jueves, 19 de diciembre de 2024

60. Mi suegro me cogió delante de su hijo

Mi nombre es Cecilia, no soy tan alta ni tan baja, mido 1,63. Mi pelo tiene un tono dorado por vivir en un clima bastante caliente. Tengo buen culo, no es por presumir pero si es bastante grande y bastante rico, al menos eso dicen los que me han cogido. Mis tetas son de acorde a mi culo, grandes y duras. Piernas firmes que al abrazar la cintura de los machos, parecen serpientes que los envuelven, mi vagina es de labios finos, clítoris delicioso y siempre está mojada. Tengo 25 años y trabajo en una institución del Estado.

Esto que contaré pasó hace más o menos un par de años atrás.  Estaba saliendo con alguien de mi edad, aunque siempre he tenido cierta atracción por los maduros y realmente siempre he pensado en que tienen más experiencia y me llenan más en totalidad, saben cómo tratar a una mujer en más de un sentido. En fin, estaba saliendo con este chico y no me sentía plena y en el sexo ni se diga, era muy tradicional no le gustaba la idea del sexo oral decía que era impuro y muchas otras cosas, siempre era simple y plano por delante en una sola postura hasta que el terminara, cabe recalcar que nunca llegué a un orgasmo estando con él. Sin embargo, nuestra relación aunque no duró mucho. Tuve la oportunidad de conocer a sus padres en una reunión que se hizo en su casa para que me conocieran, algo íntimo, su mamá, su papá, algunos primos los cuales se fueron temprano. La fiesta se prolongó hasta el punto en el que la mayoría había consumido una cantidad de alcohol considerable y pues sus primos ya se habían ido, su madre pues se  fue a dormir ya que estaba algo mareada y pues si necesitaba dormir, ya se había tomado las pastillas para su insomnio. Mi suegro quedó de llevarme a mi casa cuando nos termináramos lo que quedaba de alcohol, lo que era realmente poco porque yo casi no había bebido pero primero tiró a ‘mi novio’ en el sofá frente a nosotros que cayó noqueado por el alcohol luego de vomitar el piso, ayudé a limpiar, estaba bastante molesta porque realmente no era la primera vez que pasaba; estaba ya dispuesta a terminarle solo darle un tiempo más, porque con su familia congeniamos y no quería que se llevaran una mala impresión. Conversé con el sr Richard, el me entendió un poco la molestia. Al menos él sabía escuchar y entendió que su hijo era un idiota“Dime ¿Cómo la pasaste hoy?” –me preguntó. “Pues muy bien, exceptuando los detalles, más que todo de Luis (así se llama mi ex) todo bien” –le respondí con una sonrisa. “Sinceramente quisiera disculparme en su nombre él, no es persona de tomar mucho aunque acepto que se excede y no es correcto, menos si viene a casa contigo” –dice don Richard con un tono de vergüenza en su voz. “Tranquilo, no es la primera vez que lo hace, ya estoy curada de espantos” –le contesté riendo aunque en el fondo mi respuesta fue con total molestia por la situación. 

“¿Cómo vas con mi hijo? ¿Te trata bien? ¿Pasa algo entre los 2?” –preguntó con toda normalidad. No encontraba como responderle, aunque no sé si por el alcohol me sincere muchísimo con él. “Para serle sincera no va muy bien, estoy pensando en terminar la relación  y no lo tome a mal, no es por ustedes o por hoy, es solo que no me siento cómoda ya. Han pasado muchas cosas más, otras con las que no me siento bien” –le respondí. “¿Tienes a otro?” –me preguntó sin tapujos. “No, claro que no señor, es solo que como le dije no me siento bien” –le respondí. “Y el sexo ¿Cómo van con eso?” –preguntó indagando más en nuestra intimidad. Me reí un poco, pero me puse roja por su pregunta, no la esperaba. “Supongo que por esa risa es que aún no lo han hecho, ese puede ser el problema” –dijo él riendo también. “Sí, lo hemos hecho. Es solo que no sé, no me mal interprete, es solo que siempre he salido con gente mayor que yo y siempre me han tratado de un modo distinto y pues con el tengo que tener ciertas limitaciones” –le respondí.

