Soy Ángela, todos me dicen Angy, mido1.62cm y un cuerpo triangular, lo que significa unos senos medianos nada resaltante y un culazo. Me encanta la bici porque tonifica lo que más me gusta de mi cuerpo, al ser la menor me tienen muy encerrada, por lo demás nunca tuve interés en salir de mi rutina y la idea de ser monja corría por mi cabeza, debido a toda mi educación fue en instituciones religiosas, pero salí de mi burbuja y ya no hay vuelta atrás.
Hace unos meses mis padres fueron al pueblo de mi abuela, la mamá de papá, ella es viuda, había tenido un accidente y ellos fueron a cuidarla. Yo estaba a una semana de terminar el curso, así que mi tío, hermano de mi madre que vive a la vuelta me cuidaría, todo parecía normal y me alegré incluso pues mi tío Miguel es un hombre muy agradable, pero ni bien se fueron mis padres otra fue la realidad, no nos quedamos en mi casa sino en la suya, pero cuando llegué con mi maletita me llevó directo a su habitación, me explicó las reglas: “Mira, sé qué eres joven, pero a esta altura debes saber lo que significa vivir con un hombre”. “¿De qué hablas tío?” –le pregunté. “¡Ay ni tan inocente niña, ya casi eres una mujer¡” –me dijo tocándome el vientre. “¿No me dirás que esta conchita no se comió ni una verga aun?” –añadió. Yo no podía hablar del shock y hasta intente apartarme. “¡Uy, pero si de veras quieres ser monja! Ve pensando otra cosa, porque virgencita no llegas niña. Es cosa de verte y yo sé que ese culo quiere verga” –me dijo agarrándome una nalga.
Me volteó y me hizo apoyar en la cama, intenté zafarme y fui azotada, lo intenté otra vez y él se sacó el cinturón y me dio tres golpes con él, cuando me oyó llorar me dio otros más y luego con su mano, cuando sentí arder mis nalgas, las estrujó, me subió la falda, movió mi calzón a un lado y sin ninguna advertencia me la metió en el culo. Yo grité pero no me moví, él aun me apretaba las nalgas que me dolían a montones, pero más me ardía el agujero por el que me estaba cogiendo. Empezó a empalarme y darme su verga como loco, yo gritaba y le pedía que no siguiera. “¡Tío, me duele el culo, para por favor!”. Él hacia oídos sordos a mi suplica. Entraba entera y la sacaba, otra vez volvía a metérmela. El dolor era tan insoportable que perdí el conocimiento.
Me desperté con una sensación de ahogo, me había tirado agua y reía, ahora me tenía atada en x sobre la cama. Su verga jugaba en mi la entrada de mi vagina, apretó mis pechos y luego me la metió entera, se movía igual de rápido como cuando me rompió el culo, luego se movió, primero lento y luego ms rápido, pero entre sus estocadas, la sensación de estar atrapada, los besos en mis tetas, sus manos tocando mi cuerpo desnudo y un estado que pasaba de la inconsciencia a la alerta pasaron casi 3 horas. Les mentiría si les dijera que tuve tal cantidad de orgasmos o de cuántas veces mi tío acabó, solo sabía que estaba sudada, caliente y con la vagina llena de semen. Sacó su verga y salió de la habitación, dejándome abandonada, seguía atada a la cama. De casi 15 minutos de espera volvió con una verga de plástico, me la metió por la vagina y él se encargó de mi culo. La sensación fue divina como perversa, estaba gimiendo como poseída, me movía en busca de sus embestidas y gemía con los ojos en blanco, él me beso y rió. “¡Eres tan puta! Debe de por parte de mi familia” –me decía sin parar de darme verga. “Yo sé que eres puta, de pequeña me besaste en los labios y siempre te sentadas en mis piernas” –decía. Yo lo escuchaba y solo quería romperme en ese orgasmo que presentía en mi interior, grité al éxtasis pero ya no de dolor sino de placer, el dejó que el juguete vibrar a en mi concha mucho más y él siguió como energúmeno en mi culo, yo tenia un orgasmo tras otro, que mi cuerpo temblaba, incluso babeaba de placer. Cuando vio que ya no podía más en el acto más puro de misericordia me desató. Yo no podía moverme de tanto placer recibido, me permitió quedarme tumbada en la cama, pero la inercia me hacía mantener la posición en la que estaba.
