miércoles, 20 de noviembre de 2024

48. Vacaciones nudistas

Verano, decido con mi familia vacacionar en un hotel y playa nudista por unos 5 días. Es increíble lo espectacular que es el lugar, mucha vegetación, mar color turquesa con su arena blanca, hotel 5 estrellas todo incluido. Lo mejor de todo, el espectáculo visual de personas desnudas por todas partes. Familias completas disfrutando su libertad sin complejos, sin represiones, sin miedos, sin penas, simplemente siendo ellos a sus anchas.

Es necesario aclarar que, siempre es bueno escoger el lugar el cual se va a visitar puesto que, aunque estos sean nudistas, no todos los lugares son liberales y se puede hacer lo que se quiera, hay sus reglas. Este lugar para vacacionar es nudista liberal para familias, siempre y cuando todos sean mayores de edad. En lo particular, a mi familia y a mí, cuando vacacionamos, siempre solemos frecuentar este lugar por lo liberal que es y el cual NADIE te va a juzgar por tus acciones; claro está, siempre y cuando NO se atente contra la integridad tuya, ni de tu familia, ni de cualquier otro.

En este lugar, es común pasearse por la playa y ver personas teniendo sexo en la arena o dentro del mar, en las duchas, en lugares cercanos al hotel y playa más discretos. En este lugar llegan familias, pero como no las conoces, no se sabe si en verdad tienen consanguinidad o solo son amigos, pero lo que sí se está seguro es que se tiene sexo entre ellos y quedarás con la duda sin son familia o no.

Al segundo día de estar en este lugar, recuerdo que al ser tipo dos de la tarde y después de habernos dado un atracón en el almuerzo, nos dio mucho sueño, mi mujer y mi hijo fueron a la habitación a dormir una pequeña siesta para estar más cómodos y con la frescura del aire acondicionado. Yo decidí ir a acostarme un rato a una de las reposeras de las que se encuentran a los alrededores de las piscinas y mi hija escogió ir a caminar un rato por la playa.

Pasaron como 45 minutos y desperté, me había quedado dormido, por lo que fui a buscar a mi esposa y a mi hijo para luego buscar a mi hija, y ver si hacíamos alguna actividad del hotel. Al llegar a la habitación, pude escuchar muchos gemidos, al abrir la puerta un poco y en silencio, vi a mi esposa y mi hijo cogiendo, ella de espaldas en la cama y mi encima dándole verga de la manera más perversa y retorcida, sus cuerpos estaban sudados y mi esposa se aferró a la cintura de mi hijo con sus piernas. Estaban sudados de tanto coger. Se la estaba metiendo tan duro que se escuchaba el ruido de la cama, mi esposa gritaba de placer y decía: “¡Más fuerte, dame más fuerte!”.  No puedo negar que verlos hizo que  la verga se me activara, ya que mi mujer es una adicta al sexo y me encanta ver como coge con mi hijo, me estaba masturbando viendo cómo se la metía y la hacía gritar de forma exquisita.  Sin embargo, no me quedé y unirme, sino que cerré la puerta y les di la privacidad necesaria para que terminaran su juego perverso.

Bajé con la intensión de buscar a mi hija a lo largo de la plata, así le daría el tiempo necesario a mi esposa y a mi hijo para que terminaran de coger. Llevaba ya varios minutos y no aparecía en la playa, regresé al hotel y no estaba en la piscina, no estaba en el bar, no estaba en el restaurante; en fin, solo me quedaba revisar las duchas, las cuales son mixtas, es decir, se comparten, no se dividen entre hombres y mujeres. Era de esperarse que, dentro del lugar, pues hubiese personas cogiendo dentro. El lugar era muy grande, ya que, al ser mixto, tenía que dar abasto, por suerte la fecha que visitamos este lugar no estaba tan concurrido. Continúo recorriendo las duchas y por fin logro divisar a mi hija, estaba duchándose sola.