Me destapó otra cerveza y se puso a hablar frente a frente conmigo. “¿Qué limitaciones? Puedes contarme tranquila soy una tumba” –me dijo con un tono un tanto morboso. “Pues, no sé si deba, mal que mal es el padre de novio y no se vería bien que le conversara cosas tan intimas” –le respondí. “¡Tranquila, no pasa nada! Cuéntame con confianza” –dijo él en tono paternal. “Pues, me tengo que limitar de muchas cosas, hay muchas cosas que no le gustan, por ejemplo el sexo oral, no le gusta, entre tantas otras cosas” –le dije. “¿Cómo que no le gusta?” –preguntó con asombro. “Sí, son muchas cosas” –le respondí sin tapujos, total él quería saber por alguna razón y yo no me negaría en darle detalles. “Con tu permiso, pero realmente no lo entiendo. Por cómo eres, mataría por ser él y tener todo el día esa boquita pegada a mi verga o pasarla todo el día comiéndote ese gran culo que tienes. Si me lo permites, perdona por decirlo con tanta liviandad” –dijo don Richard. Sinceramente esas palabras no sé si porque me las dijo delante de su hijo que estaba tirado como un muerto por el alcohol, pero me calentaron muchísimo y realmente me mojé demasiado estaba deseosa y me puse muy ansiosa más el alcohol, mi mente se puso confusa y no respondí, solo me puse roja “¿Sabes lo que te haría?” –me preguntó con voz seductora. “No, dígame” –le respondí con sensualidad. “¿No te gustaría que te muestre?[“ –me preguntó. Dudé un rato, saliendo de mi trance estaba a punto de detener la conversación porque ya estaba tomando otros matices, pero saco su verga del pantalón y se empezó a masturbar frente a mi “¿Te gusta? ¿Esto sí podría satisfacerte?” –preguntó.

Yo seguía muda sin responder nada, mi mente daba vueltas en ese morboso momento, hasta que me tomó de la nuca y suavemente hizo que me arrodillara, con esa misma suavidad dirigió mi boca esa deliciosa verga que se exhibía para mí, no dudé en abrir la boca y chupársela como hace tiempo deseaba hacerlo. Se sentía tan exquisita, esas gruesas venas y la manera perversa en me miraba mientras se la chupaba, era tal como siempre quise hacerlo. Me daban arcadas mientras me la comía desesperada, él cogía mi boca haciendo que llegara hasta el fondo mi garganta. “¡Que rico me comes la verga!, ojala estuviera despierto mi hijo para que viera la puta de novia que tiene y como salvo su relación” –me decía mientras le chupaba su rica verga. Saqué la verga de mi boca, levanté mi falda y me quité la tanga, se la tiré en la cara como una puta, él la agarró, se percató de lo húmeda que estaba y la olió profundamente. “¡Qué rico olor que tienes perrita! ¡Ven acá para probarte completita!” –dijo con perversión.

Hizo que me pusiera de pie e hicimos un perverso 69, yo estaba de cabeza chupando su verga, me encantaba como me comía la concha, estaba tan mojada por la forma en que su lengua masajeaba mi clítoris y se metía en mi vagina, quería gemir y gritar como puta pero estaba atragantada por su deliciosa verga. De verdad sabia como complacer a una puta como yo, además, me tenía en una pose que ni en mis más húmedos pensé hacer. En completo descontrol de mi cuerpo me perdía en esa tormenta de placer. Luego me dijo que me pusiera en cuatro mirando hacia donde estaba acostado el imbécil de Luis y me dice: “¡Pídeme que te rompa la concha putita! ¡Ruega para que te coja!”. “¡Cógeme papi! ¡Cógeme frente al maricón de tu hijo! ¡Muéstrame lo que es un hombre!” –le decía ya totalmente entregada a la calentura. Esas palabras al parecer lo excitaron muchísimo porque me metió la verga hasta el fondo  de una embestida y empezó a arremeter como un demente, muy fuertemente haciendo que fritara de placer al sentir esa maldita verga que me llegaba hasta el fondo. “¡Ah, eres un demonio! ¡Dame fuerte papi! ¡Ay, que rico!” –gemía para que el imbécil de Luis viera como se hace gozar a una mujer, pero el imbécil estaba noqueado por el alcohol.

Intentaba no gemir tanto, ya que me daba miedo que su esposa nos fuera a descubrir, ya que sería un problema no solo para mí sino también para él, la señora se había comportado conmigo como una dama y yo estaba siendo una puta en su casa. “¡Ah, dame más duro papi! ¡Dame más!” –le decía susurrando. “¿Te gusta cómo te rompo todita? –dijo mientras con sus dedos empezó a jugar con mi culito. “Ah, sí mi amor me encanta, a tu putita le gusta como la coges! ¡Me gusta que seas un macho que se sacia con mi conchita! ¿Le quieres romper el culo a la novia del maricón de tu hijo amor?” –le respondía entre gemidos que intentaba ahogar. “¡Qué puta eres! ¡Lo que sea por salvar la relación de mi hijo!” –me dijo riendo como un pervertido. Me daba nalgadas y seguía dándole duro a mi conchita. Veía la cara de Luis tirado en sillón con la boca abierta y babeando de lo borracho que estaba y su padre metiéndome su verga hasta el punto de no saber cuántos orgasmo ya había tenido, Pensaba en que ojalá él fuera más caliente y menos tradicional, que fuera así de perverso que su padre, hubiera tenido a una puta de novia dispuesta a complacerlo de todas las formas posibles. La verga de mi suegrito entraba y salía, cuando me dejaba adentro sentía que incluso sus testículos se me quedaban dentro.

