miércoles, 2 de octubre de 2024

23. Perversas tentaciones 3

Por razones que aun no entiendo mi tío, hermano de mi madre, le dijo que si podía ir a quedarme a su casa por un lapso de dos semanas. Él se iba a ir de viaje al extranjero y no quería que su esposa Victoria ni mi prima Miriam se quedaran solas en casa, por cualquier cosa que les pudiera pasar. Así que, con mi vida social deshecha arreglé mi maleta y me fui para vivir esas dos semanas en lo que sería mi homicidio social.

Al llegar, estaban las dos esperándome, tampoco digamos con toda la alegría del mundo, pero si se notaba que estaban resignadas. Mi tía Victoria me indicó cual sería mi habitación y una serie de reglas de convivencia que debía acatar. Me sentí como en una prisión, incluso imaginaba que me lanzarían la comida por debajo de la puerta y tendría una hora al día para salir al patio, mientras las otras 23 horas debía permanecer encerrado en la casa.

Los primeros días fueron una pesadilla, sentía que no encaja, y en cierta forma algo de razón había. Si bien es cierto, para Miriam era un primo más que no veía hace tiempo, para mi tía Victoria era un desconocido, ya que la única vez que la vi fue cuando se casó con mi tío. Con el correr de los días ya teníamos confianza entre los tres, nos reíamos, veíamos TV e incluso salíamos de compras al Mall. Me sentía como un proxeneta que se paseaba con sus putas, ya que incluso con mi tía Victoria teníamos diferencia de un año, siendo ella mayor. En muchas ocasiones en las que salíamos me quedaba mirándolas con cara de lobo hambriento, no sé si ellas se daban cuenta pero me gustaba mirar sus culos al caminar, la manera candente en que sus caderas se mueven. Son dos mujeres sensuales que cualquiera soñaría pasar aunque sea diez minutos con ellas en la cama.

Era sábado, me había puesto de acuerdo para salir con Miriam, íbamos a ir a un pub que ella conoce, la idea era pasarla bien y por qué no, intentar pasar más allá de miradas lascivas. Mis expectativas eran altas, imaginaba a mi prima cogiendo como loca y dispuesta a ser perversa, pero era solo mi imaginación, aunque me esforzaría porque pasara, si no esa noche, cualquiera de las otras que me quedaría con ellas. Incluso, le hice el comentario a Victoria del panorama que teníamos con mi prima, lo primero que dijo fue: “Hace años que no voy a una disco”. “Si quiere puede ir con nosotros, no creo que Miriam tenga problemas” –le dije con una mirada un tanto lasciva, ya que sus tetas de marcaban peligrosamente en la tela de su blusa. “No digas eso. ¿Cómo se te ocurre que voy a ir a un pub con ustedes? Ya estoy vieja para la música actual” –dice ella, notando mi mirada a sus tetas. “¿Vieja? ¿Acaso no se acuerda que es solo un año mayor que yo?” –le pregunté. “Bueno, si tienes razón, pero no sería adecuado salir a un lugar así con ustedes. No tengo problemas que salgas con Miriam pero unirme en esa aventura por lo menos es algo que no me llama la atención” –contestó ella de manera tajante. “En todo caso tía, la invitación está en pie” –le dije.

Ya eran las siete de la tarde y estaba tirado en la cama mirando el techo, pensando en lo que sería esa cita infernal con la exquisita de mi prima, estaba en eso cuando el celular sonó, lo tomé y pude escuchar la voz de Miriam que me recordaba el tema de la salida y que mi tía Victoria se sentía un poco triste porque sintió que fue grosera conmigo. También dijo que insistiéramos en sacarla para que se le pase el aburrimiento y se distrajera. Pensando más en aquellas dos hermosas mujeres mi atención se centró en pensamientos morbosos con ellas, las imaginaba comportándose de la manera más sucia posible y haciendo todo lo que les pidiera que hicieran para complacerme. Iban a ser las 9 y media de la noche y Miriam ya estaba lista para salir, en eso le dije: “Recuerda que íbamos a invitar a tu mamá a que salga con nosotros”. “Se me había olvidado por completo. Intenta tú y después vemos que hacemos” –me dijo. Envalentonado por la calentura, decidí entrar a su cuarto y le dije: “¿Qué pasa tía? Arréglese rápido para que vayamos, con Miriam la estaremos esperando en el living”. “Vayan ustedes sobrino yo prefiero ver una película” –respondió ella. “Vamos tía, no sea así. Aproveche que vamos a salir y lo vamos a pasar bien. Si no, le diré a Miriam que venga a buscarla” –le dije. “No tengo muchas ganas de salir, no tengo ánimos” –me dijo. “Veremos si no tendrá ánimos cuando vengamos con Miriam a buscarla” –le dije con un tono desafiante.

