miércoles, 18 de junio de 2025

123. Con mi madre caliente y chateando con mi tía 1

Hace unos meses atrás estaba conversando con mi madre sobre algunas cosas que me inquietaban, papá hace rato que se había ido de la casa, ella estaba sola, no tenía novio, pareja o quien le quitara las ganas de sexo. Ella es una mujer que pasa la barrera de los cuarenta pero es una mujer que roba miradas por dónde anda, incluso es blanco de piropos un tanto indecentes pero no parece si quiera inmutarse, es como si le diera igual. Entonces, en esa charla le pregunté: “¿Qué pasa mamá? ¿Cómo no tienes novio?”. Sonrió y respondió: “No tengo novio porque no quiero problemas con hombres celosos” –dijo ella. “Ten en cuenta que cualquier hombre quisiera estar contigo” –le dije. “Sí, pero yo no soy mujer para cualquier hombre” –contestó en tono serio. “¡Eh, no te enojes! ¡Solo es un comentario!” –le dije. “Lo sé, pero no estaría con cualquiera solo por pasar la calentura” –dice ella con una sonrisa. “Mamá, eso no tienes que decirlo, te conozco y sé que eres una mujer que no se iría con el primer idiota que te dijera algo” –le contesté. Seguimos la charla y le dije: ¿Te parece si tomamos algo? Total, solo serán un par de tragos”. “Bueno, escoge tú” –me dice. Como sé que a ella le gusta beber vino, preparé dos copas para deleitarnos y disfrutar de la conversación. A medida que bebíamos le dije a mi madre: “Yo sé que no eres mujer para cualquiera, pero siempre que te veo me imagino lo mucho que alguien pudiera disfrutar”. “¿Por qué lo dices?” –me pregunta. “La respuesta es obvia, es cosa de que te mires al espejo. Ven, sígueme” –le respondí. Nos paramos frente a un espejo que hay en sala y le dije: “Mírate, estás preciosa. Tu cuerpo es brutal, bien definido”. “¡Ay, las cosas que dices! Vas a hacer que me sonroje” –dice ella.

La miraba con deseo, ella se quedó frente al espejo viendo su reflejo. “¡Date una vuelta mamá! ¡Déjame verte bien!” –le dije. No sé si eran los efectos del vino pero ella se dio una vuelta frente a mí, despacio como si no quisiera que me perdiera ningún detalle. “¡Eres una mujer preciosa!”. Mi madre me mira y me pregunta: “Nico, ¿hasta dónde quieres llegar?”. “Dejemos que las cosas fluyan” –le contesto. Me acerco por detrás y la tomo de sus caderas. Ella dio un pequeño saltito de susto y le susurro al oído: “Tranquila mamá, no te asustes”. Mis manos siguieron bajando hasta el comienzo de sus muslos, luego subieron lentamente hasta posarse en sus tetas. “¡Ay, hijo! ¡Por favor!” –me dice ella. “¿No te gusta que agarre tus pechos?” –le pregunto. Ella guardó silencio. “Dime si te gusta o no” –le dijo. “¡Sí, me gusta! Es que tengo miedo de que todo se nos vaya de las manos” –me responde. Mis manos bajaron los tirantes de su vestido y se deslizaron por encima de su ropa interior, podía sentir como sus pezones se ponían duros. “¡Ay, Dios mío!” –dice ella. “Dios no está aquí, solo tú y yo” –le digo. La volteo y ella me abraza del cuello, sus brazos me rodean y me embriago con el olor de su perfume. “¿Qué piensas hacer?” –me pregunta. No le respondo nada, solo dejo que mis labios se posen en los suyos y nos besamos, entre más segundos pasaban más intensos se hacían nuestros besos, nuestras lenguas se retorcían en nuestras bocas en una danza frenética de morbo y lujuria. Con la calentura a mil la empiezo a desnudar en la sala, la llevé al sofá y ella se tumbó en él, abrió sus piernas y me mostró su hermosa vagina depilada, húmeda y dispuesta para hacer cuanto se me ocurriera.