Me sentía tan putita, pero me encanta esa sensación. “¡Ah, suegrito, quiero sentir tu verga en mi culito, quiero que me lo dejes abierto!” –le decía suplicando. “¿Sí? ¿La quieres en tu culito perrita?” –me preguntó con toda la lujuria saliendo de su voz. “¡Sí, te lo suplico papi! ¡Rómpeme el culo! ¡Rómpelo todito papi!” –le suplicaba, quería que me la metiera por el culo, que me lo rompiera y quedar bien cogida. Me abrió el culo con los dedos me, escupió el ano,  yo de atrevida me puse más cerca, casi encima de mi noviecito, mientras mi querido suegro me ensartaba el culo con su verga de una manera bestial. No tuvo consideración, yo le había pedido que me partiera el culo y era lo que estaba haciendo. Sus embestidas salvajes me tenían enloquecida y le decía: “¡Ay, sí, dame! ¡Cógeme el culo! ¡Hazme más puta de lo que soy!”. Me rompí los labios de lo fuerte que me mordí disfrutando de su verga, el sabor de mi propia sangre, seguida de la sensación de que me estaban destrozando el culo era adorable, sublime. “¡Eso mi cielo, dame duro! ¡Quiero que me la metas toda! ¡Ahora sí papi, ya está todita dentro rómpeme el culo, te lo suplico!” –le decía gimiendo y jadeando. Empezó a darme embestidas fuertes en mi culo, me tiraba del pelo y pasaba la lengua por mi cara, me trataba como una cerda y me encantaba. “¡Ah, ay mi culito papi, qué rico!” –le decía envuelta en placer. “¡Qué perra eres! ¡Toda una puta adicta a la verga!” –me decía tomado de mis caderas y dándome con fuerza. “¡Ay, sí, pero contigo, porque el maricón de tu hijo no me coge como tú! ¡No sabe ser un macho! Es solo el hijo minado de mami y no un macho de tomo y lomo como su papá” –le decía gimiendo con lujuria.

Richard me daba más duro cada vez que se lo mencionaba, cambiábamos de posición, me escupía la cara y la boca, me cacheaba de muchas formas, hasta que estaba a punto de acabar. Me sentía como la más puta de todas y me gustaba, las sensaciones que este hombre me provocaba son indescriptibles y estaba dispuesta a dejar que hiciera todo lo que quisiera conmigo. “¿Dónde quieres mi semen putita?” –me preguntó. “¡Échalo en mi boquita papi! ¡Quiero besar al maricón de tu hijo con tu semen en mi boca! –le dije. Sacó su verga de mi culo e hizo que me pusiera de rodillas ante él, me sentía como una sirvienta de antaño que obedecía sin cuestionar las ordenes de su patrón. Ya de rodillas se la empecé a chupar con toda la perversión que corría en mis venas. “¡Papi, dale lechita a esta nenita caliente!” –le decía. “¡Ah, sí, tota una nenita puta! ¡Sigue chupándola como lo haces putita!” –me decía él ahora gimiendo como poseído. Su verga se hinchaba en mi boca y me enloquecía saber que pronto estaría probando su semen. “Ah, tómalo todo putita. ¡Sí que sabes usar muy bien esa boca!” –me decía. Su semen salió expulsado llenando mi boca y cayendo parte en mi cara. Me acerque al idiota de Y le di un beso con lengua para sintiera el sabor del semen de su padre. Luego me tragué el resto como una puta hambrienta. No tuvimos tiempo para ser románticos ni nada, solo había sido una cogida sin control. Me vestí rápido y él acomodó su ropa, nos subimos a su auto y me llevó a su casa. Al llegar me dice que no termine con Luis, le respondí que mi decisión ya estaba tomada y que no seguiría con él. “Puedes cogerme cuando quieras, pero ya no serás mi suegro, serás mi hombre” –le dije. “No tengo problemas, siempre y cuando tú seas mi pequeña puta” –respondió él. Cogíamos todos los viernes, pasábamos horas cogiendo y nadie sospechaba. Incluso Luis me pedía que volviéramos, pero yo quería un macho de verdad y él solo era un pusilánime remedo de hombre, que con suerte sabe correrse una paja, pero su padre es el semental que esta puta necesita para ser cogida y satisfecha. 

 


Pasiones Prohibidas ®

4 comentarios:

  1. Que relato más delicioso saber como complacer a una puta así que rico y llevarla al extasis
    Como siempre Caballero exquisito

    ResponderBorrar
  2. Wuoow que delicia encontrar a alguien asi.
    Cómo siempre un relato sumamente candente...

    ResponderBorrar
  3. Waoo el solo pensar en encontrar una puta como ésa, me pone bien rápido...

    ResponderBorrar
  4. Yo encontré a varias mujeres casadas así bien putas

    ResponderBorrar