Con apenas 20 años no he tenido mucha experiencia sexual, sin embargo, salí a mi madre por lo caliente, puesto que a pesar de que desde hace años mi padre no vive con nosotras (mi hermana, mamá y yo) a mi madre no le ha faltado quien atienda su apetito sexual, ya sea que ella vaya a “bailar” con amigos por la noche o situación actual, que su ex “encontrara casualmente” cerca de nuestra dirección y ahora salga a “bailar por las noches con él”, cuando no sale a bailar y beber, en casa escuchamos la guerra que mamá da en la cama, situación que aprovecho para acariciar mi sexo imaginando que es a mi quien se la meten.
Mi primera experiencia sexual se dio gracias a mi fiesta de 18 años, solo tengo 2 primos que son contemporáneos por ello recurrí a mis primas para que fungieran como mis acompañantes, el nuevo problema es que no teníamos quien nos pusiera el vals y demás bailables, a esto Alex el novio de una de mis primas comentó que tiene a un amigo que sabe del tema, todo muy bien, mi fiesta salió de maravilla, después de regresar del salón mi mamá invitó a nuestra casa a unos cuantos primos y primas con sus novios entre ellos a Alex (son primos que viven a escasos 200 metros de nuestra casa). Después de cierto tiempo que estuvimos bebiendo Alex me empezó a abrazar cada que mi prima salía al baño y decía a mi oído que ya era toda una mujercita y que era muy hermosa entre otros halagos que junto al tequila subieron mi calentura al máximo. De igual manera le abracé, dieron las 4 de la madrugada después de que todos se habían ido a su casa recibí un mensaje el cual me di cuenta que era de Alex en donde me decía que saliera de mi casa y que me estaría esperando afuera. Así lo hice, me empezó a decir que me veía muy hermosa con el vestido que llevaba puesto en la fiesta y distintas cosas que me hicieron sentir muy caliente, de la misma manera él añadió que con mi prima ya no había nada, que solo estaban como amigos y realmente ella me había comentado algo.
Después de varias semanas viéndonos clandestinamente, de caricias prohibidas, de mensajes eróticos, llegó el día en el que mi prima se enteró de la situación que nos envolvía a Alex y a mí, solo que los mensajes eróticos ella y sus hermanas y mi tía los interpretaron como sí Alex y yo hubiéramos tenido relaciones. Pasaron varios días, yo trataba de llevar mi vida normal, un lunes por la mañana al bajé del transporte que uso para ir a la universidad, escucho que me llaman, la voz era muy familiar otro de mis primos, Josué, quien es nuestro primo favorito de mi hermana y mío. “¡Hola Karla! ¿Cómo estás?” –me dice con una sonrisa. “Bien primo gracias, ¿y tú? ¿Qué haces por aquí a esta hora?” –le respondí y aproveché de preguntar. “La verdad vine de mala influencia para llevarte de paseo y que no entres a clases hoy” –me respondió. “¿Y eso por qué?” –pregunté inundada por la curiosidad. “Pues verás, hace años platicando con Alejandra me comentó que tanto ella como tu querían tener un hermano mayor y que a mí me veían como tal, así que hoy quiero pasar un día entretenido contigo, platicar hacer cosas de hermana y hermano, ¿qué te parece?” –me respondió sin dejar de sonreír. “Pues bien, bueno vamos, pero regresamos antes de las 3 de la tarde para llegar a casa a la misma hora de siempre” –le dije. “Sí, no preocupes, seremos puntuales” –me dijo. Subí a su auto que a esa hora era un excelente lugar, ya que afuera hacia frio. “¿Te parece si vamos a un parque en lo que abren los locales de la ciudad para invitarte de desayunar?” –me preguntó. “Sí, me gusta la idea” –respondí.
