lunes, 11 de noviembre de 2024

44. Mi madre es la sirvienta 1

La historia que les voy a contar la voy a dividir en dos partes, me llamo Armando, les voy a contar un poco de mí y mi situación, siempre he vivido con mi madre, su nombre es Amparo, ella es una mujer que esconde sus encantos detrás de una fachada de ingenua y despistada.  Cabello negro y muy caderona, toda una señora de casa, mi padre la abandonó poco después que supo que estaba embarazada, con la excusa que se iría a trabajar a los Estados Unidos para buscar un mejor porvenir, la dejó sola, le mandaba dinero para cubrir las necesidades del embarazo. Un día le dijo que había encontrado a otra persona por esos rumbos y que la relación había terminado, que se hiciera cargo ella de mí o hiciera lo que bien le viniera en gana.

Desde entonces ella se dedicó a trabajar en lugares donde no pagaban bien, pero con eso podía pagar nuestros gastos. La situación se fue complicado cuando entré a la preparatoria ya que pedían muchas cosas, por lo cual comenzó a buscar una mejor solución económica, hasta que un día se presentó la oportunidad de trabajar en lo que pensábamos que era el lugar ideal. Un señor ya viudo llamado Baldomero el cual acudía con regularidad a comer al restaurant donde trabajaba mi madre, le ofreció trabajar como sirvienta en su casa a tiempo completo, esto porque le gustaba mucho como cocinaba mi madre y su anterior sirvienta renunció para volver a su pueblo, el señor ya tiene su edad, es dueño de una empresa inmobiliaria y solo vivía con su único hijo Esteban. Una de las principales condiciones era vivir en la casa del señor, así que terminamos aceptando, esto lo vimos como otra gran oportunidad porque ya no tendríamos que pagar renta, la primera semana me costó adaptarme, ya que no es lo mismo un lugar propio que vivir en casa ajena. Afortunadamente Esteban me ayudó mucho en el proceso, ya que se comportaba de una forma muy amable conmigo, me llegó a regalar cosas de cuando él era joven que ya no necesitaba como comics o videojuegos cosa que me hizo sentir bienvenido.

Mi madre, solo se dedicaba hacer de comer, limpiar dentro de la casa y por las tardes salía a pasear dos perros labrador, fue así que pasó un año y todo iba muy bien, hasta que desafortunadamente el señor Baldomero comenzó a enfermarse muy seguido, se la pasaba constantemente hospitalizado. La tragedia llegó un día sábado por la tarde, el señor Baldomero había muerto. Esto le pegó mucho a Esteban, se la pasaba constantemente encerrado en su habitación y solo salía para beber, emborracharse y llegar a las altas horas de la noche. Incluso empezó a llevar mujeres a la casa no importando la hora que fuese, solo se escuchaba gemidos desde su habitación y en ocasiones podía ver pasearse por la casa esas mismas mujeres desnudas como si fueran las señoras de la casa.

Mamá empezó a temer por el empleo, ella pensaba que en cualquier momento Esteban le daría las gracias y debería buscar otro trabajo, una noche mí madre trató de hablar con él, yo me encontraba en la cocina y desde ahí podía ver la sala, donde se encontraban ellos. “Señor Esteban, perdón por molestar pero como usted sabe este empleo es muy importante para mí y me preocupa mucho que ya no necesite de mis servicios, solo quería decirle que si llegara hacer así me lo notificará con tiempo para poder buscar otro empleo” –le dijo mi madre. “¡Amparo, Amparo, Amparito! ¿Por qué dices eso? Claro que necesito de tus servicios, no tienes que preocuparte por nada, ven siéntate” –respondió Esteban. Mi madre se sentó en el mismo sillón, Esteban pegó un brinco y se dio una vuelta recostándose en el sillón, apoyó su cabeza en el regazo de mi madre, ella quedó sorprendida con las manos levantadas que no sabía qué hacer. “¡Que cómodas piernas tienes Amparito!” –dijo Esteban mientras levantaba su mano y la colocó en la mejilla de mi madre para acariciarla.

