sábado, 26 de abril de 2025

111. Me cogí el culo de mi suegra en una fiesta


Un día mi mujer me dice que hay una fiesta en el pueblo donde nació su padre. Que quisiera que fuéramos. Yo no convivo mucho con sus padres así que no me entusiasmaba tanto el ir. Pero a tanta insistencia de mi mujer fue que me animó, pero jamás pensé que en ese viaje me cogería a mi suegra. Ella es normal una señora decente se puede decir, hasta donde yo pensé en ese día que termine dentro su culo. Ella es culona es lo que resalta de ella.

Bueno el viaje transcurrió normal, yo no paraba de mirarle el culo a mi suegra. Le hacia agarrar mi verga a mi mujer disimuladamente mientras miraba a mi suegra pensado que era ella la que me agarraba. No me había fijado tanto a mi suegra como no convivo mucho con ellos. Bueno llegamos y pues se encontraron con sus familiares de infancia, conocidos, etc. Hacia frio en el lugar, estaba arrepintiéndome de haber viajado. Al rato que me dice mi suegra no te preocupes, a la noche te calientas en la cama. Me hizo volar la imaginación solo atiné a sonreírle.

La fiesta duraba 4 días. Nos acomodaron todos en una sola pieza, la casa era de épocas antiguas.  Mis suegros dormían a lado nuestro, solo puede manosear a mi mujer entre frazadas, meterle los dedos  y hacerle sentir mi verga mientras sus padres dormían. Pasó la noche. Al día siguiente me presentaron familiares, amigos, etc. Bebimos poco no mucho. Al llegar al cuarto donde dormíamos me cambiaba de ropa y al levantar mi maleta de viaje sin querer voló la de mi suegra, donde cayó toda su ropa y su ropa interior. Eran tangas, avergonzada dijo: “¡Ay Fernando mis cosas!”. Le ayudé a recogerla, no sé por qué lo primero que levanté fueron sus tangas. Con una risa picarona me dijo: “¡Gracias!”. “Lo siento suegra” –le dije con vergüenza. Nos reímos y fuimos a cenar todos. Estaba muy caliente ese rato, decidí ir a darme una ducha. Transcurrió la noche al segundo día. La fiesta era como subir a un cerro donde festejaban bailaban con bandas en vivo. Yo para la tarde ya estaba muy mareado. Discutí con mi mujer por alguna tontera, yo me retiré y me fui para la pieza, estaba mareado; me recosté en el colchón que estaba en el piso. Me entró una calentura que se me puso dura la verga. Agarré dos tangas de mi suegra y me empecé a masturbar desenfrenado. Cuando escucho q tocan la puerta. “¡Fernando!” –dicen. Rápido agarré las tangas, no medio tiempo para guardarlas. Era mi suegra que entró de golpe. Agarra su mano pone en la boca sorprendida y me pregunta: “¿Qué haces? ¿Por qué está tirada mi ropa interior?”.  Con el pantalón abajo y con mi verga parada. Solo agradecía ese momento que no era mi mujer o mi suegro si no estaría acabado.

Yo sin poder hablar,  le respondí: “Suegra yo estoy ebrio, no sé lo que estoy haciendo. Creí que eran de Mariela”. Ella me dice: “¡Eres estúpido! Sabes bien que esa es mi maleta”. “¡Lo siento!” –le dije. Por el miedo hasta se me bajó la verga. “¿Por qué te regresaste de la fiesta?” –me preguntó. Le respondí: “Tuve problemas con su hija”. Me miró a los ojos y me dijo en tono serio: “Seguro no la estás haciendo feliz en la cama, por eso vienes y tomas mi ropa interior”. La música de la fiesta se escuchaba hasta la pieza donde estábamos. Le pregunto: “¿Su hija y mi suegro?”.  “Siguen en la fiesta, no quieren aun venir. Están bailando y conversando con sus tíos” –me respondió. Yo me acomodé y me senté al borde del colchón pensando ahora que mi suegra les dirá todos y que hasta ahí llegué. Cuando levanto la cabeza, mi suegra se estaba quitando la blusa q traía quedando en sostén. Yo solo la miré y me pregunta: “¿Qué no viste nunca a una mujer cambiarse de ropa?”. No pude ni responder. “Ayer en la noche escuché a Mariela gemir, agradece que su padre tiene el sueño pesado” –me dice. Me quedé atónito ese momento. Mi mujer si gimió pero suavecito, entonces mi suegra estaba despierta. Me dijo: “Solo le metes los dedos y ya. Con razón pelean”. No sé si su intención era provocarme hablándome así. Se quitó su pantalón quedando solo en ropa interior. Me dijo: “¿Crees qué no sé cómo me miras el culo? No eres el único joven con ganas de meterme la verga”. Me paré y le dije: “Suegra si usted dice que yo solo le meto los dedos a su hija, es porque le gusta. Si no pude meterle la verga es porque ustedes estaban a nuestro lado y ya no iba gemir, iba gritar” –le dije en tono de chiste. Yo tenía la verga tiesa. Mi suegra me dice: “¡Alguien viene!”. Me eché rápidamente en la cama me hice el dormido. Era mi mujer, le pregunta a mi suegra: “Mamá. ¿Qué haces así, en ropa interior?”. “Me estoy cambiando para dormir. Tu padre no quiere venir ni tu” –le responde mi suegra. Mi mujer le dice: “Solo vine por algo para abrigarnos. ¡Vamos!”. Mi suegra le responde: “No, estoy cansada, mira, Fernando también se durmió”. “Bueno, yo creo que volveremos con papá en una hora más” –le dice Mariela. “¡Está bien hija! Sigan pasándola bien” –le dice mi suegra. Salió mi mujer, mi suegra se puso su pijama. Apagó la luz y vino donde yo estaba,  se acostó a mi lado. “Suegra, ¿vamos a hacer algo aquí sabiendo que pueden regresar en cualquier momento?” –le digo en tono de chiste.