Durante el trayecto platicamos de esa necesidad de dos chicas sin padre o una figura masculina que te defendiera, que cuidara de ti o cosas que normalmente hace un padre y sus hijas, mi primo dijo que él nos quería mucho por ser sus primas y que si yo al igual que mi hermana lo aceptaba como mi hermano mayor así seria, puesto que cuidaría de nosotras en todo aspecto, así como veíamos que cuidaba de su hermana y hermano. “Algo muy importante es que debes de estar consciente de que un hermano mayor no solo te va a mimar, o te va a invitar a pasear o te va a invitar golosinas. Si no que también te voy a regañar si haces algo incorrecto, te voy a aconsejar si me confías tus dudas y te voy a guiar si cometes un error, pues así lo hago con mi hermana” –me dijo. “Sí primo, sí quiero que seas mi hermano” –le respondí. Sabía que sus palabras eran sinceras puesto que veía que así era con mi prima. Al llegar al parque que teníamos en mente, hacia frio afuera del auto por lo cual le dije que mejor nos quedáramos adentro a lo cual él dijo que sí. “Bueno, Karla, desde hoy eres mi hermana, ¿de acuerdo?” –me dijo. “Sí Josué, estoy de acuerdo” –le respondí. “Bueno, ¿y puedo hacerte algunas preguntas” –me dijo. “Sí claro, hermano” –le dije. “Bueno, me enteré de lo que sucedió entre tú y Alex” –me dijo. Después de sus primeros consejos de tipo que me debo valor, es mi propia prima, soy hermosa para gustarle a cualquier chico y cosas así, mis oídos escucharon algo que me sorprendió. “Entiendo que lo hayas hecho puesto que estas en edad de querer experimentar, estás en edad de que tus hormonas están loquitas y en edad de querer verga, pero igual como ya te dije, era el novio de tu prima” –me dijo. “Sí primo, pero, bueno te lo voy a decir, me excitaba lo que él me decía” –le dije. “Estoy seguro de que te mojabas verdad, mojabas tu braguita” –me dijo cambiando la mirada. “Sí, mucho” –le respondí. “Por eso te dejas coger. ¡Estás mal!” –me dijo. “No primo, él y yo nunca lo hicimos solo…” –alcancé a decir. “¿Te dejabas tocar?” –me preguntó. “Sí, él me manoseaba por encima de la ropa” –le dije. “¿Puedo?” –me preguntó. Lo mencionó poniendo su mano arriba de mi pantalón tocando mi abdomen, dando señal de querer meter su mano en mi vagina. Notó mi nerviosismo ante mi sorpresa. “No te preocupes, quiero que te des cuenta de algunas cosas” –me dijo. “Bueno, hazlo” –le dije después de pensarlo por unos minutos.
Cerré los ojos al tiempo que el bajaba hasta mis labios vaginales, empezó con un masaje lento a mi clítoris lugar en donde Alex ni siquiera le había pasado por la mente, una sensación electrizante pasó por todo mi cuerpo, estaba descubriendo que era estar realmente caliente, mi primo, aquella única figura de hermano me estaba dando más placer en unos segundos que Alex en 3 meses de toqueteos y caricias. Empecé a morder mi labio inferior instintivamente y empecé a sentir como mis fluidos, ese líquido que muy pocas veces había aparecido en mi ropa interior estaba emanando, mojando los dedos de mi primo. “Esto es a lo que me refería estas en edad de querer verga, pero debes de ver con quien” –me dijo. “Según tú, ¿con quién sí?” –le pregunté. En ese momento volvió a meter su mano dentro de mi ropa interior y me comenzó a besar. “¡Sí primito! ¡Qué rico!” –le decía. “Oye hermosa, vamos a un lugar más cómodo, ¿te parece?” –me propuso. No estaba muy segura, sabía lo que pasaría, pero estaba muy caliente así que acepte, además de que me encontraría en la situación que añoran más de una de mis amigas, ser cogida por mi primo. Entramos al primer hotel que encontramos al paso.