Entonces, salí de la cocina y fui a la sala, me quedé mirando a Esteban, quien al verme se levantó rápido y se me acercó. “Armando, amigo. Necesito que me hagas un enorme favor, mañana van a venir a llevarse unas cosas de mi padre, pero si te soy sincero no creo poder levantarme temprano, así que te quiero pedir de favor que seas tú el que las entregué” –me dijo mientras me daba un abrazo de hombro. Sacó de su pantalón una hoja doblada, me la entregó y me dijo que ahí estaba todo lo que se tenían que llevar, le respondí que no había problema, yo me encargaba. “Excelente mi amigo, entonces ya vete a dormir que debes estar listo a las 7 de la mañana” –me dijo mientras me dirigía a las escaleras que llevaban a nuestra habitación. Subí las escaleras, entré a la habitación que compartía con mi madre, pero solo para quitarme los zapatos y volver a bajar sin hacer ruido, no me gustó la idea que mi madre estuviera sola con él y más si estaba borracho. Cuando volví a tener vista de la sala vi al Esteban parado a un lado de una chimenea, tratando de sacar un cigarro, no sé si por descuido o intencionalmente se le cayó su cigarrera esparciendo los cigarros en la alfombra. Mi madre se levantó del sillón y le dijo no se preocupe. “Déjeme yo los levanto” –le dijo. Entonces Esteban solo se sentó y encendió el único cigarro que le quedó en la mano, mi madre se arrodilló para recogerlos pero hubo un momento que se puso en cuatro para sacar los que estaban debajo de una mesa. Estaban fumaba el cigarro contemplando el culo de mi madre, que levantaba tratando de alcanzar los cigarros. Ella llevaba un vestido negro y una blusa floreada color amarillo, su culo y sus caderas se le moldeaba muy bien ese gran culo a través de la falda.

Mi madre se levantó una vez que tenía todos los cigarros. “Mil disculpas Amparito soy un torpe, le agradezco por ayudarme a levantarlos, déjeme agradecerle con un whisky” –le dijo él a mi madre. “No tomo alcohol desde hace mucho, no se preocupe señor no tiene por qué agradecerme” –respondió mi madre. “Amparito tú y Armando son lo más cercano que tengo a una familia en estos momentos, por favor no me desprecie un trago” –insistió Esteban a mi madre. “Bueno pero solo una” –le respondió mi madre. Le sirvió el whisky y se lo dio a mi madre, estuvieron platicando ambos de su pasado mientras tomaban y poco a poco mi madre entró más en confianza con ayuda del alcohol, en el transcurso de la plática ya se había terminado su vaso y Esteban con botella en mano le volvió a servir más y ella ni lo notó y continuó bebiendo. Yo seguía en mi escondite pero me estaba venciendo el sueño que pensé en ir a dormir cuando escuché a Esteban decirle a mi madre: “¿Cuántos hombres has tenido en tu vida?” –le preguntó. “Solo el padre de Armando, después de que naciera él no volvió a tener otro hombre” –respondió mi madre. “¿Enserio? ¿Nunca ha tenido ganas de tener sexo con alguien más?” –preguntó Esteban sorprendido. “Si he tenido ganas, pero hay otras formas de satisfacer esas necesidades” –le respondió mi madre mientras le mostraba su mano moviendo los dedos. “Entonces tú y tu mano se llevan bastante bien” –dijo Esteban. “Bastante bien señor, que no se imaginaría que momentos me ha hecho pasar” –dijo mi madre.