Cuando pude recobrar fuerzas fuimos a la cocina, las reglas eran que todo debía permanecer en privado, debía estar desnuda dentro de la casa y yo debía cocinar, el me cogería cuando quisiera y como quisiera, si protestaba seria golpeada. Preparé la cena y me sentó encima de él y su verga se fue a mi culo. “Para que no pases hambre en ningún agujero” –me dijo. Yo lo saboreaba, me movía para que se clavara completa, terminé empinada para ser azotada y clavada sobre la mesa, el resto de la noche le complació que gateara, me puso de rodillas y colocó su cinturón en mi cuello, me hizo pasearme por la casa como perra. Me gustaba ese juego que me estaba enseñando. Me enseñó a chuparle la verga, fui azotada por no saber usar los dientes. Cuando lo complació mi boca ya era de madrugada, terminé bebiendo todo su semen tibio. ¡Me encantó! Como me demore mucho en aprender, lo que quedaba de noche dormí en el suelo, gracias a Dios tenía alfombra.
El día siguiente era domingo y me llevó a su patio trasero, tenía una piscina y a pesar del clima fresco entramos al agua, allí me cogió por detrás y jugaba con mi clítoris, cuando gemí muy fuerte, un vecino se asomó y él no dudo en hundirme de manera que aún me cogía pero bajo agua y el vecino que me conocía no podía verme. “Oye Miguel, ¿qué haces?” –le preguntó. “¡Aquí jugando! ¿Tú qué crees?” –le respondió mi tío. “¿No tenias a la monjita de tu sobrina por aquí? Mira que te da sermón, si yo te oí, ella también” –le dijo el vecino. “No, la muy mojigata fue a la iglesia, así que debo apurarme con mi juguetito mientras ella no está, ¿qué tal tú?” –le dijo al curioso vecino. “Bien, aunque la envidia es grande pero con mi esposa aquí no hay quien juegue” –le respondió. “Juega con ella tonto, está tan rica tu esposa” –le dijo mi tío. “Sí, pero entre los niños y todo me salió más mojigata que la Angy” –le responde. “Inténtalo, igual sabes que estas invitado cuando puedas” –dice mi tío. “Ojalá te pudiera aceptar hoy mismo la invitación, pero bueno. Ah, bajarle el volumen a tu muñeca, mi esposa se molesta en vez de ponernos a coger” –le dice el vecino. “Ya sabía, no te preocupes, corregiré ese error” –le dice mi tío. Al fin el vecino se fue y yo me moría abajo, cuando salí a tomar aire me dio una cachetada por ser escandalosa y me advirtió que la próxima vez no me iba a hundir, que mi castigo sería exhibirme. Me mordí el labio para no gemir otra vez, incluso cuando su lengua se metía en mi boca cuando me giraba para besarme y sus dedos, y el agua entraban en mi vagina deleitándome cada minuto. Sentí cuando acabó y fue delicioso, mi tío me tenía adicta a su verga y a sus juegos perversos. Entramos para almorzar y puso uno de sus juguetes en mi culo, le cambiaba las velocidades pero tenía prohibido dejar de cocinar, tuve un orgasmo antes de servir y como se me cayó un poco, solo el comió, yo sol podía beber semen caliente de su verga, para lo que debí chupársela debajo de la mesa.
Esa tarde mi mamá llamó, él me tenía en el sofá abierta de piernas y con su boca en mi vagina y penetrándome con dos dedos, moría por gemir pero intenté llevar la conversación. Cuando quiso hablar con mi tío, el ya tenía su verga en la concha, se movía suave y hablaba con su hermana como si nada, cuando colgó no aumentó el ritmo y me penetró por largo tiempo. Esa noche si dormí en la cama pero con su verga en mi culo “para acostumbrarme”.
El lunes inicio con una mamada y un baño con cogía salvaje. Me llevó a clases y me besó como solo vi en películas, él debía trabajar y al volver no estaría aún. Me dejó e tarea ver una película porno, de verla me calenté tanto que me masturbé, ya estaba sensible a cualquier estimulo tuve varios orgasmos que le dejaron exhausta. Me puse a cocinar, para cuando llegó le tenía cena lista, me puso en cuatro para cogerme salvajemente. Cada día que vivía a su lado estaba cargado de placer y de perversión. El martes fue lo mismo y el miércoles llegó con un colega, el hombre ni me saludo, solo me miró de la cabeza a los pies, yo estaba desnuda como mi tío lo exigía. “¿Te la vas a coger o no?” –le preguntó mi tío. Sin responder nada el hombre que ni siquiera sé cómo se llamaba me besó desesperado, intenté resistirme pero mi tío me dijo que yo era una puta y él me había rentado a ese hombre, por los que debía dejar que me hiciera cuanto quisiera. En obediencia y sumisión dejé que el hombre me manoseara a su antojo, me parecía lujuria la manera en que me tocaba, sin darme cuenta ya estaba mojada y caliente. Me tomó del pelo y me puso de rodillas, sacó su verga y me la metí en la boca, se la empecé a chupar como había aprendido. El hombre gemía como un cerdo al sentir mi boca apresando su verga y le mordía el glande suavemente. Me puso de pie y me apoyo de frente contra la pared, puse mi culo en pompa y me la metió con tanta desesperación que le atinó a mi culo, buscaba su placer en mi agujero, yo gemía y besaba la pared, el hombre me decía: “¡Qué rico culo tienes puta!”. Me calentaba que me dijera puta, ya me había acostumbrado a ser llamada así. De pronto, lo sentí llenarme el culo de semen, yo estaba tan caliente pero no hizo llegar al orgasmo. Cuando terminó me lanzó un par de billetes, le agradeció a mi tío y se fue. Él reía al ver mi expresión.