Al entrar, ella no me vio y preferí ducharme también, pero en otro sector de las duchas, de igual forma tenía visibilidad a donde ella estaba. A unas tres duchas de donde yo estaba, había un tipo como entre unos 45 y 50 años cogiéndose a una jovencita, a ella no le pude ver bien la cara, pero por el cuerpo, si se notaba que era muy joven, en ese momento no supe si eran familia o simplemente era un encuentro ocasional de dos personas extrañas. (Lo supe al hacer el registro de salida del hotel al terminar nuestra estadía).

Estaba muy entretenido viendo “porno en vivo” cuando recuerdo en ese instante que mi hija estaba duchándose, al voltear a ver, noto que al lado de mi hija había llegado a ducharse un tipo un poco quemado por el sol, entre unos 45 años de edad, tenía panza, un poco peludo, podía medir 1.75, barba algo canosa; el tipo si manejaba su  verga. Me llamó la atención que no dejaba de ver a mi hija. Sin embargo, me excitó al ver que mi hija le correspondía con la mirada. En ese instante oigo dos gemidos fuertes, y era la pareja que estaba en las duchas cerca de mi, uno de la jovencita que había llegado a un gran orgasmo y el otro del tipo que se la estaba cogiendo y en el que estaba soltando todo su semen dentro de ella.

Vuelvo a ver a donde estaba mi hija y ya ella estaba de rodillas mamando la verga del tipo que acababa de llegar, es tan puta como su madre,  me acerco  un poco más, no había terminado de llegar cuando el rostro del tipo cambió emitiendo un sonido de placer indescriptible, estaba regándose en la boca de mi hija y ella con todo el placer tragándose todo el semen de desconocido como que si no hubiera un mañana. Me dio un poco de celos, pero la verdad ella ya tiene 20 años y nunca la he reprimido de hacer lo que quiera con su cuerpo.

Al terminar, ella se puso de pie, se abrazaron  juntando sus cuerpos mojados por el agua tibia de la ducha que caía constantemente, él le dio unas nalgaditas al hermoso culo de mi hija y se marchó. Pensé que se la iba a coger pero se conformó solo con que se la chupara. Mi hija continuó bañándose y me le acerco, la saludo; ella me miró con cara de extrañeza y como con la duda si yo había visto lo que acababa de hacer. Me duché y al lado de ella y le pregunté: “¿Vamos a buscar a tu madre y a tu hermano para hacer algo o quieres continuar lo que comenzaste con ese tipo?”. Mi hija me miró y me dijo: “Terminar lo que comencé, pero aquí no, vamos a otro lugar”. La tomé de la mano y salimos de las duchas; en ese momento ya eran aproximadamente entre las cinco de la tarde.

En ese momento, mientras salíamos de las duchas, me puse a pensar que la habitación estaba siendo ocupada por mi mujer y mi hijo, pero por la hora supuse que hace rato tuvieron que haber terminado, por lo que decidí regresar a la habitación con mi hija. Al llegar, vuelvo a escuchar gemidos y me dije en mis adentros asombrado: “No puede ser que estos sigan cogiendo como animales”. Mi hija me quedó viendo para ver mi reacción y comentó con una gran sonrisa: “¡Creo que mi madre y mi hermano están ocupados!”. Claro, lo que no sabía mi hija es que ya tenían horas de estar encerrados cogiendo en la habitación, quien sabe cuántas veces ya han acabado pero la calentura los hace seguir. Le dije a mi hija: “¡Vamos a otro lugar entonces!”.  Ella me respondió diciéndome: Veamos un poco, ¡por favor! ¡Quiero ver! Me calienta! La verdad, yo también quería ver. Al abrir la puerta de manera silenciosa, tal y como lo hice la primera vez, efectivamente, mi mujer y mi hijo seguían cogiendo, ahora la posición era otra, estaban tirados en el suelo sobre un gran charco del sudor de ambos. Ella estaba en cuatro y él le estaba dando por el culo.