Para mí era muy raro e incómodo escuchar a mi madre decir eso, me sentí mucho peor cuando me la imaginé jugando con su mano. Fue en ese momento cuando Esteban se levantó, bajó el cierre y sacó la verga enfrente de mi madre. “Amparo dígame honestamente aquí tiene una verga ¿Cuál escogería su mano o mi verga?” –le preguntó. Me disponía a intervenir pero tal fue mi sorpresa que me quedé congelado al ver como mi madre se la agarró y con un muñequeo comenzó a subir y bajar su mano. “No es obvio, escojo su verga don Esteban” –le respondió mi madre. “Vamos Amparito por que no la pruebas” –dijo Esteban. Mi madre acerco su cara a la verga de él, comenzó con pequeñas lamidas para después introducirlo en su boca mientras se lo succionaba, sonaba aquello como un chupón intensificando el sonido mientras más rápido movía su cabeza mi madre hacia atrás y hacia adelante. La escena parecía salida de una película porno, mi madre agarraba fuertemente con una mano la verga de Esteban, mientras se lo mamaba y en su otra mano sostenía su vaso whisky. Mi madre se terminó por levantar, con la mano se limpiaba los restos de saliva de la boca, a continuación metió sus manos por debajo de su falda y se fue bajando su ropa interior hasta que se la quitó por completo. El señor Esteban la tomó por la mano, la llevó hacia una mesa de ajedrez donde se levantó la falda ella hasta la cintura y se sentó sobre la mesa abriendo totalmente las piernas dejando ver unos frondosos vellos negros alrededor de su vagina, el señor Esteban se puso enfrente de ella la tomo de los pies para abrirla más y se la metió de una estocada. Mi madre se sostenía del cuello de Baldo mientras jadeaba, la soltó de los pies y la tomó por la cintura y mi madre con sus piernas lo rodeó, quedando entrelazados. Ambos estaban están uno frente al otro que sin dudarlo se comenzaron a besar.

 Después de unos minutos estar cogiendo en esa pose mi madre se quitó por completo la falda y terminó arrodillada para chupársela otra vez, pero esa fue más rápida que la anterior, ya que Esteban la tomó en brazos y la llevó al sillón, él se sentó y luego mi madre terminó subiéndose encima de él dándole la espalda como si estuviera haciendo una sentadilla, la verga de Esteban se metió en la vagina de mi madre, extendiendo los brazos hacia atrás se tomó del respaldo del sillón y empezó a subir y bajar lentamente. Esteban comenzó a tocarle las tetas y meterle mano por debajo de su blusa, esto hizo que mi madre se detuviera para quitársela y quitarse el brasier, lo que permitió que él empezara a jugar con sus tetas más libremente, ella retomó sus movimientos, los que fueron más intensos que al principio. Sus tetas bailaban al ritmo que ella se movía, yo desde las sombras podía ver como la verga de Estaban se perdía en la concha de mi mamá que gemía disfrutándola.  “¡Hace tiempo que no sentía una verga, me había olvidado lo rico que se sentía!” –decía ella entre gemidos. Por la forma en que gemía, se vía que estaba próxima a acabar, el placer se percibía cada vez que abría la boca acompasando un sensual gemido que demostraba lo intenso del momento. De pronto, ella dio una seguidilla de gemidos lujuriosos e intentaba articular palabras, pero solo eran balbuceos. El orgasmo la hacía cerrar los ojos y pasar la lengua por sus labios, al mismo tiempo que Esteban le apretaba los pezones.

Después del orgasmo y con las pocas fuerzas que le quedaban, sacó la verga de Estaban de su vagina, las piernas le temblaban, se veía cansada y con sus fluidos aun escurriéndole de la concha. Para calmar su sed bebió directo de ella un largo sorbo de whisky, para después dársela a Estaban e igual que ella también tomó directo de la botella. Sin decirse una sola palabra mi madre se empinó en el sillón y apoyó los con codos en el respaldo como si estuviera cruzada de brazos. Esteban le dijo: “¿Por dónde quieres que te la meta?”. “¡Por donde usted desee! ¡La mesa está servida, usted disfrute del festín!” –le respondió ella. Esteban se colocó detrás de ella, el agujero elegido fue el de su culo. Acomodó su verga y empujó bruscamente, mamá dio un grito de dolor al sentir como su ano se abrió de golpe, pero luego de unos segundos empezó a gemir y a pedir que se la cogiera con fuerza. Se tomó de las amplias caderas de mi progenitora y se la cogía con rapidez y violencia. “¡Ah, me encanta señor! ¡No se detenga!” –le decía. Él la tomó del cabello como si tomara un par de riendas y la embestía con brutalidad, haciéndola gritar de placer. Podía ver claramente el rostro de mi madre como gemía de placer mientras miraba hacia el techo. Seguía dándole verga más fuerte, parecía poseído, como un animal que solo buscaba saciar sus instintos. Él bufaba como animal en celo mientras se la metía cada vez más rápido. En un alarido salvaje, Esteban se clavó completa de una embestida, la soltó del cabello y se tomó con las dos manos de la cintura quedándose quieto, respiraba agitado. Estuvo un rato sin moverse. Acabó en el culo de mi madre, dejándoselo lleno de semen, ella le dijo: “¡Yo quería que acabara en mi boca, puso una mano atrás y de su culo abierto sacó semen que degustó perversamente.