Tomé mi celular y llamé por video a mi tía Ximena, le dije: “¡Quiero mostrarte algo!” –le digo. En la pantalla mi tía me pregunta su puedo escuchar audios, le respondo que sí. Mi madre se sorprendió al escucharla, se rió con nerviosismo pero con excitación. “¡Estoy sola en mi cuarto, tu tío no está!” –me dice la tía Ximena. “¡Ay tía, me encanta saber eso!” –le contesto. “Mira” –dice ella, en primer plano aparecen las dos hermosas tetas de mi tía acariciándolas. “Mira como me tienes, estoy muy caliente” –me dice Ximena. Estaba completamente desnuda, de pronto la llamada se desenfoca y tengo un primer plano de su vagina y sus dedos recorriéndola. En ese momento la llamada se corta y sin dudarlo me tiré sobre mi madre y le empecé a chupar las tetas y a besarla. Su respuesta fue breve y concisa: “¡Sí, chúpamelas!”. Sus pezones estaban durísimos, se los mordía con perversión arrancado deliciosos gemidos de placer. Besaba su boca, ella me correspondía con perversión, dejaba caer saliva, lo que la hacía verse sucia, pero sobretodo caliente. Realmente estaba muy caliente y quería dejar a mi tía de lado para cogerme a mi mamá, pero sabía que este juego era tan excitante y morboso, que no quería abandonarlo.

Mi mano se deslizó a su vagina, estaba mojada por completo, caliente, deseosa. Me dice: “Llama a Ximena otra vez”. La llamé y le dije: “Ahora quiero que veas lo que iba a mostrarte hace rato”. Los ojos de mi tía se llenaron de curiosidad y excitación. Le mostré a mi madre desnuda en el sofá con las piernas abiertas y jugando con su clítoris como una niña traviesa. “¡Ay Nico, me gusta mucho este juego!” –dice mi madre. Al otro lado de la pantalla la concha de Ximena era una piscina de fluidos, la muy sucia se estaba cogiendo con una zanahoria que había sacado del refrigerador. “A mí también me gusta este juego” –le dije a mi madre y la besé otra vez. Sus carnosos labios eran suaves, sensuales y perversos. Acomodé el teléfono para que Ximena al otro lado no se perdiera detalles. Entonces, me metí entre sus piernas recorriendo su vagina con mi lengua y lamerla con devoción. “¡Ay, Nico, qué rica lengua tienes!” –decía mientras masajeaba su clítoris con lujuria. “¡Voy a acabar, estoy muy caliente!” –gritaba mi madre de placer. “Hazlo en mi boca mamita” –le dije. “¡Ah, Dios mío! ¡Qué rico! ¡Así hijo, sigue!” –gemía en ese instante. Mi madre se convulsionada de placer apretando mi cabeza en su concha que palpitaba de placer. Los gemidos de mi tía se escuchaban al otro lado de la pantalla tan intensos como los de su hermana. “Mira lo que caliente que está Ximena” –me decía. “Sí, estoy muy caliente viéndolos. ¡Qué ganas de estar ahí!” –decía mi tía. Acomodé mi verga en la entrada de la vagina de mi madre y le digo: “Yo sé que estás caliente Ximena, pero ahora vas a ver como disfruta la putita de tu hermana”. Le metí la verga hasta el fondo, mamá me atrapó con sus piernas y me decía: “¡Ah, sí, cógeme! ¡Qué la putita de mi hermana vea como me vas a hacer gritar de placer”. Tan caliente estaba, que le dije a mi tía: “Sigue cogiéndote con la zanahoria como si te estuviera metiendo la verga y quiero que acabes como lo hará la puta de mamá”. “¡Ah, sí, cógeme! ¡Cógeme!” –me pedía mi madre. Ella estaba al borde del orgasmo y mi tía observando cada detalle que la pantalla de su celular le mostraba. Ximena se tocaba como loca y gemía con lujuria viendo coger a mi madre. Yo no quería acabar tan pronto y empecé a moverme con delicadeza. “¡Tía, quiero que acabemos juntos!” –le dije mirando la pantalla. La respuesta de mi tía no se hizo esperar: “¡Ah Nico, sí quiero!”.

