantar más y eyaculó una gran carga de semen en la boca de Miriam, haciendo que le saliera por la nariz.  el joven mientras eyaculo una gran carga de esperma en la boca y la garganta de la adolescente hasta hacer que el esperma saliera por la nariz de Miriam. Casi se ahogó con el semen del muchacho pero logró tragar la mayor parte. Zaida estaba como loca penetrándola con sus dedos, hasta que pudo sentir un intenso orgasmo apoderarse de ella por completo, sus gemidos cargados de placer fueron tan intensos que sintió que el corazón le saldría por la boca. “¡Vaya, sí que resultó ser una putita!” –dijo Zaida lamiendo sus dedos para probar los tibios fluidos de Miriam. Mientras la chica arreglaba su ropa, Zaida la besó con lujuria para sorber los últimos rastros del semen de su novio.  Miriam tomó su pedido y las papas fritas que le obsequiaron por ser una buena putita y se fue a su casa con una gran sonrisa en el rostro.

Mientras tanto en casa, Victoria estaba montando con intensidad la verga de Carlos, esto mientras el acariciaba sus tetas y las apretaba con fuerza. La joven mujer follaba con ansiedad y casi desesperación, había pasado tiempo desde la última vez que tuvo sexo de esa forma, totalmente desenfrenada solo preocupándose por su placer. Exactamente eso pasaba cada vez que le ponía los cuernos a su marido, ya fuera con el vecino, con su cuñado, con su ex novio y el stripper de su despedida de soltera, su marido no lograba sacar de ella a la puta que había en su interior. Su marido no estaba consciente de sus infidelidades pero lo sospechaba, por eso se cambiaron de casa, él la amaba y se consolaba creyendo que solo eran chismes de gente malintencionada. Si bien en un principio la idea de volverle a ser infiel a su marido de nuevo, le dejaba la moral baja, pues se había jurado así misma que nunca volvería a pasar, una vez con la verga de Carlos penetrándola con esa intensidad juvenil, esto se le olvido y se dedicó a disfrutar del momento entregándose al joven adolescente y los placeres carnales que este le ofrecía.

Después de una tarde de coger como si el mundo dejara de existir, Victoria llegó al orgasmo en un gran grito y muchos gemidos, mientras Carlos eyaculó dejando su vagina llena de semen. El placer que sintió ella al sentir como esa deliciosa verga se descargaba en su interior la hacía gemir con locura, se apretaba los pezones y lo miraba a los ojos como una pervertida putita. Se mantuvo sobre su joven amante por unos segundos disfrutando de la verga que aun lanzaba chorros de semen. Carlos se solo se quedó quieto disfrutando de como la vagina de esa sensual mujer extraía hasta la última gota de su esperma. Después de unos minutos ella se levantó temblando y dejando salir la verga de su joven amante de la vagina y debido al cansancio solo se recostó al lado del chico y lo envolvió con una de sus piernas mientras sentía el esperma escurrir de  vagina. A ella no le importó que la cama donde dormía con su marido se llenara de los fluidos de un adolescente revueltos con los suyos después de una larga tarde cogiendo, no le importaba mientras ella disfrutara como no había disfrutado hace mucho tiempo y ambos amantes se quedaron dormidos. Olvidando que Miriam estaba por llegar a casa después de la “compra”.

  

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