Los minutos pasaban y no había ni un solo movimiento de parte de Victoria. Miriam estaba impaciente y yo por mi parte caliente al ver como el culo de mi prima se pegaba al apretado jeans que tenía puesto. Intentaba pensar en cualquier cosa para distraerme pero me era imposible dejar de mirar las apetitosas nalgas de Miriam. En eso, Miriam me dice: “¡Ya está! Si no ejercemos presión no vamos a salir”. “¿Qué sugieres?” –le pregunto. “Vamos a buscarla, si tenemos que obligarla a salir lo hacemos” –respondió con una sonrisa traviesa. Entramos sin golpear, ahí estaba Victoria en la cama sin siquiera hacer el intento de arreglarse. Al verla Miriam le dice: “Ya pues, Victoria, no te hagas de rogar, salgamos para que te distraigas un poco, vamos a bailar”. “Ya le dije a tu primo que no tengo ganas de salir” –responde ella. “Lo sé pero a mí no me lo has dicho. Quiero que salgas y te diviertas un poco, tú sabes que la pasamos bien” –le dice Miriam. “Es verdad, pero hoy no” –dice Victoria. Ya no estábamos para esperar, mi prima se acerca a ella y le dice: “No importa si quieres o no, yo quiero salir y tú vienes conmigo”. Victoria le responde: “No me hables así, soy tu madrastra”. “Usas ese título cuando te conviene, pero se te olvidó que lo eras cuando estuviste con mi ex novio Carlos” –le dice con enojo Miriam. “¿Cómo puedes decir eso? Pensé que todo estaba arreglado entre nosotras. Más encima lo sacas a la luz delante de tu primo” –dice con nerviosismo Victoria. “Entiendo que estés insatisfecha en la cama, pero mi novio no es tu juguete sexual para descargar tus ganas” –le dice Miriam. No podía creer lo que estaba oyendo, la esposa de mi tío había cogido con el novio de su hijastra.

La conversación había tomado otros tintes, Miriam, le dice a Victoria: “Quería que saliéramos esta noche los tres para ver si te traías a alguien a casa para que cogieras como la puta que eres y solo te escondes detrás de esos achaques de vieja nostálgica. ¡Mírate! Tienes 23 años y te sientes como una de setenta. No es justo, además, papá ni se va a enterar”. Victoria miraba con ojos de culpabilidad a su hijastra, pero a mí entre la incredulidad y la excitación se me empezó a endurecer la verga y creo que mi tía se dio cuenta de lo que pasaba pero no dijo nada, solo observó detenidamente, a lo que yo con descaro acomodé mi verga para que pudiera ver lo que había conseguido con mi prima con solo hablar. “Las cosas que dices. No sabes lo que hablas niña” –le dice Victoria. “Claro que sé lo que hablo” –le responde Miriam. “Si quisiera coger con alguien, me hubiera cogido a tu primo, pero no. ¿Para qué? ¿Para darte a ti en el gusto?” –dice Victoria con un tono desafiante. “En verdad estás loca, mujer” –le dice Miriam a su madrastra, saliendo del cuarto y dando un portazo. Como dice el dicho: “Soldado que arranca sirve para otra guerra”, salí en silencio dejando a Victoria sola en su habitación. Como pensé que la salida se había ido al carajo me encerré en mi habitación a escuchar música y ver si ahora me motivaba yo en salir por ultimo a dar una vuelta por el barrio. Ya me había decidido a salir cuando veo que Victoria viene saliendo de su cuarto, me quedé como tonto mirándola, ya que se había puesto un jeans que dejaba muy poco a la imaginación, la hacía lucir su deliciosa figura con sensualidad. “Espérame, creo que saldré” –me dijo. Puse mi brazo alrededor de la cintura de mi tía y bajamos la escalera abrazados. Al cabo de unos pasos me atreví a bajar más mi mano llegando a tocar su grandioso culo pensé que se molestaría pero no dijo nada. “¿Qué te parece tía si bebemos algo antes de salir?” –le pregunté. “Es una buena idea. Abre una botella de vino” –respondió ella. “La noche no está para vino” –le dije con una sonrisa maliciosa. “¿Entonces que bebemos?” –preguntó. “Algo más fuerte e intenso. ¿Te gusta el whisky?” –le pregunté. “Sí, pero no soy fanática” –respondió. “Bueno, pero aunque sea un vaso, total será nuestro secreto” –le dije. No nos dimos cuenta cuando ya casi nos estábamos por terminar la botella y entre risas nos paramos al pie de la escalera y llamábamos a mi prima para que se uniera a la improvisada fiesta. “¡Parecen locos gritando!” –dijo Miriam. “Más loca eres tú que pareces una niña haciendo berrinche. Mejor baja o te voy a bajar a punta de correazos” –le dije. “No te será tan fácil hacerlo” –dijo Miriam riendo al darse cuenta de nuestro casi deplorable estado. “¿Vas a bajar o no?” –le preguntó Victoria. “Sí, ya voy. Ahora tendré que hacer de niñera de dos borrachos. ¡Tremendo fin de semana!” –dijo ella.