Los tres estábamos demasiado calientes que no nos importó nada. Ximena se masturbaba perversamente y yo le daba verga a mi madre con total descontrol, los gemidos de ambas eran deliciosos aunque una estaba al otro lado de la pantalla era como si estuviera presente en esa escena pecaminosa. Solo fue cosa de minutos y las dos estaban gimiendo como locas por el orgasmo que las golpeaba con olas de placer, también yo acabé dentro de mi madre dejándola llena de semen. Fue un momento sublime, lleno de perversión y de lujuria. Nos quedamos tendidos en el sofá por un buen rato pensando en lo que había pasado y lo mucho que nos calentó ver como mi tía nos miraba. Aunque para mi madre no fue sorpresa saber que algo pasaba entre Ximena y yo, ya que tuvo una leve sospecha de que en algo andábamos. Nos despedimos de mi tía y obviamente nos agradeció hacerla parte de ese perverso juego. Al otro día yo seguí con mi rutina normal, me fui a la universidad pero no podía quitarme de la cabeza lo que había pasado en la noche con Ximena y mi madre, tal vez las cosas se hayan salido de control, pero no puedo negar que mi madre es una mujer bellísima y que sabe cómo complacer. Ximena también sabe muy bien como complacerme y hacerme enloquecer, no en vano llevamos tiempo cogiendo, pero a mamá sabía nuestro secreto. Ese no es el problema, el problema ahora es separar tiempo para estar con Ximena sin que se ponga celosa. Sabía en parte que la situación se complicaría un poco, pero siempre hay algo en mente con lo que se puede salir de un mal paso.

Cuando llegué a casa esa tarde me quedé esperando a mi madre, cuando llegó nos saludamos con un cálido beso, que nos encendió a ambos. Le dije que fuéramos al cuarto. “¿Qué tienes en mente ahora?” –me preguntó. La miré con perversión y le respondí: “¡Quiero que te quites la ropa y te quedes solo en tanga!”. Sonrió con la misma perversión con la que yo le hablé y poco a poco se quitó la ropa. Era simplemente bella, su cuerpo sensual quedando al descubierto ante mí era un deleite para mis incestuosos ojos. “¿Qué más quieres que haga?” –me pregunta con tono sensual. Mi primera respuesta fue: ¡Chúpamela!”. Con cara de niña traviesa se sube a la cama gateando hasta llegar a mi entrepierna, soltó mi cinturón y sacó mi verga que ya estaba tiesa, al sentir sus carnosos labios envolviendo mi glande gemí con placer al sentir como lentamente se deslizaba hasta la base. La tragaba entera y la sacaba llena con su tibia saliva, en verdad era alucinante. Luego de que mi madre estuviera con la verga en la boca, le dije que se volteara mostrando sus nalgas. Tomé mi celular para grabar un video y mandárselo a Ximena. Me empecé a masturbar y a grabar. Le mandé a mi tía el video pajeándome y de fondo se veía el culo de mi madre con su tanga metida entre esas ricas nalgas. La respuesta de ella no se hizo esperar. “¡Ah, Nico! ¿Te estás pajeando al lado de mi hermana? ¡Eres un hijo de puta!” –dijo por audio. Seguí grabándome y le dije: “Sabes que tu hermana es igual de puta que tú y me calienta” –le decía. Podía escuchar a mi madre gemir, ya que estaba pajeando dándonos la espalda. “¡Oh, qué rico lo deben estar pasando!” –me dice en otro audio. “¡Sí, pero más rico lo pasaríamos si estuvieras aquí!” –le dije por audio. “¡Sería muy rico!” –dice ella. Ya no me pude resistir más y la llamé por video para ver que estaba haciendo, la muy zorra se estaba pajeando con nosotros, tenía su concha mojada y abierta, ya que tenía varios dedos dentro. “¡Me vas a hacer acabar pervertido!” –me dice.