Siento su mano que agarra mi verga, la aprieta con fuerza, empieza con el sube y baja, mi verga se puso dura como piedra y me dice: “Me calenté ayer mientras hacías gemir a mi hija, a mi también me gusta lo peligroso”. No podía creer lo que pasaba. “¿Sabes qué más me gusta? Qué me maltraten, que me hagan sentir una perra y  tu suegro no hace eso” –me dice. Le agarré con mi mano su cuello ahorcándola, le dije al oído: “Te voy a llenar tu concha con mi leche perra puta, sabía que detrás de esa cara de inocente eres todo una putita”. Ella empezó a respirar agitada. Le di una cachetada, me paré, agarré mi verga, la agarré del pelo, llevé su boca a mi verga violentamente, le metí la verga en la boca, no le dejaba respirar. En eso alguien tocó la puerta, diciendo: ¡Tía! ¿Está ahí?”. Me tapé con la frazada rápidamente, mi suegra como estaba aun con el pijama puesto abrió la puerta, era una de las hijas de un hermano de mi suegro que le dijo: “Venía a entregarle las cosas de mi tío, me dijo que ya vendría y que le pusiera a cargar su celular”. “Bueno, mi niña. Gracias por preocuparte”. “De nada tía, descanse” –le dice la sobrina. Mi suegra se acuesta y le digo: “No te vas a acostar a mi lado si no te quitas la ropa puta”.  Obediente a mi orden se quitó el pijama y quedó desnuda, la puse boca arriba y le abrí las piernas, pasé mi lengua por su clítoris, gemía demasiado rico, apretaba mi cabeza contra su velluda vagina. No pasaron ni diez minutos y escuchamos venir a alguien, rápidamente me envolví con la frazada, mi suegra se levantó y se acostó en su cama, se tapa con lo que puede: abren la puerta, era mi suegro. “¡Maldita sea suegro!” –dije para mis adentros. Otra puta interrupción más. Mi suegra le pregunta por mi mujer, él le responde que pronto llegaría, ya que estaba en una conversación amena con sus primas. “A ti, ¿qué te pasó?” –le pregunta mi suegra. “Tengo hambre y no hay nada comer” –le responde. “Ven, acuéstate” –le dice a mi suegro. No tardó mucho en quitarse la ropa y le pregunta a mi suegra: “¿qué haces desnuda?”. “Las frazadas son demasiado gruesas y me dio calor”. “Pero aquí hace frío” –le dice mi suegro extrañado. “Sí, pero yo tengo calor, ¿hay algún problema?” –le responde ella. “No, ninguno” –le dice él y se acuesta a su lado. Yo estaba caliente y maldiciendo a mi suegro. Cuando al rato escucho susurros y fingiendo dormir parece que mi suegro le metía los dedos a mi suegra. Empezó un jadeo suave, un gemido lento.

Sin lamentos, mi suegro, de una se la metió a mi suegra. “¡Ah, suave!” –escuché decir a mi suegra. La madura caliente estaba hacia mi lado mirándome y mi suegro estaba detrás de ella dándole de cucharita suave. Agarré mi verga empecé a masturbarme bajo las frazadas mientras mi suegra me miraba y se mordía los labios, mientras su marido se la metía. “¡Sí, que rico amor! ¡Dame verga así!” –le decía mi suegra. “Habla más despacio que Fernando te puede escuchar” –le responde mi suegro. “¿Qué tiene? Dime que no es morboso estar cogiendo al lado de nuestro yerno. Además, tú empezaste y no quiero que pares” –le dice ella. Sabía que la intención de mi suegra era hacerme acabar con sus gemidos, me miraba y hacía gestos  con su lengua como si me la estuviera chupando. Sus gemidos ahogados me hicieron acabar rápido. Al poco rato se escucha como mi suegro se vacía dentro de su mujer. Sentía envidia de ese viejo de mierda que me había robado el placer de coger con mi suegra, pero bueno, no podía reclamar, así eran las cosas.