Él bebió un sorbo de whisky de la botella e hizo que mi madre se pusiera de rodillas, le indicó que abría la boca y vertió whisky en la boca de mi madre, ella lo bebía con lujuria, incluso le salía de la boca y el escurría por las tetas. Después de la brutal cogida, la tomó de la mano y la llevó hacia la habitación de él, me acerqué a ver solo pude ver cómo entraron y cerró la puerta, me dispuse a escuchar en el pasillo, pero no lograba oír bien que decían, así que decidí que era mejor irme a acostar, no sabía qué hacer, mi madre había sucumbido al placer y se había convertido en la puta de Esteba, no podía hacer nada tampoco, no es una niña, sabe perfectamente tomar decisiones. Cuando me iba alejando, volví a escuchar los gemidos de mi madre y el rechinar de la cama. Me quedé escuchando por un rato, la verdad más por morbo y poco después me fui a mi habitación, ya no podía dormir, porque el morbo se convirtió en calentura y los acompañé masturbándome y recordando la cogida que había presenciado. Estuvieron cogiendo como animales hasta las siete de la mañana.

Me levanté para entregar las cosas que me había dicho Esteban, cuando bajé a la sala seguía todo igual, las manchas de los fluidos de mi madre en el sillón, su ropa tirada en el suelo y la botella que se tomaron con sus vasos. Me acerqué a la habitación de Esteban pero no escuchaba nada así que solo me dispuse a esperar que llegaran por las cosas para entregarlas, después hacer el encargo escuché como abrieron la puerta de la habitación del patrón, salió mi madre, traía envuelta un sábana blanca que le cubría su cuerpo desnudo. Me vio parado en la sala y solo me pregunto si había entregado las cosas que Esteban me había pedido, le respondí que acababa de hacerlo. “Hijo, anda a dormir otro rato que es muy temprano” –me  dijo. Recogió su ropa del suelo y con ella trató de limpiar el sillón, le hice caso y no dije ni pregunté nada. Me recosté en mi cama aun pensando en todo lo que había visto y por supuesto en la paja que me había hecho recordando cómo se la cogieron en la sala. Poco después entró mi madre aun con la sábana puesta, sacó ropa limpia y entró al baño de nuestra habitación, escuché como abrió la llave de la ducha, en ese momento sentí unas tremendas ganas de querer verla como se bañaba, cosa que hasta yo mismo me sorprendí ya que estaba teniendo una gran erección. Obviamente lo hice y abrí la puerta del baño sin hacer el más mínimo ruido, me quedé mirando su silueta difuminada por la cortina, ella no notó que yo estaba viéndola, miré y vi su braga, la tomé y me masturbé dejándosela llena de mi semen, salí en el más absoluto silencio.

Terminó de bañarse, luego salió de la habitación y me terminó ganando el sueño que desperté pasada de la una de la tarde. Bajé y mi madre estaba haciendo la comida, le pregunté si estaba el patrón estaba en la casa. “Salió, posiblemente llegue borracho como en los últimos días” –me dijo. Al verla de espaldas y con ese sensual culo que apenas era cubierto por la falda que se puso me quedé por varios minutos observándola hasta que mi verga se empezó a poner dura y mi mente a maquinar ideas sucias.

 

 

 

Pasiones Prohibidas ®

2 comentarios:

  1. Wao esta exquisito el relato de ver como se fue haciendo una puta y recibío una exquisita cogida
    Como siempre exquisito relato Caballero

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