Le dije a mi madre que se pusiera boca abajo, ella obediente lo hizo. Le pasé la verga por las nalgas mientras me pajeaba. “¡Ah, Nico que caliente estoy!” –dice mi madre. “¡Me encanta el culo de mi madre como el tuyo tía” –le dije. “¡Ah que perverso! ¡Le estás pasando la verga a tu madre por las nalgas!” –me responde. “¡Sí tía, como te gusta que lo haga contigo!” –le dije. “¡Ah, como me calientas sobrino!” –me dice Ximena. Mi mamá estaba en llamas. Se la notaba colorada y excitada con los comentarios míos y de su hermana. Ahora ella escuchaba a su hermana y se calentaba como nunca. Sin que yo se lo pidiera se dio vuelta y empezó a chuparme la verga. Fue un acto libidinoso, por lo impulsivo me daba cuenta de que mi madre estaba dispuesta para hacer cualquier cosa. “¡Qué rico se la come!” –me dice Ximena sin perder detalle y gimiendo luchando para no acabar aun. “¡Ay, Nico! ¡Qué rica verga tienes!” –decía mi madre y después tragársela completa.  Era hermoso escuchar a mi madre decir la palabra “verga” y sobretodo que diga lo mucho que le gusta chupármela. Ximena al ver como mi madre me la chupaba con tanta calentura siguió pajeándose de lo lindo, cuando estaba envuelta en intensos gemidos, me dice; “¡Ah, qué perverso y calentón que eres! ¡Me tienes en llamas Nico! ¡Qué caliente seria que le pases la verga por la cara a tu mamá!”. Como mi madre podía ver y escuchar a mi tía, no dudo en pasar mi verga por su cara, la mirada de sus ojos era llena de perversión, con mucha lujuria, me calentó demasiado ver como lo hacía. Mi madre se pegaba a mi lado y sus tetas descansaban sobre mi muslo mientras me la chupaba, eso  me calentaba aún más. Estaba serio y excitado viendo a Ximena por la pantalla y teniendo a mi madre devorándose mi verga. También se pasó mi verga por los labios y después pasaba su lengua desde la base al glande, mi calentura ya era demasiada y se unía a mi perversión sin medida.

Luego le dije a mi madre que se hiciera la tanga a un lado y se montara encima de mí, lentamente empezó a bajar, mi verga se encajaba de manera perfecta en su ardiente vagina. “¡Ah, hijo, qué rico!” –decía empezando a moverse despacio. Pronto sus deliciosos gemidos se empezaron a escuchar y a encender más la calentura de Ximena que la veía moverse encima de verga. “¡Ay Nico, qué caliente me tienes! ¡Ah, esa puta de tu madre te está cogiendo rico!” –decía Ximena tocándose y haciendo que su concha chorreara mucho más. “¡Ah, estoy a punto de acabar! ¡Estoy acabando ahora como una puta!” –decía Ximena retorciéndose en la cama. “Sí, hermana acaba como la putita que eres!” –le decía mamá entre gemidos. “¡Ah, sí ¡ ¡Me siento muy puta viéndolos y tocándote, pero no doy más de lo que caliente que estoy. ¡Me gustaría ser yo a quien se está cogiendo Nico!” –decía Ximena jadeando como endemoniada. Mi madre pidió que me la cogiera con fuerza, le calentaba saber que su hermana la estaba viendo cogiendo conmigo y ambas lo disfrutaban de manera perversa.