 No pasaron ni cinco minutos y se durmió. Mi suegra me pregunta en voz baja: “¿Te gustó?”.  “Sí, mañana continuamos” –le dije y me dormí agotado. Despierto algo sobresaltado en la madrugada, sentía que unos labios envolvían mi verga, pensé que en ese momento mi suegra se había arriesgado a meterse a la cama y chupármela, sabiendo que estaba su esposo y mi esposa allí. Abrí los ojos lentamente y vi a mi esposa que se comía mi verga. “¿Qué haces? ¿No te das cuenta que tus papás están al lado nuestro?” –le pregunto con asombro. “Sí lo sé, pero tenía ganas de verga” –me responde. Siguió chupándomela. Como yo estaba caliente le dije que subiera encima de mí para lamerle la concha. Hicimos un perverso 69 al lado de sus padres. Mariela intentaba no gemir al sentir como mi lengua recorría su concha y su culo, ella con mi verga en la boca pasaba su lengua por mi glande y lo mordía suavemente. Era tan morboso como haber visto coger a mis suegros. A los pocos minutos mi mujer me apretaba la verga con la boca para contener los gemidos del orgasmo, mientras como loco bebía los fluidos que su vagina dejaba escapar. Lo que me llevó a acabar deliciosamente y ella hambrienta se tragó mi semen.

Al día siguiente estuve manoseando a mi suegra cada vez que podía,  era el tercer día de la fiesta. Ahora sería en un local; tomamos, bailamos, reímos. Había cruce de miradas con mi suegra. Sabía que lo debíamos concretar. Busqué pelea con mi mujer por cualquier cosa para irme de nuevo a la pieza.  Al contrario, era mi mujer la que se quería ir. Sin embargo, le dije a mi suegros que yo me iría a descansar, que ella debía quedarse porque esta con su familia. Así que media enojada se quedó con sus primas y primos. Yo también estaba muy borracho más que el día anterior, mi suegra entendió la indirecta y dijo: “Iré contigo, ya que quiero ir al baño, así me haces guardia para que no entre alguno de los borrachos. Además, aprovecho de limpiar un poco, porque están sucios y hediondos”.  Mi suegro no se hizo problema, siguió bebiendo y riéndose con sus primos y familiares. Del local a la pieza estábamos como a siete minutos.

Mientras caminamos le agarré una teta y le dije: “Ahora sí, perra, esta vez te voy a coger”. Entramos a la pieza de una le saqué la ropa. Me desnudé y le agarré del pelo y le di dos cachetadas. “¡Soy tu perra! ¡Cógeme bien rico y duro!” –decía mi suegra. Ella debía regresar, sabíamos que no teníamos mucho tiempo. Subí su falda, le hice la tanga a un lado, hice que se apoyara en la puerta y se la metí de golpe. “¡Ah, sí. Dame por el culo” –decía. “Ahora entiendo porque decías que mi hija gritaba cuando te la cogías. ¡Qué rica verga yerno!” –gemía y gritaba. Se la metía bien duro mientras le agarraba las tetas. Yo bufaba como un toro en brama y ella chillaba como una cerda. “¡Rico culo tienes puta!” –le decía. “¡Ay tesoro me partes el culo!” –decía ella. Cada vez le taladraba su ano con más brutalidad. Sin sacarle la verga del culo la llevé al colchón y la hice que se pusiera en cuatro, mis testículos chocaban de forma brutal en su vulva, nuestros cuerpos chocaban y sonaban como aplausos por la brutalidad de mis embestidas. “¡Ah, mi amor, me partes el culo! ¡Ah, eres un hijo de puta, te estás cogiendo a tu suegra. ¿Te gusta mi culo?” –decía entre gemidos sensuales. “Sí, putita, me gusta tu culo” –le decía sin parar de darle verga y nalgadas.

Agarré sus caderas, yo estaba desenfrenado, ella pedia que se la metiera hasta vaciarme. “¡Callate puta!” –le dije. Le di una nalgada con fuerza, solo la escuché sollozar, su culo era virgen y ahora estaba siendo destrozado por su yerno caliente. Ella no podia creerlo, no tuve piedad, se la metía con fuerza. “¡Ah, dame mi amor, mi culo es tuyo!” –me decía. No aguanté la presión de su culo que palpitaba, acabé dentro de ese rico agujero, había una mezcla de sangre y semen en su ano, era todo un deleite.