Al entrar al cuarto empezó a besarme, mi receptividad era cada vez mayor, mi deseo por ser poseída era cada vez más fuerte y mi ropa, una a una iba cayendo al suelo, intenté hacer lo mismo, desvestir a mi primo, sin embargo, me dijo que no, vi como el mismo se despojaba de su ropa, vi aparecer su verga, se notaba hinchada por la excitación, las venas se le marcaban y mi entrepierna comenzaba a arrojar más fluidos que corrían libremente por mis muslos, pero me causaba el temor, tenía miedo de sentir dolor al metérmela. “¡Ahora sí! ¡Puta! ¡Zorra de mierda! Querías que te cogieran, te voy a dar lo único que te mereces” –me dijo. Se notaba coraje en su rostro y sus palabras se me hicieron muy ofensivas, pero quería esa maravilla de verga dándome duro. “¡Si, dame! ¡Quiero tu verga Josué!” –le dice con voz de caliente. Se sentó en la cama mientras me tomaba del brazo, me puso sobre sus piernas y comenzó a castigar a mis nalgas, si tu mamá no te nalgueo es porque también es una puta y lo sabes, llevo 10 años sabiendo que es una puta de mierda, que le encanta que le den verga. No me dijo por qué él sabía lo caliente que es mi mamá. “Dime zorrita, ¿le chupaste la verga?” –me preguntó. “No, no lo hice” –le respondí. “Bueno, ¡hoy vas a aprender!” –me dijo. Me levantó, me hizo ponerme de rodillas frente a su verga. “¡Chúpala puta!” –me ordenó. Así lo hice. Lentamente me la metí en la boca y la tragaba despacio, pasaba mi lengua por su glande y bajaba por el tronco hasta la base. “¡Qué bien! Según tú, es tu primera vez y lo haces muy bien” –me dijo mientras suspiraba. “Pues soy hija de una puta, ¿no?” –le dije. Después de un buen rato comiéndome su verga, me detuvo. “Hoy vas a saber cómo se mantiene satisfecha a una puta” –me dijo. mi mente alucinaba, quería sentir su verga y que me cogiera, que me hiciera gemir como tantas veces había escuchado a mi madre con sus amantes.
Me arrojó hacia la cama y me abrió las piernas, comenzó a succionar y lamer mi clítoris, metía la lengua en mi conchita, fue gloriosa la manera en que me daba placer con la lengua, continuó con mi clítoris, me volvió loca de placer. Le rogué que me metiera la verga que poseía, en verdad la necesitaba adentro. “¡Cogedme! ¡Hazme sentir puta! ¡Quiero que me dejes abierta! ¡Por favor, dame tu verga!” –le decía gimiendo como una cerda. “¡Así putita ruega asquerosa zorra!” –me decía. “Sí, tan zorra y puta como mi madre. ¿No te habías dado cuenta?” –le decía sin contener mis gemidos. Nuevamente abrió mis piernas, acomodó su verga en mi entrada húmeda de mi concha. “¡Aquí está lo que buscabas puta!” –me dijo. “¡No, por favor, hazlo despacio, soy virgen y me va a doler! Pero quiero que me la metas” –le decía con un mar de contradicciones. “¿Te gusta, verdad puta?” –me preguntó. “Sí, primo, ¡métemela! ¡Me muero de ganas de que me cojas! –le decía invitándolo a que me cogiera.
En ese momento empujó con el afán de desvirgarme, sentí como mi himen iba cediendo, cada más mi primo se apoderaba de mi vagina. “¡Sí, no pares hazme tuya!” –le suplicaba. Hasta que sentí que mi himen se rompió y su verga se metió completa en mi conchita, empezó a moverse con locura, haciéndome gritar de placer, las sensaciones en mi cuerpo eran inexplicables, me la metía con fuerza y mis tetas se movían con ese ritmo despiadado con que me cogía. “¡Vas a ser mi puta cada vez que yo quiera!” –me dijo. “Sí, primo. Cada vez que quieras me puedes coger y darme tu deliciosa verga” –le decía sin parar de gemir. Siguió metiéndomela con esa fuerza que me tenia al borde del delirio, era perverso ser cogida de esa manera. Me hizo que me montara encima de él y su verga se clavó en mi vagina, me empecé a mover sin mucha sapiencia pero a punta de nalgadas me enseñó. A él le gustaba porque su cara de placer era evidente, me encantaba mirar sus ojos encendidos en perversión. Sentía que mi concha palpitaba y casi no podía respirar, fue lo mismo que sentí cuando su lengua me recorría, era una sensación exquisita que me hacía temblar y gemir. Después de ser cogida por un largo lapso y en diferentes posiciones sentí como me llenaba de su leche caliente.
Realmente había disfrutado sentirme la puta de mi primo, ha pasado tiempo y a veces quedamos de vernos en lugares para poder coger. En ocasiones voy con la intención de decirle no, pero al tener su verga dentro, le pido que me haga la mujer más puta. Después de cuatro meses me he dado cuenta de que soy ninfómana puesto que no puedo pasar un día sin coger. Anteriormente salía buscando quien me llevara a una cama para terminar con las piernas abiertas “teniendo cierta precaución”. Si bien es cierto me cogían rico, pero ninguno como mi primo. Le conté mi nueva situación, ahora él es mi único amante. El que me hace sentir la más puta de todas, incluso más puta que mi madre.