En medio de la perversión con mi madre, me pidió que la cogiera hasta hacerla acabar. “No, espera –le dije. “¿Qué vas a hacer ahora?” –me preguntó. “¡Ponte boca abajo!” –le dije. “¿Qué me vas a hacer?” –pregunta. “Sabes perfectamente lo que voy a hacerte” –le respondí. Ximena no se perdía detalle al otro lado de la pantalla. Dejé el celular a un lado y me dediqué solo a lamer el culo y las nalgas de mi madre, ella estaba excitada y tenía ganas de que me la cogiera, este juego la calentaba, pero más la calentaba sentir mi verga dentro de ella. Yo me acomodé entre sus piernas y con mi verga comencé a pasarla por sus nalgas, quedando el celular puesto para que mi tía viera toda la escena. Ahora con mi mano con mi mano acariciaba su apetitoso culo, se veía realmente hermoso, era un espectáculo macabro e incestuoso que invitaba al pecado. Pasé uno de mis dedos por su agujero, mamá gimió deliciosamente y yo sonreí. Al rato dijo mi tía: “Estoy tan caliente que me gustaría verte cogiendo con mi hermana”. También me gustaría cogerte a ti también Ximena” –le dije. Le dije a mi madre que se pusiera con el culo para un lado, haciéndole un primer plano a su concha desnuda. La cara llena de morbo de Ximena y sus dedos jugando en un ritmo frenético en su clítoris, eso sumado a sus gemidos, se encendía aún más el ambiente. “¡Ah, creo que voy a acabar otra vez!” –dijo Ximena. Ahora con mi verga tiesa la metí entre las nalgas de mamá recorriendo su concha y su culo. Le dije casi susurrando a Ximena: “La puta de tu hermana está muy mojada y en cualquier momento mi verga se clava en alguno de sus agujeros”. “¡Qué rico! ¡No deberías hacerla esperar más y cógetela de una vez!” –dijo mi tía. Ya sin poder resistirme más a la tentación le hundí la verga en ese agujero apretado de su culo. “¿Y si se lo hago realidad?” –le dije ahora en un tono más fuerte para que sepa que iba en serio y que no me importaba que mi madre me escuche. “Es muy fuerte, pero me calienta mucho” –me dijo mi tía. Ahora empujé y mi verga se deslizó en el hueco que se formaba. “Ximena mi mamá está muy mojada, si me muevo un poco creo que se la meto” –le dije. “¡Ay Nico!” –dijo Ximena. Mi madre hizo un movimiento y mi verga quedó en la entrada de su concha. “Se la voy a meter, Ximena, no me importa nada” –le dije. “¡Ay sí, cógetela!” –me respondió.

Mi glande se metía lentamente, mi tía no dejaba de mirar ni de pajearse, estaba tan caliente viendo como me iba a coger a mi madre, era tanta la calentura que tenia Ximena al otro lado de la pantalla que gritaba como endemoniada, ya no jadeaba, estaba totalmente presa de la imagen morbosa que le estaba mostrando. Mamá susurraba haciéndose la dormida, pero estaba disfrutando de como mi verga invadía su mojada concha. Empecé a empujar y mi verga desaparecía en la vagina de mi madre, ella empezó a moverse despacio. Yo acompañaba esos movimientos y ubicaba mi teléfono para que mi tía tuviera el mejor plano. “Ah, Nico, mira como estoy de mojada. Me tienes caliente y la zorrita de mi hermana no se da cuenta que te la estás cogiendo” –decía mi tía. Pude ver sus dedos empapados y se los mostré a mi mamá. La calentura que teníamos los tres era sublime. Me empecé a mover un poco más rápido, el placer que sentía al entrar y salir de la apetitosa vagina de mi madre era tan perverso pero a la vez divino. “¡Ah, que rica se siente la concha de mi mamá!” –le dije a Ximena. “¡Ah, sí, qué rico!” –decía mamá gimiendo casi de manera imperceptible y moviéndose lentamente. “¡Se está moviendo!” –decía mi tía incrédula.

Creí que llegaba el momento de develar la situación y subí con la cámara a la cara de mi mamá para que Ximena la vea Mi madre abrió los ojos lentamente y miró la cámara del celular y con una leve sonrisa dijo haciéndose la somnolienta: “¡Ah! ¿Qué estás haciéndome Nico?”. “Te estoy cogiendo, mamá” –le respondí. “¡Ay, sí, se siente rico!” –dijo gimiendo. “¿Te gusta?” –le pregunté. “¡Sí, mucho! ¡Me gusta que me cojas y que Ximena vea como lo haces me calienta más!” –respondió. “¡Malditos! ¿Estaban de acuerdo?” –dijo Ximena sin dejar de tocarse. “Claro, que sí, hermana y por lo que veo te gusta mirar. ¡No te imaginas lo rico que coge Nico!” –le dice sonriendo de manera maliciosa. “¡Uy, que perversos! Sigan que ya estoy a punto de acabar” –dijo mi tía. “¡Cógeme, hijo! démosle en el gusto a tu tía. En ese momento la perversión fue tal que los tres a la vez acabamos en el más perverso de los orgasmos. Sabiendo que esto no sería solo cosa de una noche, sino que se repetiría en más ocasiones.

 

 

 

Pasiones Prohibidas ®

2 comentarios:

  1. Un delicioso relato lleno de lujuria y placer que q rico como siempre exquisito relato Caballero

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  2. Ojalá y sea un relato verídico, y si es así que rico y sexxy mamá y tia

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