Creo que fue el whisky quien me hizo ver más hermosa que nunca a Miriam o en realidad nos quería impresionar; era verano y hacía mucho calor; Miriam vestía una un short cortito que apenas le tapaba las nalgas y una blusa con tirantes, no tenía puesto brasier, por lo que sus tetas resaltaban en su esplendor. Su cabello suelto bajaba por sus hombros con un toque de erotismo que me volvía loco. Por otro lado los jeans apretados de Victoria, la olorosa fragancia que emanaba de su perfume y sus tacos le daban una apariencia de modelo o mejor dicho de Puta. Miriam se sorprendió al verla tan provocativa y en son de broma le dijo que estaba muy patriota porque se había puesto los colores de nuestra bandera, los tres reímos. “Las cosas que dices” –dice Victoria con voz incitante. “Eres la bandera que todo patriota juraría dar su vida” –le dije. Miriam se sentó en uno de los sillones del living y nos miraba, no sé qué percibía en el ambiente, pero nos miraba fijamente. “No puede ser que nosotros estemos tomando y tú nos mires sin beber nada. Victoria, voy a abrir otra botella para Miriam nos acompañe” –dije. “Sí, va atrasada en varios vasos” –responde ella. Serví el vaso de Miriam y le dije: “¡Qué lo disfrutes!”. Me miró con cara de pocos amigos y dijo: “Lo disfrutaría más si estuviéramos en la disco bailando y bebiendo”. “Yo también opino lo mismo, pero Victoria no tenía ganas de salir. Además, también fuiste parte de que no quiera hacerlo por las cosas que le dijiste” –le dije. “Ahora la culpa es mía de que haya salido puta, a la primera oportunidad que tuvo se acostó con mi novio, no me vengas con esas cosas de que se ofendió” –dice ella enojada. “Mírala, parece adolescente, parece que hace tiempo no se tomaba un trago” –le digo. “Tienes razón, yo que de la conozco es primera vez que la veo borracha” –dice Miriam.