Habían pasado algunos días después del último encuentro sexual con mi primo, y me enteré que el día de la fiesta de mi cumpleaños el ex de mi mamá hizo que mis primos y primas se fueran junto a sus acompañantes, cosa que molestó mucho a mi madre y eso desencadenó que se distanciaran durante algunos meses, pero como mi madre es una zorrita sin medida, no le faltó verga en ese tiempo.
Les comentaré que soy de una familia de grandes bebedores, es decir que no se emborrachan fácilmente. Lo que puede hacer que las fiestas duren hasta altas horas de la madrugada y sigan bebiendo como si nada. Determinado día, mi tío, hermano de mi mamá, ella y mi primo Josué se encontraban bebiendo. A eso de las die de la noche mi mamá comentó que tenía hambre y preguntó si alguien quería comer, mi tío dijo que no y mi primo dijo que si alguien más comía él le acompañaba ya que no tenía mucha hambre. Mi mamá le pidió a mi hermana que calentara de comer, le servimos a ella y a mi primo los cuales quedaron solos ya que Alejandra, mi hermana, y yo ya teníamos sueño. Habrá pasado una hora cuando un ruido me despertó y me asomé a la sala estaba mi primo solo y mi mamá salía de su habitación en una bata de encaje que dejaba ver a la claridad que sólo llevaba una tanga. “Se ve que se fue a ponerse cómoda” –le dice mi primo. “Sí hijo, tenía calor” –le responde mamá. La conversación era normal, el tema era yo y mi gusto por la literatura, a mi primo también le gusta leer. Me fui a acostar nuevamente pero poco antes de conciliar el sueño, gemidos llamaron mi atención mi primo estaba cogiéndose a mi mamá, no sabía qué hacer, me asomé por la puerta, las piernas de mi madre se encontraban en los costados de mi primo mientras su verga, aquella que me hacía delirar, ahora hacía gozar a mi madre, quien mantenía los ojos cerrados, una embestida poderosa de mi primo hizo que mi madre los abrieran de esta manera se dio cuenta que la menor de sus hijas era testigo de cómo se la cogían. Me quedé petrificada y ella ni podía dejar de disfrutar la verga que le taladraba su concha. Ella gemía y le pedía que se la metiera con fuerza, no podía evitar seguir cogiendo; la entiendo es que la verga de Josué enloquece a cualquiera. Luego de estar metiéndosela violentamente, mamá tuvo un orgasmo sensacional, yo la miraba y mi vagina se mojaba, no pude aguantar mis ganas de tocarme y regalarme placer con mis dedos. Josué se puso de espaldas en la cama y ella se lanzó a comerle la verga, yo había aprendido pero ella era una experta, no pasó mucho para que se estuviera bebiendo su tibio semen sin dejar una gota. Pasado algunos minutos, me fui a mi habitación y mamá salió detrás de mí. “¡Discúlpame Karla, discúlpame! Ya te había platicado sobre ciertas cosas y es que, es que llevo un tiempo sin verga y lo necesitaba. ¡Discúlpame hija!” –me dijo. En eso entró mi primo en mi habitación se colocó a lado, poniendo su verga frente a mí, la tomé con ambas manos y se la comencé a chupar. “No te preocupes, también me coge bien rico” –le dije. Mi mamá se le quedó viendo, ahora la sorprendida era ella. “¿Qué prefiere tía? ¿Que sea yo, que la cuido en todo sentido o que su hija sacie sus necesidades con quien sabe quién, y que la dejen embarazada? Además, su hija salió a usted, es igual de caliente y puta, también le encanta que se la metan” –le dijo él. Mi madre quedó asombrada con la manera en que le chupaba la verga a mi primo. “Mire tía usted le puede enseñar a su hija a disfrutar como la puta que es o acomplejarse y que ella viva frustrada” –le dijo Josué. “Tienes razón hijo” –le respondió ella.