Lo que me impresionó ver fue la energía que tenían ambos, en especial la de mi mujer, que obviamente ya no es la misma jovencita con la que me casé, pero ella se cuida, hace sus ejercicios y se alimenta bien, con esto creo que ha valido la pena tanto esfuerzo y empeño en su cuerpo para aguantar tanto las embestidas que yo le doy como las de mi hijo. Yo estaba detrás de mi hija y ella al sentir como mi verga estaba de tiesa, tiró una mano hacia atrás y me agarró para masturbarme mientras estábamos de espectadores, yo le agarraba las tetas y pellizcaba sus pezones, trataba ella de no gemir para no ser descubiertos y seguir disfrutando de esa escena tan caliente que teníamos ante nuestros ojos.

Ya la calentura pudo más y mi hija se puso de rodillas a chupármela, fue inevitable que nos vieran, total no era la primera vez que estábamos los cuatro jugando de manera perversa. Todos estábamos tan calientes que no importaba mas que dejar que la perversión gobierne nuestros deseos. Como mi esposa y mi hijo cogían en el piso, con mi hija nos fuimos a la cama, yo me tumbé y ella se subió encima de mí para cabalgar mi verga. La imagen de sus tetas moviéndose al ritmo de sus movimientos era idílica, me agarra de ellas y las apretaba, la cara de placer de mi hija era tan perverso como ver a su madre y a su hermano cogiendo al lado nuestro. “¡Ay, papá, me gusta cuando me coges!” –decía ella gimiendo y resoplando, mientras al lado nuestro resonaban los gemidos de mi mujer, podía escucharla diciéndole a mi hijo que le rompiera el culo, era sin duda el infierno se había desatado en nuestra habitación.

Después de un largo rato cogiendo, mi hijo eyaculó en el culo de mi esposa, dejándole el ano abierto y lleno de semen. Mi mujer al ver a nuestra hija montando mi verga se acercó, se metió un par de dedos en el culo y le dio a probar el semen de su hermano. Lo volvió a hacer y esparció parte en sus tetas, y el resto lo lamió de forma perversa. Le puso las tetas en la cara a nuestra hija y ella lamió los restos de semen que mi esposa le había dejado. Estuvimos por largas horas cogiendo, no importaba el cansancio, solo estaba en nuestra mente disfrutar cada segundo en la habitación y desatar esas pasiones incestuosas que nos hacían dejar la racionalidad de lado. Le dije a mi hija que montara a su hermano, yo me puse detrás de ella y entre los dos la cogimos como animales, haciendo que gritara de placer, mi esposa se masturbaba tirada en la cama al lado nuestro viendo como la pequeña de su hija se comia nuestras vergas a la vez. Por demás está decir que los cuatro éramos un mar de excitación y lujuria, cada segundo que pasaba nos acercaba más a las puertas del infierno de placer. Mi mujer ya era azotada por un intenso orgasmo, mientras nosotros seguíamos cogiendo con mi hija, luego ella sucumbió a un delicioso orgasmo que apretaba nuestras vergas y nos hacía delirar. En ese vendaval del placer dejamos de cogernos a mi hija, entre mi hijo y yo las hicimos acomodarse en la cama a ambas para que recibieran nuestro semen que estaba a punto de salir. Ver a madre e hija esperando recibir el semen del padre y del hijo era una imagen más que caliente. La primera en comerse el semen fue mi hija, que recibió mi semen y después lo hizo mi esposa con el de mi hijo. Quedaron con sus rostros empapados, jadeantes y lamiéndose la cara una a la otra.

Nos bañamos y salimos a dar una vuelta por la orilla de la playa, nos quedamos de pie viendo el ocaso que nos ofrecía un hermoso espectáculo como broche de oro a esa tarde llena de perversión. Cuando regresamos al hotel seguimos disfrutando la noche con ese morbo especial de coger hasta que el alba nos sorprendió. Al mediodía hicimos el check out y con el deseo de volver lo más pronto posible para vivir otras vacaciones inolvidables.

  

Pasiones Prohibidas ®

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