Estábamos agotados y satisfechos, ella se arregló la ropa para regresar. “Eres una mierda, me rompiste el culo” –me dijo. “Eres una puta y a las putas hay que darles por el culo” –le dije. Antes de salir me dio un beso apasionado que yo respondí. Así pasaron las horas y regresaron los tres a las 03:00 AM. Yo estaba casi dormido. Se desvistieron rápido, mi mujer estaba caliente, yo seguía igual de caliente que cuando me estaba cogiendo a mi suegra. Solo le volví a meter los dedos, porque si me la cogía su padre podría escucharla, pero su madre estaba muy atenta a lo que pasaba en la cama de al lado. Luego que mi esposa acabara me dormí. No sé cuánto rato había pasado, pero me desperté y mi esposa no estaba al lado mío. Al buscarla con la mirada me di cuenta que estaba en la cama de sus padres, me sorprendí de lo que vi pero me pareció de lo más excitante. Estaba montada encima de su padre moviéndose como loca, mientras mi suegra se masturbaba al lado de ellos. Lejos de enojarme, mi verga reaccionó. Me uní a la morbosa escena metiendo mi verga en la boca de mi suegra, quien no dudó en chupármela. Luego ella se me montó y se empezó a mover, mi suegro se cogía a mi  esposa y yo me cogía a la suya, era un  intercambio justo.

Las pusimos en cuatro mirándose a la cara, él se la metió por el culo a mi mujer y yo a la suya. El placer que se dibujaba en las caras de la madre y la hija era toda una perversión. Gemían como locas, se miraban con lujuria, incluso se besaban y nos pedían que les diéramos con fuerza. Las dos eran igual de putas, pero me sorprendía que mi suegro se cogiera a mi esposa. Estábamos tan calientes los cuatro que no importaba nada, solo el placer de estar cogiendo como enfermos. Después de darle por el culo a mi suegra, se puso de rodillas en el piso y me la empezó a chupan tan rico que no podía contener las ganas de hacer que se la tragara toda, la tomé de la cabeza y se la metí completa, le daba arcadas, se ahogaba, babeaba al tenerla toda en la boca. Mi esposa seguía siendo cogida por su padre y gemía diciéndole: “¡Dame rico, papito!”. Con la calentura que tenía acabé llenándole la boca con mi semen, comiéndoselo todo; a los pocos minutos mi suegro se vaciaba en el culo de mi esposa, era un cuadro de lo más excitante.

 

La mañana nos sorprendió terminando de coger, mi esposa volvió a la cama y le dije: “Saliste igual de puta que tu mamá y le di un beso en los labios. Ya en el transcurso del día me valia verga si estaba mi suegro o mi esposa, trataba a i suegra de puta y le agarraba las tetas y el culo, había veces que le metia los dedos delante de ellos, lo mismo hacía mi suegro, total era algo entre cuatro personas adultas. Compartimos la última noche los cuatro en la cama y esta vez dejamos que nuestras mujeres jugaran entre ellas, nosotros solo nos dedicamos a masturbarnos y a darles semen cuando acabamos. Al regresar a casa, mi suegra y mi esposa iban conmigo en el asiento del auto mientras mi suegro conducía, entre las dos me la chupaban, mi suegro estaba tan caliente que nos tuvimos que detener y entre unos matorrales cogimos, y continuamos el viaje.

Por razones de trabajo no hemos ido a visitarlos ni ellos han venido, pero sabemos que cuando eso pase no pararemos de coger hasta quedar rendidos, lo más perverso de todo es que mi suegra se hizo adicta a mi verga y a que se la meta por su culo, ahora agradezco de haber ido a esa fiesta para descubrir que la madre y la hija son igual de putas.

 

Pasiones Prohibidas ® 

1 comentario:

  1. Señor escritor de relatos profundos
    Gracias por ir llevando nuestro perverso demonio por caminos inesperados y confusos. Y con este relato donde la protagonista aparentemente es la suegra me llevó a ver cómo la familia va tejiendo unos lazos extraños que si observas tu madre es tu misma imagen en unos años, mientras que tu hija es el recuerdo de unos años antes pero en esencia eres tú misma. Mi trance me llevó a imaginar que yo era la suegra del relato y que mi esposo buscaría tener sexo con mi niña al principio me puse furiosa con mucha rabia solo de imaginarlo, y sentí extrañeza del escritor hasta una falta de respeto. Sin embargo continúe leyendo e imaginando mi papel de madre y de suegra, aclaro mi niña apenas cumple 11 años pero el relato me llevó a escenarios de los jóvenes y hombres conquistando la niña y yo de suegra, pues no resultó difícil sentir el calor las cosquillas y el flujo saliendo de mi intimidad. Ahí comienza otro capítulo donde esa rabia inicial se vuelve placer, y agradecimiento por esas letras bien escritas por este hombre que se propone hacernos el amor a su antojo.
    Gracias mi señor.

    ResponderBorrar