Mi primo tomó de la cintura a mi mamá e hizo que sus labios se unieran a los de el, mientras esto sucedía sus manos bajaron hacia los labios vaginales de mi madre, y la empezó a masturbar, ella soltó un fuerte gemido haciendo que Alejandra despertara, mi hermana es de sueño realmente pesado, pero esa noche despertó solo al escuchar el gemido de mamá. “¿Qué pasa?” Mira Alejandra tenemos que hablar, no había mucho que decir, yo estaba con la verga de Josué en la boca y ella disfrutaba de sus dedos hurgando en su concha mojada. Según yo tengo entendido mi hermana hasta ahí era virgen, pero tiene una libido muy alta, siempre la había visto masturbarse por las noches y era igual de caliente que nosotras. “¿No quieres coger Alejandra?” –le preguntó mamá. Yo no le di tiempo a que respondiera. “Si, ella también quiere. Te acuerdas Alejandra cuando de chicas espiábamos cuando Josué entraba al baño y le veíamos su verga?” –dije. Observé a mi primo no estaba sorprendido, mi hermana se acercó a él y con una mano tomo parte de la verga de mi primo. “Está más grande de lo que recuerdo” –dijo mi hermana. Mi mamá nos observaba como entre las dos masturbábamos a mi primo. Salieron igual de puta que su madre, ¿no es así tía?” –dijo Josué. “Sí hijo, somos putas, espero que ahora nos aguantes a las tres” –le dijo ella.
Josué le dijo a mi madre que lo montara, mientras a nosotras nos masturbaba una a cada lado, no sé cómo el muy maldito lo hacía pero las dos estábamos enloquecidas gimiendo, sumando a nuestros delirios los gemidos de mi madre, lo hacía más perverso. Empecé a besar a mi hermana mayor, él seguía con sus dedos estimulando nuestra lujuria, las dos no parábamos de gemir y besarnos, era delirante lo que sentíamos. Mamá se movía como la hábil puta que es, metiéndose toda la verga de Josué hasta el fondo de su vagina, nunca había visto a mi madre en esa faceta, si la había escuchado pero verla era toda una puta que le gustaba la verga tanto como a mí. Ya al borde del colapso mamá cayó en un intenso orgasmo que la hizo caer sobre el pecho de mi primo, se quedó por unos segundos tratando de recomponerse. “¿Quien sigue niñas? ¿Alejandra, aun eres virgen?” –preguntó. Mi hermana respondió que aún lo era. Nuestra madre la animó para que probara su primera verga. Ella sin dudarlo se tendió en la cama y abrió las piernas. “Ten cuidado hijo, trátala bien” –le dijo mamá a mi primo. Yo abrí las piernas encima del rostro de mi hermana, mientras que mi madre a lado mío, me tomó de la cabeza haciendo que le chupara las tetas.
Nosotras continuamos en varias posiciones entre lamida, besos y caricia, hasta que escuchamos los delirantes gemidos de Alejandra, que ya había entregado su virginidad a mi primer hombre también, ella le pedía que se la metiera con fuerza, quería sentirse tan puta como nosotras, él se la daba con locura, haciéndola gritar de placer, era todo un deleite para nuestros oídos, a mi madre y a mi nos calentaba estar los cuatro cogiendo en la misma cama, las tres putas más su sobrino. Entre más fuerte se la metía más intensos eran los gemidos de mi hermana, yo estaba metida entre las piernas de mamá, lamiéndole la concha y embriagándome con sus fluidos. Nunca pensé que las tres éramos así de putas, me encantaba y me divertía mucho. No pasó mucho y Alejandra estaba recibiendo el tibio semen de Josué en su vagina. Estuvimos las tres un rato en caricias, besos, lamiendo la concha de Alejandra para probar el semen de Josué, mientras él iba a la cocina para beber agua.
“Bien Karla, me parece que te toca ser cogida” –me decía mi primo con una sonrisa, mientras mi madre y mi hermana se acomodaban en un rico 69. Me acomodé en cuatro y él se puso detrás de mí, le dije con toda la calentura: “¡Quiero que me la metas por el culo!”. Él obediente, me la clavó de una certera estocada, grité de dolor pero a él no le importó, me la metía con fuerza y me nalgueaba, me encantaba la forma en que mis nalgas sonaban al sentir su mano, sentía que ardían, podía imaginar que ya estaban rojas de tantas nalgadas que recibía mientras era clavaba por ser una puta caliente. “¡Me encanta como me abre el culo primo!” –le decía, eso para él era música a sus pervertidos oídos, ya que seguía dándome con fuerza. De repente, mi mamá y hermana se separaron para besar a mi primo y darle a probar los jugos de la otra. Me pareció tan caliente. Luego de un rato de darme por el culo, Josué avisó que estaba pronto a acabar. No pasó mucho y ya las tres teníamos una buena ración de semen que habíamos recibido esa caliente noche. Nos acostamos los cuatro en el siguiente orden mi mamá, mi primo, Alejandra y yo.
Después de unas semanas volvió a llegar a casa el ex de mi mamá, aun así mi primo de vez en cuando se coge a mi madre, dejándole la vagina llena de semen. Alejandra le pide cuando está caliente que se la coja y yo a diario le abro las piernas. Hay veces en que estamos los cuatro juntos para recordar la noche en que mamá descubrió que éramos igual de putas que ella. Puedo decir que soy una zorra adicta a la verga y me encanta serlo.
De vez en cuando escucho a mi mamá gemir cuando su novio se la mete, me calentó tanto que término masturbándome imaginando el placer de tener esa verga adentro y terminar llena de semen a vista y paciencia de mi madre. Alguien dijo que cuando deseas algo con tanto fervor terminas recibiéndolo. Un tarde al llegar de clases, me encontré a mi madre con su novio en la sala, ella estaba moviéndose encima de su verga y gimiendo, me quedé mirando caliente y con ganas, como andaba con falda me quité la tanga y decidí unirme en esa exquisita faena. Al verme mamá, sonrió y se bajó, me cedió su lugar, mi primera reacción fue acomodarme entre las piernas de él y chupársela, mientras mamá se encargaba de levantar mi falda y lamerme la concha. Mis gemidos no se hicieron esperar y mi vagina tampoco, ya que empezó a humedecerse mucho más al primer roce de su lengua. El placer era tanto que le mordía el glande a su novio y él gemía de placer. “¡Vaya si que sabes chuparlo Karla!” –me dijo. Le di una sonrisa y me subí encima de él, su verga se clavó en mi conchita y empecé a moverme, ya me había hecho una experta, coger con Josué casi a diario me había entrenado como una puta caliente. Desabrochó mi blusa y sacó mis tetas por encima del brasier, lo primero que hizo fue aferrarse a mis pezones para apretarlos y tirar de ellos. ¡Oh, bendita sensación de dolor y placer! Me movía como loca sentía la lengua de mi madre meterse entre mis nalgas y con la punta jugar con mi ano. ¡Oh, Dios, que placer!
Me acomodé a un lado del sillón y le ofrecí el culo al novio de mamá, quien ni lo pensó, como mamá ya se había encargado de dilatarlo, él empujó lentamente hasta que se hundió por completo, fue ahí que sentí sus manos aferrarse a mis caderas y empezó a bombearme como un loco, sentía sus testículos chocar con mi vulva, era tan deliciosa la forma en que me cogía que solo podía gemir y resoplar. “¡Ah, que rico coges!” –le decía. Él seguía en su caliente faena de dejarme el culo abierto. “¡Eso, no pares!” –le decía. Mamá estaba tendida al lado mío masturbándose, entonces me acomodé y empecé a lamerle su rica vagina. Las dos gemíamos perversamente, ella con mi lengua y yo siendo invadida por la verga de su novio. Me encontraba al borde del orgasmo, quería que siguiera metiéndomela como loco, yo no paraba de comerle la concha a mi madre, las dos estábamos listas para dejarnos envolver por el placer y pasó, las dos acabamos juntas, fue tan rico beber los fluidos de mami que salían tibios de su vagina.
Su novio siguió metiéndomela, hasta que anunció que iba a acabar, sacó su verga y me puse de rodillas, mamá se quedó en el sofá y dijo: “¡Dale tu semen a la zorrita!”. Yo estaba con la boca abierta esperando esa deliciosa descarga, hasta que salió y llenó mi boca, me sentí la más puta de todas al tragarme hasta el último chorro de su espeso semen. Me fui a cuarto, me di una ducha y me vestí. Al salir su novio ya se había ido. Mamá me dio un beso tierno en los labios y me dijo: “Es rico saber que tú y tu hermana son putitas como yo”. Sonreí y le dije: “Supongo que siempre lo fuimos con ese ejemplo que nos has dado”. Ahora, solo puedo decir que soy una zorrita adicta a la verga gracias a mi primo y gracias a mi madre.
Pasiones Prohibidas ®
Ufff que rico y caliente relato de como empezó su rol de puta que delicioso como siempre genial Caballero
ResponderBorrar🥵🥵 ufff que rico me encanto, terminé mojada y con las tetas paradas
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