Seguimos bebiendo y Miriam dice: “Pongamos música para darle ambiente a la noche”. Con Victoria nos unimos en el plan. Armamos una pista de baile improvisada y nos empezamos a mover al ritmo de la música. Me sentía acorralado por aquellas dos preciosas mujeres que se movían a mí alrededor con sensualidad. Victoria y Miriam eran sensuales y candentes, ellas lo sabían y me lo demostraban con la manera en que se movían restregando sus cuerpos en el mío. A medida que la hora avanzaba, seguíamos bebiendo y bailando. Ya más valiente, deslizaba mis manos por aquellos cuerpos que se movían armoniosamente al ritmo de la música, los pezones de Miriam se habían puesto duros y la lujuria en los ojos de Victoria se empezaba a asomar. Agarraba el culo de Victoria y ella parecía no importarle, también manoseaba con descaro las tetas de mi prima y ella sonreía de manera perversa, era una invitación a pecar de la forma más pagana y lujuriosa posible. Los vasos de whisky disminuían y también nuestras inhibiciones, poco a poco la ropa de Victoria empezó a ceder, dejando ver su hermoso culo que se asomaba por encima de su pantalón y que era manoseado con lujuria por Miriam, mientras bailaban. Yo estaba sentado en el centro del sofá con un vaso de whisky, mientras ellas bailaban con la misma perversión que lo hace una chica en un night club en uno de sus delirantes shows. Estaba caliente mirándolas, mi verga ya no podía resistirse aprisionada en el pantalón, era buen momento para liberarla y darle rienda al morbo de la escena.

Miriam y Victoria se manoseaban, recorrían sus cuerpos con sensualidad, estaban perdidas por la música y se dejaban llevar. Ya habían olvidado que eran madrastra e hijastra. Supongo que fue culpa del whisky o el ambiente estaba cargado de erotismo, ya que las diferencias quedaron de lado y solo eran dos mujeres que querían jugar de manera perversa entre ellas. Yo sentado, embobado no me perdía detalle, me masturbaba lentamente y disfrutaba de tan magnifico espectáculo del que estaba siendo testigo. Casi sin darme cuenta, mi prima y mi tía estaban a torso desnudo, masajeándose las tetas e incluso Miriam le mordía un pezón. Fue uno de los momentos más calientes que he visto, las dos parecían disfrutarlo y obvio yo más. Ya con la calentura incendiando mis venas me puse de pie y me uní a esa delirante escena lésbica. Restregué mi verga en las nalgas de mi prima Miriam y ella movía sus caderas, lo que aumentaba mi perversión. Seguía pegada a los pezones de Victoria; lamiendo, chupando y mordiéndolos con delicadeza y lujuria. Ya no aguanté la calentura y le bajé el short a mi prima, la muy puta estaba sin bragas, tenía su vagina mojada, se notaba que el short estaba empapado por sus fluidos. No me aguanté las ganas y acomodé mi verga en la entrada de tan rica conchita y se la metí lentamente, al instante ella empezó a moverse y a jadear. Victoria le deslizaba la lengua por la cara y le susurraba: “¿Quién es la putita?”. “Yo soy la putita, la más putita de todas Vicky” –le respondía Miriam. La zorrita de Miriam se movía con lujuria, yo estaba aferrado a su cintura y ahora que estaba en el sofá masturbándose era Victoria, le quité la diminuta blusa y empezó a jugar con sus tetas, apretando sus duros pezones. “Mira, lo putita que es tu hijastra Vicky” –le decía Miriam, la mano de mi tía estaba perdida en su jeans restregándose su concha como loca. “Desnúdate” –le dije a Vicky, obedeciendo mi petición en el acto. Ahora si podía apreciar mejor su cuerpo y delirar con la belleza de las dos putas que tenía a mi disposición.