Comimos y otro hombre apareció. Este sin decir nada me tomó y me apoyó sobre la mesa y me cogió mientras mi tío comía. Sus embestidas en mi conchita eran brutales, me hacía gemir y sentir tan puta que me encantaba. Al igual que el otro solo buscaba saciar su calentura con mi cuerpo, me preguntaba en mis adentros: ¿Qué tan puta puedo ser? Venía a mi mente cuando mi tío me dijo que debe ser que salí puta por parte de su familia. El hombre siguió dándome verga hasta que se descargó dentro de mi vagina. Me tiró otro par de billetes y dijo: “¡Eres una buena puta!”. Yo sonreí. Él no se fue, se sentó a charlar con mi tío, ellos bebían whisky y mi tío me ordenó que se la chupara a los dos. Yo caliente obedecí y se las empecé a chupar desesperada. Era tan deliciosa la sensación de chupar una verga y luego cambiar a otra que me enloquecía. No pasó mucho y el primero en acabar fue mi tío, me bebí todo su tibio semen con delirio sin dejar ni un solo rastro. El invitado demoró un poco más pero jugó con mi agujero de mi culo mientras se la chupaba, me tenía tres dedos metidos, yo no daba más placer hasta que sentí que su semen llenó mi boca y con el mismo delirio lo bebí sin perder ni una gota. Esa noche tampoco dormí, compartirme ponía a mi tío bien caliente y me cogió la noche entera.
Siguieron los días y seguíamos dándonos un banquete con nuestros cuerpos. posiciones juguetes, amigos, incluso extraños. Me llevó a la primera fiesta de mi vida y como no, me cogió en medio de la pista, otros se acercaron y tomaron un turno, no podía pararme de tantas vergas que recibí, me dolían mis agujeros y chorreaba semen por todos lados. Cuando ya amanecía nos fuimos. Esa misma noche me llevó a una orgía con varias chicas y hombres, los hombres se conocían, pero las chicas al parecer no, allí me di cuenta que los labios de una mujer son más dulces, pero las vergas son lo máximo. La orgia era en una casa privada, ambientada como en la edad media, las chicas estábamos con antifaces y ellos a rostro descubierto. Jugaron con mi cuerpo hasta saciarse, recibía semen por todos lados, era deliciosa la sensación de ser un objeto, una cosa que podían usar cuando les placiera. Estaba saciada después de una noche entera de ser cogida y coger más de siete vergas y la misma cantidad de conchas. Así pasaron siete días.
Mi madre vendría por mi y claro, no podía dejar que me fuera sin cogerme antes, yo estaba en cuatro en la sala y mi tío dándome por el culo, estaba gimiendo de placer y lamiendo el piso. Por alguna razón mamá tenía llaves de la casa y lo primero que vio fue a la santa de su hija siendo cogida por su hermano. La cara de asombro de mamá era brutal. “¿Qué mierda estás haciendo?” –le preguntó a su hermano. “No me vengas con esas cosas, todos sabemos que eres la puta de familia, no te vengas a hacer la santa ahora” –le responde mamá. Él no se detuvo, seguía cogiéndome como si no hubiera nadie mirando. Yo seguía gimiendo y disfrutando de su verga, para eso estaba, para darle placer. “Eso era antes Miguel, ahora ya no” –le dice mamá. “Antes de que te fueras, ¿acaso no te recuerdas? Ahora tu futura monja es tan puta cómo tú” –le dijo mi tío. Me sacó la verga y se fue hasta donde estaba mamá, me miró y me dijo: “Tócate, para que tu mami vea lo que puta que eres”. Obediente me puse de rodillas y me empecé a masturbar delante de mamá, no podía creer lo que estaba haciendo, pero la calentura y el morbo eran más grandes que la vergüenza. “¡Ves que es igual de puta que tú!” –le dice a mamá. Ella me miraba en silencio y yo seguía jugando con mis dedos que se metían dentro de mi jugosa vagina. “Dime si no te calienta, hermanita!” –le dice mi tío. Mamá no decía nada pero me calentaba en la forma que me estaba mirando, sabía que se estaba calentando pero no quería admitirlo.
Mi tío se puso detrás de ella y empezó a manosearle las tetas, ella no decía nada, solo se dejaba tocar y no me quitaba la vista de encima. No sabía cuánto tiempo más me iba a resistir a acabar, aunque estaba delirante luchaba por contenerme para no hacerlo. “Mira mami a tu nenita, salió puta como tú” –le dije a mamá. Las manos de mi tío bajaron de sus tetas y le desabrochó el jeans, ella suspiró y al sentir las pecaminosas caricias de su hermano gimió. Su mano se fue hacia atrás y se agarró de la verga de su hermano para masturbarlo suave. “¡No me puedo aguantar! ¡Soy una puta y me tiene caliente ver qué mi hija es tan puta como yo!”. Escucharla en su perversa confesión me hizo explorar en un orgasmo tan placentero que caí hacía adelante, apoyándome con las manos en el piso. Luego vi a mamá ponerse de rodillas y chuparle la verga a mi tío. La escena tan caliente que me seguí tocando en el piso, me sentía en el mismo infierno al verla tragarse la verga de su hermano como la puta que es.
La hizo ponerse de pie y la desnudó, nunca la había visto así, su cuerpo es una obra de arte, una mujer con todo bien puesto y sensual. Cuando estuvo desnuda, mi tío le dijo: “Antes de metértela, quiero ver a las putas jugando. Ninguna nos se opuso, al contrario era lo que quería hacer mientras me masturbaba. Nos acercamos titubeantes, jugando con el morbo, nos abrazamos y nuestras tetas se rozaban, sentía como sus pezones duros se restregaban en los míos. Nos besamos apasionadamente, jugando con nuestras lenguas llenas de lujuria. Al parecer las dos pensábamos lo mismo, me tiré al piso y ella se subió encima de mí. Nos empezamos a lamer nuestras conchitas con placer, ambas gemíamos, mi tío nos observaba con cara de fascinación al ver como madre e hija eran igual de putas. Beber los fluidos de la vagina de mamá era alucinante, morboso, perverso pero a la vez rico, me tenía en las nubes con su lengua que meneaba mi clítoris de manera perversa. “¡Qué lindas putas!” –dijo mi tío. La concha de mamá estaba tan mojada que le metí tres dedos mientras seguía con mi lengua, se los clavaba hasta el fondo; ella gemía como loca. De pronto, mi tío se acerca por detrás y me hace chupársela, después de unos minutos de tener su deliciosa verga en la boca, sin miramientos se la enterró en el culo a mamá, dio un alarido y dijo: “¡No sabes cómo extrañé tu verga, hermanito!”. Él se la empezó a meter con la brutalidad que lo hacía conmigo. Yo seguía con los dedos en la vagina de mamá y con la lengua en su clítoris, mientras mi tío le daba verga por el culo.
La verdad es que ambas estábamos perdidas en el placer y en la calentura. Era excitante oír gemir a mamá que estaba siendo cogida por sus dos agujeros. Ya no me podía aguantar, el placer y la sensación del cercano orgasmo era tan constante que acabé deliciosamente en la boca de mamá, me retorcía de forma agónica, mis labios vaginales estaban hincados, mi culo palpitaba, sentía que me sumergía en el más profundo infierno de lujuria. Mi tío siguió en el culo de mamá hasta que ella también explotó de placer, dejándome toda chorreada con sus tibios fluidos. “¡Qué rico me coges, hermano! ¡Extrañaba que me hicieras acabar tan rico!” –le decía. “Ahora es mi turno” –dijo él. Nos hizo poner de rodillas, se pajeaban como loco y sus dos perras con la boca abierta esperando recibir el premio de semen y devorarlo. Cuando la verga de mi tío explotó, su semen cayó en nuestras caras y dejó caer algo en nuestras tetas. Nos lamimos mutuamente el semen de nuestras caras, éramos unas sucias putas incestuosas, pero por Dios que es exquisito serlo. Nos dijo que nos fuéramos con las tetas con su semen a casa. Nos vestimos y nos despedimos chupando su verga para no desperdiciar ni una gota.
Cuando llegamos a la casa no dijimos nada de lo que había pasado, se había transformado en el más caliente secreto que pudiera guardar. De mis clases no me acordaba nada, pero si de que nunca sería monja. Me encantaba coger, ahora cada vez que me caliento busco la verga más cercana y no dudo en ofrecerme para mi saciarme. Cuando papá se va a trabajar yo entro al cuarto y me pongo a jugar con mamá hasta que quedamos cansadas, sudadas y con más ganas de coger que antes. Para eso está el tío Miguel que cuando llega del trabajo nos vamos a su casa para ser sus putas o la de sus amigos, que pagan bien por cogerse a la madre y a la hija a la vez.
Pasiones
Prohibidas ®
Waooo que relato más exquisito cada línea es increíble ver cada expresión de lujuria en el aire de ser cogida así como una puta en celo como siempre Caballero exquisito
ResponderBorrarSiempre quedo sorprendido con estos relatos...
ResponderBorrar