El reloj marcaba cerca de la medianoche y ya estábamos enfrascados en la más candente sesión de sexo que he podido participar. Tomé a Miriam de las caderas y la llevé hasta el sofá donde estaba Vicky, ella hundía los dedos en su vagina y gemía con locura, mi prima se acomodó, quedando con la boca pegada a esa caliente concha que escurría fluidos. Empezó a lamerla lentamente, mientras yo seguía metiéndosela de forma pausada, quería que ambas disfrutaran de sus cuerpos, así yo también disfrutaría del de ellas. Poco a poco aumenté las embestidas para que los gemidos de Miriam se unieran a los de su madrastra, la perversión era parte de nosotros, llevándonos a ir a ese extremo placer que nos consumía. Le saqué a verga a mi prima y me acomodé al lado de Vicky y se la metí en la boca. La empezó a chupar con ansias, la devoraba como una fiera hambrienta y Miriam se embriagaba con los tibios fluidos que salían de la vagina de su madrastra. Victoria, le pasaba la lengua desde el glande y después se la metía completa a la boca, la muy puta sabía bien como comerse una verga y hacerme alucinar en el proceso. Se retorcía de placer al sentir la lengua de Miriam recorriendo su conchita y gemía ahogada por mi verga, fue solo cosa de un par de minutos y Vicky estaba acabando con lujuria, entre sus gemidos mordía mi verga suavemente haciendo que me estremeciera por completo. Cuando se caló Vicky miró mi verga y me dice: “¡Ahora quiero que me la metas!”. Se puso en cuatro sobre el sofá esperando a que se la metiera. Sin perder tiempo se la metí, cuando sintió que entraba en ella de sus labios se escapó un: “¡Qué rico!”. Como un loco le daba verga, el sonido de su mojada vagina recibiendo mi verga me motivaba mucho más para cogérmela como la puta que es. “¡Dame duro sobrino! ¡Con fuerza!” –decía entre gemidos. Miriam en el piso se masturbaba y apretaba sus ricos pezones, estaba en éxtasis viendo como me cogía a su madrastra.

Luego me recosté en el sofá y se subió encima de mí, me cabalgaba la verga como una verdadera puta, mientras su hijastra le manoseaba las nalgas y en cada descanso que la zorra de Vicky se daba me la chupaba para luego acomodarla en la deliciosa concha de Vicky. “¡Sigue cogiéndote a la putita!” –decía Miriam. Vicky seguía moviéndose sobre mi verga y gimiendo con locura. Estaba empapada en sudor, lo que le daba más morbo a mi vista, verla disfrutar de como me la estaba cogiendo me volvía loco. “¡Voy a acabar!” –gritaba como poseída, yo le apretaba las tetas y ella solo se dedicaba a gemir. Tendida en el piso Miriam gemía delirante metiéndose los dedos en su rica conchita. “¡Ya no aguanto más!” –gritaba Victoria. Su desesperación era tal que pasaba sus uñas por mi pecho, dejando surcos que eran cubiertos por un hilo de sangre. Ya sin contenerse, se entregó al placer y a la perversión. Se perdió entre sus gemidos y la lujuria, jadeaba e intentaba respirar de forma normal pero su cuerpo no reaccionaba. Miriam en el piso gimiendo y entregándose también al placer corrompido de lo inmoralmente incorrecto.

Después de un momento, Victoria estaba en el piso con las piernas abiertas y Miriam encima, unidas en un delicioso 69. Ya el pudor no existía, estaban totalmente poseídas, lo que me ponía más caliente. En medio de esa caliente escena, ya no me resisti al ver el exquisito culo de mi prima expuesto, me acerqué y mi verga apuntó directamente al culo de ella y sin mediar palabra alguna se la enterré de una embestida. Un delicioso grito salio de sus labios, seguido de un delirante suspiro, era alucinante, su agujero se amoldó por completo a mi verga, era como si estuviera soldada a ese rico culo. Mi delirio era sublime al escuchar como las dos gemían con lujuria. Ahora era yo quien estaba a punto de explotar, estaba a punto de eyacular, era cosa de segundos que mi semen saliera expulsado, por lo que me detuve por unos segundos, me masturbé hasta que acabé afuera del culo de Miriam, la sensación fue increíble, aunque la vista de mi semen escurriendo por el agujero de mi candente prima para ser lamido por Vicky, el morbo era algo excitante y perverso. Ya que Miriam se lanzó a los labios de su madrastra para besarla y así compartir mi semen en un candente beso.

No sé cuántas horas habían pasado pero el cansancio y el alcohol nos ganó. Quedamos rendidos en el piso hasta más allá del mediodía. Verlas dormir desnudas en la alfombra del living era simplemente hermoso. Me fui a bañar y las dejé dormidas. Al volver ya habían hecho las paces, los rencores pasados quedaron atrás y se abrieron a la forma mas sublime de reconciliación, si damas y caballero, el sexo. Ambas estaban en la alfombra jugando de manera perversa, al verme sonrieron con perversión, entendí perfectamente, me quité la toalla y me uni a esa morbosa fiesta.

 

 

 Pasiones Prohibidas ®

1 comentario: